La factura de la luz de mayo se ha encarecido un 8 % respecto a meses anteriores. Tras esta subida, el quinto mes del 2018 se caracteriza por ser el que ha tenido el coste más alto de la energía desde que llegó la tarifa por horas, allá por el 2014. El calor intenso aún no ha empezado, con lo que el consumo eléctrico todavía no se ha disparado, pero todo apunta a que este verano el precio de la luz será elevado. Por eso, hoy dedicamos este artículo a buscar medios para evitar que las oscilaciones del mercado de la electricidad afecten a nuestro bolsillo.
1. Congelar el coste del kWh, el truco básico
El precio de la luz trae de cabeza a gran parte de la población española. Pese a que la tarifa por horas es la que se presupone que debe tener el coste más bajo, su complejidad no resulta atractiva para muchos clientes. Además, su principal inconveniente es que aplica un precio diferente a la energía en función de la hora y el día. En definitiva, la tarifa regulada es más compleja que nunca.
Para facilitar las cosas, las comercializadoras de referencia ofrecen alternativas con modalidades de precio fijo; es decir, se congela el coste del kWh y se mantiene durante 12 meses. El problema es que esta ventaja tiene un aspecto negativo: las compañías fijan el coste un poco por encima del mercado actual. Dado que deben prever las posibles oscilaciones del próximo año, es normal.
No obstante, aún existe una alternativa más. Si además de contar con el mismo importe durante todo un año, queremos pagar lo mínimo posible, debemos acudir a las opciones del mercado libre. En este caso la libre competencia facilita que las compañías sean más agresivas con sus precios. Tanto es así que desde hace tiempo se ofrecen tarifas más económicas en este sector que en el regulado. Eso sí, el truco siempre es el mismo: apostar por productos que se deban gestionar online, desde la contratación hasta la facturación. Pese a que esto pueda suponer un inconveniente para los menos tecnológicos de la casa, el ahorro para una potencia de 4,4 kW y un consumo anual de 3.500 kWh es de más de 160 euros al año con respecto a la tarifa fija regulada.
2. Trazar un plan de ataque
A sabiendas de que existen estas opciones más económicas, y sobre todo estables, es importante hacer una valoración de nuestra situación actual y, más en concreto, de cómo consumimos y de cuánto pagamos por ello. Por ejemplo, para valorar si estamos abonando lo justo, debemos tener en consideración cuánto gastamos, cuándo usamos la electricidad, en qué aparatos… En base a esto, ¿tenemos la tarifa más conveniente?
Grosso modo, si hacemos un uso indiscriminado de la electricidad sin horarios fijos, lo idóneo sería tener una tarifa eléctrica de precio fijo las 24 horas. En cambio, si nuestro mayor consumo lo podemos trasladar a las noches, notaremos un buen ahorro apostando por una modalidad de discriminación horaria.
Para hacernos una idea, si tomamos el ejemplo del consumidor medio con potencia de 4,4 kW y 3.500 kWh, con la tarifa con precio fijo las 24 horas pagaríamos -como poco- unos 61 euros al mes. En cambio, si trasladamos el mayor volumen de nuestro consumo a la noche, la factura que llegará partirá de los 53 euros al mes. En definitiva, la discriminación horaria permite ahorrar casi 100 euros alaño.
De igual forma, si lo que está descuadrando el presupuesto familiar es la factura de la luz de una vivienda que solo utilizamos en periodos puntuales, como el verano, debemos revisar a conciencia los recibos. Pese a que son poco conocidas, existen tarifas específicas para estas segundas residencias, que ofrecen precios más bajos en ciertas épocas del año, por no mentar a las tarifas planas, que siempre son una buena alternativa para este tipo de casas. ¿Estamos desaprovechando una buena oportunidad? Solo haciendo cuentas saldremos de dudas.
3. Comprar energía al peso
Por último, si queremos dejar de sufrir con el precio de la luz, debemos estar al tanto de las novedades de las comercializadoras. En un intento de mejorar la satisfacción de los clientes, algunas compañías lanzan nuevas tarifas con ventajas especiales, tales como energía gratis durante ciertas horas del día.
Pero no solo de tarifas cerradas viven estas empresas. La última propuesta pasa por brindar bonos de energía. El concepto es un poco raro, porque ¿qué haría comprar un bono de ciertos kWh a consumir hasta en dos años? Aunque suene a disparate, es una de las formas para frenar las oscilaciones del precio de la luz. Pero en este caso hay que mirar a conciencia el plan que ofrece la compañía, ya que es personalizado.
En definitiva, el coste de la energía puede subir y bajar, pero solo nos afectará si nos quedamos con la tarifa regulada por horas. Si queremos dejar de sufrir, tenemos a nuestro alcance muchas vías. El principal truco es ser responsables y mirar bien las condiciones, porque al igual que la PVPC (tarifa por horas) puede descuadrar la economía doméstica de un mes, elegir una modalidad de precio fijo cara nos afectará durante todo un año.