Cada año, más de 228.000 personas son diagnosticadas de cáncer en España. Y el número crece. Se estima que en 2035 habrá más de 315.000 nuevos casos de cáncer, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). La carrera contra esta enfermedad pasa por detectarla de forma temprana, pero también por encontrar maneras más eficaces de combatirla. Y por eso las llamadas terapias alternativas son tan peligrosas: sustituir el tratamiento de cáncer por pseudoterapias multiplica por tres, cuatro y hasta casi cinco veces el riesgo de morir, dependiendo del tipo de tumor, según concluye un estudio que se desgrana en este artículo.
Dos de cada tres pacientes con cáncer creen, equivocados, que las pseudoterapias combinadas con el tratamiento médico les ayudarán a vivir más tiempo
Cambiar el tratamiento médico (aquel que ha probado su eficacia clínicamente) por una terapia alternativa (o pseudoterapia) es una insensatez. Y también, una imprudencia que puede salir muy cara: este gesto multiplica por tres, cuatro y hasta casi cinco veces el riesgo de morir, dependiendo del tipo de tumor, dice una investigación publicada en la prestigiosa revista médica JAMA.
Aunque los defensores de las pseudoterapias argumentan que estas pueden ayudar a los pacientes de cáncer cuando se «complementan» con el tratamiento médico (el paciente los usa junto a la medicina y no en su lugar), los científicos desmienten este extremo. Resulta que combinar el tratamiento médico del cáncer con terapias no contrastadas por el método científico multiplica el riesgo de fallecer.
¿Plantas contra el cáncer? No es buena idea
Plantas, homeopatía, naturopatía, medicina tradicional china, vitaminas, yoga, quiropráctica, osteopatía… son solo algunas técnicas de la larga lista de tratamientos alternativos «sin ninguna prueba científica de su eficacia», y muy extendidos, que prometen ayudar a los enfermos de cáncer. Es solo parte de -la mal llamada- «medicina alternativa».
Casi dos tercios de los pacientes con cáncer creen que las pseudoterapias combinadas con el tratamiento médico les ayudarán a vivir más tiempo. Pero los científicos, tras estudiar una muestra con más de 800 enfermos de cáncer, lo descartan porque no es cierto. Por desgracia, el efecto es el contrario: combinar estas terapias alternativas con el tratamiento médico multiplica su riesgo de morir.
Pseudoterapias: ¿por qué aumentan el riesgo de morir?
Si bien muchas de estas pseudoterapias son inocuas o, directamente, un producto placebo (como la homeopatía), muchos de los enfermos de cáncer que las emplean terminan renunciando a los tratamientos médicos, como la quimioterapia. En otros casos, los pacientes retrasan el comienzo de los tratamientos convencionales.
Pero es que, además, cuando el enfermo cumple con el tratamiento médico, los efectos de las terapias alternativas son inexistentes, aseguran los expertos: los pacientes que usan complementarios, junto al tratamiento médico, no viven más.
Observatorio contra las pseudoterapias
El Observatorio OMC contra las Pseudociencias, Pseudoterapias, Intrusismo y Sectas Sanitarias, creado por la Organización Médica Colegial de España, define como pseudoterapia una propuesta de cura de enfermedades, alivio de síntomas o mejora de salud que esté basada en criterios sin el respaldo médico.
No obstante, aclara el Observatorio, «una terapia que se ha mostrado eficaz en un área puede ser considerada pseudoterapia en otra«. Un ejemplo: la terapia hiperbárica (oxigenoterapia) es un tratamiento «legítimo» en descompresiones de los huesos o de otras zonas corporales, pero una pseudoterapia en el tratamiento del autismo.
Una gran parte de las pseudoterapias, entre las que se encuentran la reflexología o la aromaterapia, se basan en la inmersión del paciente en un entorno relajante donde disfruta de una atención dedicada. Los médicos dicen que el efecto placebo que produce «el sentirse cuidado» disfraza su falta de efectividad.
Entre las pseudoterapias citadas por el Ministerio de Sanidad, se encuentran las siguientes: abrazoterapia, aromaterapia, fascioterapia, hidroterapia, fitoterapia, musicoterapia, risoterapia, reflexoterapia, orinoterapia, gemoterapia, frutoterapia, geoterapia y metaloterapia.
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