La menopausia aparece, por lo general, entre los 48 y los 54 años de edad. Este momento de la vida se caracteriza por el cese de la menstruación y representa el final del periodo fértil. Los expertos recuerdan que, si bien no es una enfermedad, sí provoca en muchas mujeres síntomas molestos. Uno de ellos es la sequedad vaginal (81%), seguido de la dispareunia o dolor en las relaciones sexuales (25%). En este artículo se explica qué es la sequedad vaginal y cómo afecta en las relaciones sexuales.
Menopausia y sequedad vaginal
La menopausia se produce porque la mujer empieza a perder, de manera progresiva, su función ovárica y disminuye la producción de hormonas femeninas, los estrógenos y la progesterona. Según la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), este periodo se caracteriza por la presencia de cambios endocrinológicos.
Uno de los síntomas más comunes durante este tiempo es la sequedad vaginal provocada por la falta de estrógenos y aparece entre uno y seis años después del inicio de la menopausia, según datos de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). Durante la menopausia también se reduce la cifra de hormonas androgénicas, responsables del deseo sexual. Esto se traduce, según la AEEM, en una menor lubricación y mayor sequedad de la mucosa vaginal, lo que incrementa la dificultad de la mujer para mantener relaciones sexuales plenas.
Los ginecólogos recuerdan, con motivo del Día Mundial de la Menopausia, celebrado el pasado 18 de octubre y acordado hace 17 años por la Sociedad Internacional de la Menopausia (IMS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), la importancia de crear conciencia para la prevención de síntomas como la atrofia vulvo-vaginal durante esta etapa de la vida vida. Los expertos destacan la necesidad de incorporar hábitos de higiene y cuidados vaginales a cualquier edad, desde la primera menstruación, y no esperar a que aparezcan las primeras señales de la menopausia para empezar a incorporarlos. Tomar conciencia sobre salud genitourinaria pasa por mantener una buena salud de la mucosa vaginal. Para ello, es fundamental el uso de geles vaginales, destinados a reepitalizar la mucosa cérvico-vaginal, reequilibrar la microbiota y mejorar la salud vaginal.
Sexualidad en la madurez
Menor excitación, orgasmos menos intensos, dolor durante el coito y disminución del deseo sexual son algunos de los problemas que se asocian con la aparición de la menopausia, con el debilitamiento de los músculos del suelo pélvico y la sequedad vaginal.
La menopausia es un buen momento para explorar el cuerpo y encontrar nuevas formas de placer
Sin embargo, existen maneras de no decir adiós al sexo por estos motivos. Cremas hidratantes para lubricar la vagina -y que los expertos aconsejan usar cada día-, ejercitadores del suelo pélvico, ejercicios para lubricar la vagina, terapia hormonal y no hormonal y apoyo psicológico, no solo a la mujer, sino dirigidos a los dos miembros de la pareja, pueden ayudar a la mujer a superar ciertas dificultades. Estudios científicos ponen de manifiesto que los ejercicios de Kegel son la manera más eficaz, no solo para mejorar las relaciones sexuales, sino también para prevenir la incontinencia urinaria de esfuerzo.
La sexualidad en la madurez no acaba, sino que cambia para adaptarse a los cambios que se producen. Por eso, es importante poner remedios a los síntomas, romper tabúes y dejar de priorizar ideas sobre que la sexualidad es penetración y nada más. Pensar en la sexualidad centrada solo en el coito es un error. Hay que ir más allí e investigar otros modos de disfrutar. La menopausia es un buen momento para explorar el cuerpo y encontrar nuevas formas de placer. Además, durante esta etapa de la vida, un factor positivo es que el sexo se desvincula de la reproducción, por tanto, la sexualidad se vive de manera más libre, no es necesario tomar medidas, la mujer tiene mucha más experiencia y es capaz de enfocar las relaciones de otro modo. Es importante recordar, además, que el clítoris no pierde la capacidad de sentir placer en ningún momento de la vida.
La atrofia vaginal es, después de los sofocos y la sudoración, uno de los síntomas de la menopausia. Produce sequedad, prurito y escozor y dolor durante las relaciones sexuales con coito. La reducción de hormonas ováricas (estrógenos y progesterona) provoca que disminuya el grosor del epitelio de la vagina.
Según datos de la AEEM, “alrededor de cuatro millones de mujeres españolas sufren atrofia vaginal, pero solo el 25% consulta al médico sobre este trastorno”. Los expertos destacan la necesidad de realizar una evaluación física a la mujer tras la menopausia e investigar sobre si hay síntomas que empeoren la calidad de vida.
La elección de la terapia más adecuada es fundamental. Según la AEEM, el tratamiento farmacológico más eficaz son los estrógenos locales, porque “normalizan el pH ácido, aumentan la respuesta lubrificadora y disminuyen la sequedad vaginal”. El tratamiento debe ser individualizado según la paciente, que determinará la duración y la dosis adecuadas. En España se usan principalmente formulaciones en crema de promestrieno. Otro tratamiento es la terapia sistémica con estrógenos (terapia hormonal sustitutiva), que se utiliza sobre todo en las mujeres con síntomas vasomotores. Cuando la terapia estrogénica no está indicada, el empleo de dilatadores vaginales mejora la función vaginal.