Un psicólogo es un profesional de la salud al que no solo se acude en situaciones extremas. Hay muchos momentos de la vida en los que una visita a este especialista puede ayudar a sentirse mejor y a resolver problemas. ¿Cuáles? ¿A qué señales hay que prestar atención para plantearse ir a un psicólogo? A continuación se detallan algunas situaciones en que este experto puede servir de gran ayuda.
Una salud mental (pensamientos, sentimientos y conductas) en buena forma conduce a una autopercepción positiva y a relaciones satisfactorias con el entorno, ayuda a tomar buenas decisiones y afrontar los retos de la vida en todos sus ámbitos. Sin embargo, se estima que cerca del 9% de los españoles sufre síntomas relacionados con problemas mentales. De hecho, algunos estudios señalan que un tercio de la población padecerá algún tipo de desorden mental durante su vida. Y aquí se incluyen trastornos como el trastorno bipolar, de ansiedad o depresivo, consumo de sustancias tóxicas, hasta síntomas que a simple vista pueden parecer más leves (como el estrés, la baja autoestima o la timidez extrema) pero que también pueden hacer mella en la calidad de vida de los afectados y, a menudo, en su entorno allegado.
5 razones para acudir a un psicólogo
La efectividad de todo el proceso psicoterapéutico depende de la implicación y la complicidad entre persona y psicólogoEl problema estriba en ser consciente de que se necesita ayuda. Cuando alguien se fractura un hueso, de inmediato acude al médico. Por lo general, pocas dudas hay al tener que tomar tal decisión. Pero no sucede lo mismo cuando se está delante de una cuestión que afecta a la esfera mental. Todavía hoy existen mitos y falsas ideas de qué es y para qué sirve la psicoterapia. Tanto, que aún cuesta considerar este método para tratar determinados problemas.
Entonces, ¿cómo saber que es necesario buscar la ayuda de un psicólogo?Desde la Asociación Americana de Psicología (APA) señalan cinco razones para acudir a la consulta de un psicólogo:
- 1. Cuando invade una sensación abrumadora y prolongada de indefensión, tristeza, apatía, falta de ilusión o sensación de que la vida no tiene sentido.
- 2. Ante la sensación de que los problemas no mejoran a pesar de los esfuerzos y de la ayuda de familiares y amigos.
- 3. Cuando resulta difícil concentrarse en las tareas laborales o realizar otras actividades cotidianas.
- 4. Si se vive con una constante sensación de nerviosismo y de preocupación excesiva, esperando que suceda lo peor.
- 5. Cuando se cometen acciones nocivas, como beber alcohol de forma exagerada, consumir drogas o ser agresivo, que le perjudica a uno mismo o a los demás.
¿Cuál es el objetivo del tratamiento psicológico?
Pero, ¿qué busca el tratamiento psicológico? La intervención del profesional persigue eliminar el sufrimiento del afectado y enseñarle las habilidades adecuadas para hacer frente a los diversos problemas de la vida cotidiana: síntomas o trastornos mentales, falta de habilidades psicosociales, problemas de relación de pareja, consejos para progenitores con adolescentes con problemas de conducta, etc.
Difiere del tratamiento tradicional médico, ya que es necesario que el afectado actúe de manera activa con el psicólogo. Desde la APA apuntan que una parte muy importante de lo que hace que la psicoterapia dé resultado es la relación de colaboración de ambos actores, denominada alianza terapéutica.
Uno de los aspectos que puede frenar a algunas personas es el tener que compartir con el especialista aspectos íntimos. Pero esto no es de obligado cumplimiento en la primera cita: el qué y el cuándo es una opción personal. Sin embargo, es fundamental tener en cuenta que la efectividad de todo el proceso depende de la implicación y la complicidad que nazca entre persona y especialista: cuánto más franco y honesto pueda ser el afectado sobre sus pensamientos y comportamiento más íntimos, mejor.
Y como cambiar comportamientos es complicado, la práctica se hace indispensable. Es muy fácil recaer en viejos patrones de pensamiento y conducta y, por ello, son aspectos que deben mantenerse alerta: es esencial poner atención en las reacciones ante las situaciones y las personas, echar mano de lo aprendido en la consulta y aplicarlo en la vida real y comentarlo de nuevo con el especialista en la siguiente sesión. Solo a través de esta práctica se consiguen arraigar los logros y, una vez finalizado el tratamiento, mantener los avances.
La interpretación (valoración subjetiva) que cada persona haga de una situación determinada establecerá en gran medida la intensidad de la reacción de ansiedad: cuanto más amenazantes sean las consecuencias y cuantos menos recursos disponga el individuo para hacerle frente, mayor será esta reacción. Pero la ansiedad no es solo una reacción emocional, sino que también puede ser un rasgo de personalidad. Antonio Cano, doctor en psicología y presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), explica que, en este caso, la ansiedad forma parte de las características de la personalidad estable en el tiempo y ante diversas situaciones. Este rasgo puede ser el resultado de las diferencias individuales en la frecuencia y en la intensidad con que los estados de ansiedad se han presentado en el pasado y en la probabilidad con que tales estados serán experimentados en el futuro. Las personas más ansiosas tienen un marcado rasgo de ansiedad y tienden a señalar un gran número de situaciones como peligrosas o amenazantes, además de a responder con estados de ansiedad de gran intensidad.