África es el continente más pobre. En su interior acoge a 12 de los 18 países con más necesidades del mundo. Pero lo realmente llamativo es que, lejos de mejorar, la situación de todos ellos se ha agravado desde 1990. Las organizaciones humanitarias y los organismos oficiales advierten una y otra vez de la situación de crisis que afecta a muchas regiones, pero los fondos de ayuda al desarrollo no terminan de alcanzar la meta del 0,7%. En África Subsahariana, concretamente, la situación es muy preocupante a pesar de que las partidas destinadas a esta zona por las ONG de Desarrollo (ONGD) aumentaron considerablemente en 2005. Fue la segunda área geográfica a la que se destinó más dinero para la realización de programas. Enfermedades, hambre, falta de agua e infraestructuras sanitarias deficientes son sólo algunas de las carencias que padecen, a día de hoy, millones de personas.
Insuficiente ayuda al desarrollo
A pesar de ser un continente rico en recursos naturales, África depende, en cierto modo, de la caridad del resto del planeta. Enfermedades, guerras o hambruna son sólo algunas de las fotografías más habituales de esta parte del mundo. El Informe sobre Desarrollo Humano 2005 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) reconocía hace dos años que se han producido “avances generales de importancia” en todo el mundo, pero que 18 de los países más pobres -12 de ellos localizados en África Subsahariana- han empeorado sus niveles de ingresos, esperanza de vida y educación con respecto a 1990, cuando se publicó el primer Informe sobre Desarrollo Humano. Sudáfrica, por ejemplo, ha descendido desde entonces 35 lugares en la clasificación del Índice de Desarrollo Humano (IDH), mientras que Botswana ha bajado 21 puestos. Además, el último lugar de la clasificación es para otro país africano: Níger.
La situación en esta última zona es caótica: infraestructuras precarias, fuerte discriminación hacia las mujeres, tensiones en Chad, gran dependencia del sector primario… Precisamente, España cuenta con un Plan de Actuación Especial 2006-2008 para Níger, cuyo objetivo global es que todas las actuaciones y acciones de la cooperación española contribuyan “a reducir la vulnerabilidad de la población nigeriana a través de iniciativas que promuevan el desarrollo rural sostenible, la mayor cobertura de las necesidades básicas y el aumento de la capacidad de las mujeres”. Además, el Gobierno presentó en 2006 el Plan África , que pretende conseguir hasta 2008 el desarrollo del África subsahariana y el control de la inmigración irregular.
En el plano mundial, el informe de la ONU aboga por cambios drásticos y rápidos en las políticas de ayuda, comercio y seguridad
En el plano mundial, el informe de la ONU también aboga por “cambios drásticos y rápidos” en las políticas de ayuda, comercio y seguridad. En este sentido, recuerda que desde 1990 los países en desarrollo representan más de la mitad de todos los conflictos armados. Sólo en África, se concentra casi el 40% de las guerras. De ellas, la crisis del Chad está siendo una de las más preocupantes, con unas 375.000 personas refugiadas o desplazadas. Intermón Oxfam ha criticado recientemente a los países donantes “por su débil respuesta a la crisis humanitaria en Chad” y les ha exigido una mayor generosidad para atender la petición de Naciones Unidas y contribuir con 127 millones de euros. Hasta el momento, este fondo apenas ha recibido 58 millones. Según la ONG, España es uno de los países que todavía no ha aportado su parte (4,2 millones).
Ante estos datos, parece claro que los gobiernos deben aumentar las cantidades destinadas a ayuda al desarrollo, pero también la calidad de las mismas. Esto significa que los fondos que se invierten en estos países deben ser capaces de conseguir avances en los principales problemas. Tan importante es la cantidad que se dona, como los resultados. Es necesario que el emblemático 0,7% deje de ser una reivindicación para convertirse en una realidad y que la inversión en los países en desarrollo se acompañe de dos elementos: una buena planificación y una adecuada coordinación entre los donantes y sus objetivos.
La aportación de las ONGD
La imagen más conocida de África es la de la extrema pobreza, sobre todo, en África Subsahariana. Quizá por ello los esfuerzos de las ONG de Desarrollo (ONGD) se han centrado en los últimos años en esta zona. El Informe 2006 sobre el sector de las ONGD, publicado por la Coordinadora de ONG de Desarrollo de España (CONGDE) con datos referidos a 2005, destaca que la región de África Subsahariana fue ese año la segunda área geográfica a la que se destinó más dinero para la realización de programas, mientras que la primera fue América del Sur y la tercera (antes segunda) América Central y del Norte. Además, las ONGD incrementaron sus recursos económicos en más de un 20% gracias a un mayor número de apoyos periódicos (socios y socias) y a una subida en las donaciones particulares.
En concreto, en 2005 las ONGD españolas destinaron a África Subsahariana el 28% (89,29 millones) de los fondos destinados a proyectos. Destacó el aumento de fondos en Mozambique (13,25 millones), que pasó del décimo puesto al séptimo; Angola (7,03 millones), que ocupó la decimotercera posición; y Tanzania (5,53 millones), que se situó en la decimoquinta. Coincide que el Índice de Desarrollo Humano de estos tres países fue también uno de los más bajos, al no alcanzar el 0,5 en ninguno de los casos, y que todos ellos están considerados Países Menos Adelantados, según la valoración del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD).
Respecto a los factores que influyen en la elección del destino de los fondos, uno de los de mayor calado es la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Su cumplimiento tiene como horizonte el año 2015 y África Subsahariana es “la zona geográfica con el índice de desarrollo más bajo y que presenta las mayores dificultades para alcanzarlos”, recuerda el informe de la CONGDE. En concreto:
- De los 50 países que retroceden en al menos uno de los Objetivos, 24 se encuentran en África Subsahariana.
- De los 47 millones de niños y niñas que en 2015 seguirán, previsiblemente, sin asistir a la escuela, 19 millones de ellos residirán en África Subsahariana.
- De los más de 2.000 millones de personas que no contarán con saneamiento adecuado en 2015, la mayoría habitará en África Subsahariana.
Principales necesidades del continente
Los conflictos y necesidades de África son múltiples. En el caso de la crisis del Chad, Intermón Oxfam trabaja en la zona para facilitar el acceso a agua potable de la población. Se estima que cada persona requiere 15 litros al día, pero en algunas regiones apenas se pueden garantizar cuatro litros diarios. La financiación internacional a los programas de agua y saneamiento ha disminuido un 5% en los últimos diez años y la mala calidad del agua da origen a la desnutrición, segunda causa de mortalidad infantil en el mundo.
Otra de las prioridades es la mejora de las condiciones sanitarias a través de la construcción de letrinas familiares que eviten la propagación de epidemias. Sólo la malaria provoca la muerte de un millón de personas en todo el mundo y el 75% de las víctimas son los niños y niñas de África. Cada 30 segundos se produce una muerte infantil por esta enfermedad, según datos de Médicos Sin Fronteras (MSF). La delegada en el País Vasco de esta organización, Alma Saavedra, explica que esta situación se produce, en la mayoría de los casos, por la falta de acceso a tratamiento. “Son enfermedades olvidadas que se dan en países de rentas bajas y, por lo tanto, no interesan a la industria farmacéutica”, lamenta. De hecho, algunos tratamientos datan de los años 60, lo que explica su ineficacia y la dificultad para hacer frente a nuevas cepas.
Sólo la malaria provoca la muerte de un millón de personas en todo el mundo y el 75% de las víctimas son los niños y niñas de África
La tuberculosis y el VIH son otras enfermedades a las que se intenta hacer frente, “pero el problema es de tal dimensión, que también cuesta superarlo”, subraya Saavedra. “No hay suficientes medios para tratar a los enfermos de sida y, cuando hablamos de niños, la situación se agrava, porque en Occidente no hay niños con sida y los fármacos para atender esta enfermedad no se investigan”, añade. La situación de la población civil es muy preocupante, ya que, ante un conflicto, casi siempre es la gran perdedora. Además, la violencia que se da en algunas zonas hace que los equipos sanitarios se vean obligados a abandonarlas y que los pacientes tengan que recorrer muchos kilómetros hasta llegar al hospital más cercano, que no siempre cuenta con los servicios necesarios para atenderlos.
En otras zonas como Mauritania, Acción contra el Hambre (ACH) denuncia que la inseguridad alimentaria afecta al 10% de la población nacional. Sólo en la región sureña de Gorgol, donde centra sus esfuerzos, el 15% de los niños menores de cinco años padece desnutrición aguda, “una cifra que alcanza el umbral crítico establecido por la Organización Mundial de la Salud”. Las guerras suelen acabar con los cultivos y el ganado de las zonas en conflicto, lo que dificulta la supervivencia de la población que depende del sector primario. “Por otra parte, grandes superficies cultivables están aún plagadas de municiones sin explotar”, denuncian desde ACH.
Por último, la inmigración es otro de los problemas de África. La falta de esperanza por un futuro mejor lleva a muchas personas a huir de sus lugares de origen y buscar una oportunidad en los países desarrollados. Esto genera una escasez de mano de obra y la fuga de cerebros que, aunque no siempre son valorados en su destino, podrían ayudar a mejorar la situación del continente africano.