¿Cuántas veces se escuchó, justo antes de la crisis, eso de que “alquilar es tirar el dinero”? Una década después, esta frase está de nuevo en la boca de muchos españoles, que ven que es más barato pagar las cuotas de una hipoteca que una renta del alquiler. Sin embargo, no todo el mundo puede acceder a un préstamo para financiar la compra de una casa. A continuación resumimos, en tres puntos, los requisitos que hay que reunir para poder adquirir una vivienda mediante la firma de un crédito hipotecario.
1. Que la cuota no supere el 35 % de lo que ingresas
En la mayoría de los casos, quienes quieren comprar una casa necesitan pedir una hipoteca al banco para financiar la operación, un producto financiero que no está al alcance de toda la población. En primer lugar, para conseguir un préstamo de este tipo es imprescindible percibir una retribución económica que permita abonar las mensualidades sin problemas y cubrir, a la vez, otros gastos recurrentes.
Así, según el Banco de España, no se debe dedicar más del 35 % del sueldo mensual a pagar las cuotas de los créditos. Por ejemplo, si queremos pedir una hipoteca en pareja y contamos con unos ingresos conjuntos de 3.000 euros al mes, las mensualidades del producto no pueden superar los 1.050 euros. Si fueran más altas, correríamos el riesgo de terminar sobreendeudados.
Asimismo, si la hipoteca que firmamos es a tipo variable, hay que ser conscientes de que sus cuotas podrían encarecerse si el euríbor sube. Por ello, antes de contratar el producto, es aconsejable calcular cuánto pagaríamos con varios valores de este índice, pues así podremos averiguar si contamos con la capacidad económica suficiente para abonar las mensualidades en todos los casos.
2. Ten ahorrado el 35 % del precio de la casa
Otro aspecto que pasan por alto muchos de los que se quieren hipotecar es que los bancos, por norma general, están dispuestos a financiar hasta el 80 % del valor de tasación o de compraventa de la casa (el más bajo de los dos). Por ello, tendremos que contar con los ahorros suficientes para cubrir el 20 % restante del importe de la nueva vivienda.
Asimismo, la escrituración tanto de la hipoteca como de la nueva propiedad tiene también un coste que debe cubrir, en la mayoría de las ocasiones, el comprador. En general, estos gastos de formalización suman el equivalente a entre un 10 % y un 15 % del valor de la casa. Por lo tanto, en total, debemos tener ahorrado alrededor del 35 % de lo que cueste el inmueble.
Imaginemos, por ejemplo, que queremos adquirir una vivienda que vale unos 150.000 euros. En este caso, hay que contar con unos fondos propios que sumen unos 52.500 euros: 30.000 euros para pagar la parte no financiada con la hipoteca del banco (un 20 %) y 22.500 euros más para abonar los gastos de constitución del préstamo y los de la escrituración de la propiedad.
3. La estabilidad laboral, imprescindible
Y por último, si queremos contratar una hipoteca para comprar una casa, es indispensable disfrutar de una situación laboral estable. Para un banco, esto significa, además de contar con unos buenos ingresos, tener un contrato de trabajo indefinido, a jornada completa y en una compañía con buenas perspectivas económicas. Asimismo, también exigirán que llevemos unos años desempeñando la actividad.
¿Y qué ocurre con los trabajadores por cuenta propia? En estos casos, deben demostrar que perciben una retribución relativamente estable (y suficiente) y que su negocio es solvente y tiene un buen futuro. Para ello, habrá que entregar varios documentos que lo acrediten: las últimas declaraciones del IRPF y del IVA, la facturación anual, el certificado de vida laboral, etc.
En este punto, además, la edad juega un papel fundamental. Por un lado, para los demasiado jóvenes, es posible que el banco considere que no cuentan con la antigüedad laboral suficiente y rechace la petición. En cambio, en caso de tener una edad muy avanzada, el plazo de la hipoteca tendrá que ser corto, pues las entidades no concederán financiación si al vencer el contrato su cliente tiene más de 75 u 80 años.