Imagen: donscarpoLa diabetes es una patología de la que todo el mundo ha oído hablar, pero que no se conoce en profundidad, a pesar de que la padezcan casi seis millones de personas en España. Fruto de ese desconocimiento, es habitual escuchar expresiones como “tengo un poco de azúcar“. Pero ¿qué quiere decir “tener un poco de azúcar”? ¿Se puede tener “un poco” de diabetes? En este artículo contaremos a partir de qué momento y en función de qué pruebas se diagnostica la diabetes tipo 2, que afecta a un mayor número de pacientes. Además, exlicaremos algunos términos habituales en el ámbito sanitario que pueden causar confusión cuando se escuchan por primera vez, como glucosa en ayunas, hemoglobina glicosilada o prediabetes.
Expresiones como «tengo un poco de azúcar» son desafortunadas, ya que la diabetes es una enfermedad crónica que se tiene o no se tiene, y que se debe tomar muy en serio. No obstante, es normal que surjan algunas dudas cuando hablamos sobre diabetes, porque es una enfermedad compleja y cuyo proceso de desarrollo y diagnóstico puede variar entre los distintos casos.
Diabetes: atención a los síntomas
La Federación Española de Diabetes (FEDE) trabaja con intensidad para concienciar sobre la necesidad de que la diabetes tipo 2 sea diagnosticada de forma precoz, y así abordar la patología en las primeras fases de su desarrollo. Se trata de un gran reto, ya que se calcula que algo menos de la mitad de las personas con diabetes en España, en torno a 2,5 millones de personas, desconocen que la padecen.
Por esa razón, es importante prestar atención a una serie de síntomas que pueden alertar sobre el desarrollo de la patología:
- Incremento de la sed y el apetito.
- Problemas de vista.
- Pérdida de peso.
- Hormigueo o picores en pies y manos.
No obstante, en muchos otros casos, se trata de una enfermedad silente y que no muestra síntomas visibles hasta fases avanzadas de su desarrollo, en las que se empiezan a experimentar otro tipo de complicaciones, como las que afectan al corazón y la vista. Por eso es importante que, de manera preventiva, se realicen controles médicos, que pueden ayudar a diagnosticar la existencia de diabetes o su fase previa, conocida como prediabetes.
Cómo se miden los niveles de glucosa en sangre
Existen varios métodos para evaluar los niveles de glucosa en sangre. Algunos dan indicaciones más certeras que otros y es habitual que se valoren ciertos parámetros antes de confirmar el diagnóstico:
- Glucemia en ayunas: análisis de sangre que se debe realizar antes del desayuno y que determina la posible existencia de diabetes cuando el nivel de glucosa en sangre es igual o superior a 126 mg/dl.
- Hemoglobina glicosilada (HbA1c): a diferencia de la prueba anterior, en este caso se evalúa la media de glucosa en sangre en los últimos tres meses, diagnosticándose diabetes cuando el valor es igual o superior a 6,5 %.
- Glucosa oral: para conocer la curva de glucemia a lo largo de varias horas, se evalúa la tolerancia a la glucosa suministrando una disolución de glucosa en agua y midiendo la glucemia dos horas después. El diagnóstico de diabetes se lleva a cabo cuando el resultado es igual o superior a 200 mg/dl.
- Glucosa en sangre: aunque se trata de una prueba que debe complementarse con alguna de las anteriores, un análisis de sangre en cualquier momento del día que indique un nivel de glucosa en sangre igual o superior a 200 mg/dl también puede alertar sobre el desarrollo de diabetes.
Como se indica en el blog de Patia Diabetes, expertos en la prevención de la diabetes tipo 2, es recomendable que se sometan a este tipo de pruebas quienes tengan sobrepeso y un estilo de vida sedentario; tengan algún familiar con diabetes; hayan padecido diabetes gestacional durante un embarazo; o que ya hayan sido diagnosticados de prediabetes en alguna otra ocasión.
Me han dicho que tengo prediabetes, ¿qué quiere decir?
La prediabetes es una fase previa a la diabetes tipo 2 donde ya existe cierto trastorno de tolerancia a la glucosa, lo que hace que los niveles de glucosa en sangre sean superiores a lo normal, pero no lo suficiente para diagnosticar la patología. Esta situación se da cuando, tras realizar una o varias de las pruebas anteriores, los valores se encuentran en los siguientes rangos:
- Glucemia en ayunas: 100 – 125 mg/dl.
- Hemoglobina glicosilada (HbA1c): 5,7 % – 6,4 %.
- Glucosa oral: 140 – 199 mg/dl dos horas después de ingerir la disolución de glucosa.
- Índice de Quantose RI (resistencia a la insulina): igual o superior a 63.
Al igual que es importante conocer el diagnóstico de diabetes, también lo es en el caso de prediabetes, porque tomar medidas a tiempo puede hacer que se detenga o, al menos, retrase su desarrollo. Ya que hay ciertos factores de riesgo sobre los que no se puede actuar, como la edad o la genética, es necesario poner el foco sobre el estilo de vida. Un estilo de vida saludable se debe basar en una alimentación equilibrada y variada y la práctica regular de ejercicio físico. A esto, algunos expertos añaden otra serie de pautas, como mantener un peso adecuado, evitar el estrés o lograr una buena calidad del sueño.
Me han diagnosticado diabetes, ¿qué hago?
Tras el diagnóstico de diabetes, los pacientes tienen por delante un largo camino para conocer la patología y aprender a controlarla. El primer paso tiene que ver con ser conscientes de lo que supone esta dolencia. De nada sirve enmascararla con frases como «tengo un poco de azúcar», puesto que no son adecuadas, y restarle importancia a la diabetes no ayuda a combatir esta patología crónica.
Una vez dado este paso, llega el momento de empezar a formarse e informarse, para conocer los detalles que rodean la diabetes y su tratamiento. Y, por último, pero no por ello menos importante, se debe mantener una comunicación fluida y cercana con los profesionales sanitarios, que prescribirán el tratamiento más adecuado para cada caso y que puede incluir, en función del nivel de desarrollo de la diabetes: control de la alimentación y el ejercicio, antidiabéticos orales y, en última instancia, suministro de insulina.
Sobre todo, desde FEDE se insta a no temer la diabetes, sino a conocer la patología y prevenirla informándose al respecto a través de fuentes y materiales fiables, como la guía ‘Tengo diabetes tipo 2, ¿qué puedo hacer?’, y consultando con su médico de referencia en caso de dudas sobre el diagnóstico y tratamiento.