Si ya se tiene un préstamo personal barato, la mitad del trabajo ya está hecho, pues así uno ya se asegura de que el crédito elegido es el mejor del momento. No obstante, hay que tener en cuenta otros factores que, aunque puedan parecer que son ventajas adicionales que ofrecen los bancos junto con este producto financiero, en realidad harán pagar de más. Aplicar estos tres trucos confirmará estar abonando lo mínimo por la financiación que se ha contratado.
1. Acortar el plazo lo máximo posible
El tiempo durante el que se está devolviendo el crédito afecta directamente a los intereses que se pagará por el dinero prestado. Así, una cuota demasiado baja en el crédito, aunque resulte mucho más cómoda de asumir económicamente, hará que se termine abonando de más. Para verlo de manera más clara no hay más que imaginar un préstamo de 6.000 euros al 8% a devolver en 24 meses, el cual tendría una cuota de 271 euros y generaría 512 euros en intereses. En cambio, el mismo préstamo a reembolsar en 12 meses tendría una cuota más alta, 522 euros al mes, pero solo generaría 263 euros en intereses. Por ello, mientras más corto sea el plazo, menos se pagará.
Para elegir el plazo más adecuado a una situación económica concreta, se debe elegir la cuota máxima que el nivel económico personal permita. Así, el usuario se cerciorará de reembolsarlo en el mínimo tiempo posible sin desequilibrar las finanzas personales.
2. No financiar las comisiones
Si el préstamo contratado tiene comisiones, deben pagarse junto con la primera cuota de reembolso. Este gasto de más supone un gran esfuerzo económico para muchas personas y, conscientes de ello, muchas entidades ofrecen la posibilidad de financiarlas. Esto significa que se podrán abonar las comisiones poco a poco junto con las cuotas mensuales. No obstante, financiar las comisiones supone que también se generarán intereses sobre este gasto, ya que sería como si se ampliase el capital solicitado en el préstamo.
Si bien los intereses de más que se produzcan no cambiarán de forma radical el coste del préstamo, sí que se tendrá que valorar si vale la pena realizar el esfuerzo económico al comienzo para evitar este gasto adicional.
Imagen: Ciao Triana
3. Evitar la carencia siempre que sea posible
El tercer truco para ahorrar en intereses es evitar las carencias a toda costa. Una carencia es un periodo de tiempo, entre uno y doce meses por lo general, durante el cual no se abona la cuota mensual (carencia total) o solo se pagan los intereses (carencia parcial). Se puede ofrecer al comienzo de la vida del crédito, aunque en ocasiones también se puede solicitar a mitad del plazo de reembolso para obtener unos meses de respiro.
Pedir una carencia en el préstamo puede parecer una opción muy cómoda para no tener que empezar a pagar al inicio del proyecto que se está llevando a cabo. No obstante, durante el tiempo de la carencia se seguirán generando intereses sobre el capital a deber, el cual cada mes aumentará por la suma del principal y los intereses ya devengados. Además, con una carencia, el plazo se alargaría, por lo que un periodo más largo equivale a un coste mayor. Por eso lo mejor es evitar las carencias siempre que sea posible.
Un escenario donde la carencia puede ser una buena alternativa es si se prevé que se puede caer en un impago, ya que el gasto de más de una carencia siempre será menor al de las penalizaciones por impago.
En definitiva, buscar un préstamo sin comisiones (o no financiarlas si las tiene), elegir una cuota no demasiado baja para que el plazo no se alargue demasiado y estar por completo seguros de poder hacer frente al reembolso para evitar una carencia son los pequeños trucos que se pueden aplicar para no pagar de más por la financiación que se contrate.