Las altas temperaturas propias del verano aprietan en todo el país y el coste del kilovatio hora (kWh) en el primer mes de calor ha dejado un recibo eléctrico elevado, lo que nos augura un panorama complicado para los próximos días. Por ello, proponemos soluciones para conseguir que nuestras próximas facturas de luz no se vean afectadas por los anticiclones que nos acompañarán durante las siguientes semanas. Y es que, ¿acaso debemos dejar de usar el ventilador o el aire acondicionado para evitar que los recibos se resientan? En este artículo damos las claves para recortar por otro lado.
Operación rebajar el precio del kWh
Si queremos pagar menos por la electricidad, lo primero que debemos hacer es asegurarnos de que el coste que abonamos por el kWh es el más bajo del momento. Si tenemos la tarifa regulada por horas (PVPC), nos será muy complicado saberlo, ya que varía constantemente y siempre estaremos sometidos a las oscilaciones del mercado.
Pero si somos más clásicos y tenemos una tarifa con precio fijo, habrá que echar un vistazo a lo que estamos pagando. Para ello basta con coger la última factura y comprobar cuánto nos cobran por el kWh. En los primeros días de julio, el coste más bajo que se ofrece en una tarifa de precio fijo es de 0,113711 euros/kWh. Pero, ojo, podemos conseguir ofertas con descuentos en el importe de la electricidad, así como en la potencia, que aún nos recorten más el coste final del recibo. Por lo tanto, no está de más hacer un repaso por lo que se oferta, sin contar que compañías menos conocidas pueden disponer de tarifas más económicas. Para no perder detalle, es interesante acudir a un comparador de tarifas de luz y gas independiente.
Mande a los electrodomésticos al campamento de verano
Contar con una tarifa económica no implica que nos podamos permitir gastar sin control. Si queremos ahorrar, es importante ser consecuentes con el consumo. De esta forma, con la llegada de las buenas temperaturas ya podemos dar vacaciones a ciertos electrodomésticos, en concreto a todos los que tienen un gasto elevado porque deben generar calor. Entre ellos está la secadora. Y es que, si tenemos un pequeño tendedero en casa (preferiblemente exterior), el buen tiempo ya posibilita que la ropa se seque en un par de horas sin gastar un euro. En la misma línea, podemos reducir el uso de otros aparatos, como el secador de pelo o el horno.
De otros electrodomésticos, como la plancha o la lavadora, cuesta más desprenderse. No obstante, si somos precavidos, podemos utilizarlos con normalidad sin que afecte al recibo. Así, llenar la lavadora, emplear agua fría o ciclos de centrifugado cortos permite ahorrar a final de mes. Y es que, además de que el aparato necesitará consumir menos energía para eliminar el agua de las prendas, la ropa se arrugará menos, con lo que necesitaremos sacar la plancha mucho menos.
Y no debemos olvidarnos de desconectar los aparatos que no usamos. Si los niños están de campamento, ¿para qué dejar conectados sus ordenadores o videoconsolas? Aunque parezca una tontería, el consumo fantasma acaba representado un 8 % del cómputo total de lo facturado por la electricidad.
Y usted, ¿qué hace por sentirte fresco?
Con el calor sofocante ponemos el aire acondicionado a mínimos o, en su defecto, el ventilador a toda potencia. Esta forma de actuar ayuda a rebajar la temperatura de la casa con facilidad, pero también se nota en el recibo de electricidad. Para evitarlo, nada como refrescarnos desde dentro. Esto significa que podemos lograr que nuestro cuerpo tolere mejor las temperaturas altas sin necesidad de usar electricidad.
El truco es tan sencillo como apostar por comidas frescas y ligeras, como ensaladas, gazpachos, fruta… La alimentación suave hará que el organismo no requiera quemar tanta energía, lo cual conseguirá que la temperatura corporal no se incremente. Si a esto le añadimos la ropa de verano (tanto de vestuario como del hogar, como sábanas, cojines y cortinas) o mojarnos las zonas más sensibles con agua fría (muñecas, tobillos, cuello), el efecto será instantáneo.
Y esto se debe rematar con el resto de los trucos de toda la vida: bajar las persianas durante las horas de sol, abrir puertas y ventanas para crear corrientes de aire y, si tenemos aire acondicionado o ventilador, usarlos de forma razonable. En el caso de los aires, esto supone respetar una temperatura constante que no baje de los 24 ºC, mientras que con el ventilador debemos elegir dónde ponerlo para que mueva el aire de las habitaciones.
En definitiva, este verano podemos conseguir mantener nuestras facturas a raya. Basta con ser creativos con las comidas y coherentes con el uso de los aparatos. Y es que, de poco sirve que pongamos el aire acondicionado muy bajo, si luego dejamos que los electrodomésticos recalienten nuestra casa, sin usarlos.