Hasta ahora las recomendaciones en cuanto a protección solar con cremas eran las siguientes: embadurnarse media hora antes de la exposición, aplicar como mínimo 2 mg por cm2 de producto y repetir la operación cada dos horas, después de meterse en el agua o de practicar ejercicio o si se ha sudado mucho. Pero un estudio reciente realizado por científicos de la Universidad de Málaga podría cambiar este consejo. Y es que han demostrado, por primera vez, que no es necesario anticipar 30 minutos la aplicación del fotoprotector. Bastan cinco minutos. A continuación, exponemos los datos acerca de esta investigación y damos otras pautas para prevenir las quemaduras solares.
Antes de salir de casa con dirección a la playa o a la piscina, hay que asegurarse de que llevamos sombrilla, gorra, gafas, ropa de algodón y abundante agua para protegernos del sol y, por supuesto, en la piel no debe faltar la crema fotoprotectora. Hasta ahora muchos la llevaban puesta de casa. Pero esta costumbre podría cambiar, a tenor de un estudio publicado en fechas recientes en el Journal of de European Academy of Dermatology and Venereology.
Investigadores del Laboratorio de Fotobiología y Dermatología de la Universidad de Málaga (UMA), que son miembros de la Academia Española de Dermatología (AEDV), han concluido en un trabajo científico que ya no es necesario anticipar media hora la aplicación del fotoprotector antes de exponerse al sol. En este sentido, los expertos afirman que los protectores solares son efectivos cinco minutos después de su aplicación en la piel.
Para su desarrollo, los profesores María Victoria de Gálvez y José Aguilera utilizaron, en primer lugar, técnicas in vitro en laboratorio. Allí siguieron la evolución de la crema por simulación solar, a través de medidas de transmisión espectral tras el primer minuto, a los 5, 10 y 30 minutos. «Ya en esta primera fase nos dimos cuenta de que la fórmula se estabiliza y la fotoprotección es homogénea y estable a los cinco minutos de su aplicación», explican los especialistas.
No obstante, los investigadores trasladaron estos resultados iniciales a un estudio con voluntarios, mediante técnicas de fotografía con flash de emisión ultravioleta en áreas concretas de la espalda. «Las conclusiones fueron las mismas, y el potencial de absorción de la crema era estable desde el mismo momento», aclaran.
«Saber esto permite utilizar los fotoprotectores de una manera más eficaz, ya que no es una excusa no haberse puesto la crema en casa para aplicarla en la playa», reconoce De Gálvez. Además, de esta manera, darse el fotoprotector en el mismo lugar donde tomaremos el sol evita que parte del producto desaparezca con la fricción de la ropa o el sudor.
No bajar la guardia en protección solar
Usar cremas protectoras está entre las medidas necesarias para prevenir las quemaduras solares, que son la principal causa de desarrollo de un melanoma en años posteriores. Según los datos de una encuesta reciente de la Fundación Piel Sana de la AEDV, los padres parecen están mucho más concienciados sobre la necesidad de proteger la piel de sus hijos: el 88 % les pone crema, ocho de cada 10 repiten la operación a las dos o tres horas y un 8,9 % se la aplica todo el año, mientras que también son mayoría los que les saca con gorra y va buscando la sombra cuando realizan actividades en el exterior.
Aun así, como se recoge en el mismo sondeo, todavía hay un 20 % de la población que reconoce no saber que un melanoma es un cáncer, o que piensa que no lo es, y un 24 % de los españoles considera que estar bronceado es bueno para la salud, cuando en realidad la piel que se broncea es una señal de defensa del organismo frente al daño de la radiación solar.
De ahí la importancia de seguir concienciando sobre los hábitos saludables para la piel y cómo prevenir problemas a corto y largo plazo. Arrojar luz ante mitos también es otra forma de actuar. En este sentido, la doctora Rosa Taberner, especialista en dermatología, insiste en utilizar el sentido común ante mensajes de remedios caseros frente a quemaduras que se hacen virales y que pueden suponer un riesgo para la salud de la piel. Lo hace a raíz del transmitido por una mujer de Texas que señala haber tratado su piel quemada con espuma de afeitar que contenía mentol. «Ante una quemadura, se debe evitar la exposición al sol hasta su curación. Se deben evitar los ungüentos y lociones que contengan anestésicos locales y otros fármacos sensibilizantes, dado el riesgo de dermatitis de contacto alérgica», apunta.
Desde la Fundación Piel Sana de la AEDV, se proponen dos aplicaciones que pueden ser útiles este verano y el resto del año: UV-Derma y eDerma.
UV-Derma, en la que colaboraron De Gálvez y Aguilera, ofrece información individualizada sobre los minutos que una persona puede estar expuesta al sol sin quemarse. Fue lanzada el año pasado y tras su éxito, con casi 45.000 descargas, desde finales de julio hay una nueva versión traducida a varios idiomas.
eDerma, por su parte, facilita un registro de lunares por áreas del cuerpo que es útil para detectar cambios o mostrarle ese histórico al dermatólogo.