Si en general el embarazo es una etapa en la que se deben tener muchos cuidados, el invierno, con sus duras condiciones climáticas, obliga a extremar algunas de esas precauciones. En este artículo se detallan cinco consejos que ayudan a tener una gestación saludable durante la temporada más fría del año: procurarse prendas de abrigo adecuadas, llevar una dieta sana, realizar ejercicios físicos, protegerse de la gripe y de otras enfermedades que afectan al sistema respiratorio y aprovechar los días o los ratos de sol.
1. Abrigarse bien
Aunque esta recomendación suena evidente, es mejor no darla por hecha. Para abrigarse de manera apropiada, se aconseja utilizar muchas capas: varias prendas finas en lugar de una sola muy gruesa. De ese modo, se hace mucho más sencillo adecuarse a los posibles -y a veces inevitables- cambios de la temperatura del ambiente (al entrar o salir de sitios con calefacción, la presencia de corrientes de aire, los propios sofocos ocasionados por el embarazo, etc.).
Por otra parte, hay que prestar especial atención a las manos, los pies, las orejas y otras partes del cuerpo que puedan quedar descubiertas, para tratar de evitar que el calor corporal se pierda por ellas. Guantes, polainas, orejeras, gorras y otras prendas son buenas aliadas para cuando a las gestantes no les quede más remedio que exponerse a temperaturas muy bajas.
2. Mantener una dieta saludable
Durante el embarazo, las necesidades nutricionales son más exigentes que las calóricas. Esto quiere decir que se deben ingerir más proteínas, vitaminas, calcio, yodo, fósforo, magnesio y hierro, pero la demanda de calorías se incrementa apenas en un 10% y solo durante la segunda mitad de la gestación. En palabras de Elvira Larqué Daza, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Nutrición, «la gestante no necesita comer mucha más cantidad, pero sí que debe ocuparse de la calidad nutricional de su dieta«.
Durante los meses de frío, el clima y la tradición invitan a comer de forma más copiosa guisos, potajes y otros platos contundentes. Pues bien, la clave en este sentido está en procurar un equilibrio que permita a la embarazada cumplir las necesidades nutricionales de esta etapa y que, a la vez, se quede satisfecha y no coja peso en exceso. De ahí que EROSKI CONSUMER proponga recetas ligeras, calientes y sabrosas para la temporada invernal.
3. Realizar actividad física
Existen muchas razones por las que realizar ejercicios durante el embarazo ofrece beneficios tanto para la madre como para el bebé. La actividad física moderada mejora el humor de la mujer, reduce su sensación de cansancio, la ayuda a prepararse para el parto y favorece la recuperación del cuerpo después del nacimiento de su hijo.
Si bien en el invierno a menudo genera una mayor pereza, a estos beneficios se suma el hecho de que con el ejercicio aumenta el calor corporal, lo cual contribuye a sobrellevar mejor las bajas temperaturas. Por otra parte, el frío provoca que se salga menos a la calle y se haga más vida dentro de casa. También por eso el ejercicio físico es importante en esta época: permite a las gestantes mantenerse activas y evitar un posible sedentarismo excesivo.
4. Protegerse ante la gripe y los resfriados
«Las mujeres embarazadas son especialmente vulnerables a las infecciones por gripe«, tal como destaca un documento de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap). Por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la aplicación de «una vacuna trivalente inactivada en cualquier estadio de la gestación». Este consejo se basa en «pruebas de que hay un riesgo considerable de enfermedad gripal grave en este grupo y en pruebas de la inocuidad de la vacuna contra la gripe estacional durante el embarazo y de su eficacia para prevenir la gripe, tanto en las madres como en los lactantes pequeños, en quienes también se observa una elevada carga de morbilidad».
Además de la vacuna antigripal, se recomienda a las gestantes que procuren no entrar en contacto con personas que padezcan gripe u otra de las enfermedades respiratorias tan comunes en invierno (bronquitis, neumonía, etc.), así como acudir al médico ante la sospecha de estas enfermedades y evitar automedicarse.
5. Aprovechar los días o los ratos de sol
La vitamina D desempeña un papel fundamental durante el embarazo, ya que regula -junto a otras hormonas- el metabolismo del calcio, el cual resulta vital para el desarrollo óseo del bebé. Y uno de los modos principales en que el cuerpo produce la vitamina D es a través de los rayos solares. Por ello, durante el invierno es aconsejable que la gestante esté atenta para sacar el máximo partido posible a los días o los ratos de sol, que en estas épocas escasean. Los paseos, además, son un estupendo ejercicio físico. Y, si se pueden realizar en un parque u otro espacio natural, el contacto con el aire puro y los elementos multiplican sus beneficios.
En caso de que el contacto con el sol resulte limitado, tanto por causa de un invierno particularmente malo como de que el embarazo obligue a un reposo que dificulte los paseos, es conveniente consultar con el médico si hay necesidad de tomar un suplemento de vitamina D.