Su cuerpo les dice que ya es hora de entrar en la pubertad. Y ellos parece que no están preparados. El tiempo pasa, a veces, demasiado pronto para que nuestros hijos entren en esta etapa de la vida. Pero ocurre. Viven una pubertad adelantada que, según los expertos, está dentro de lo normal si empieza entre los 8 y los 9 años en las niñas y entre los 9 y los 10 en los niños. En este artículo abordamos el adelanto de la pubertad, las causas de este fenómeno y cómo prevenirlo.
En la pubertad, ese periodo de transición entre la infancia y la edad adulta, los chavales experimentan una activación del sistema de las hormonas sexuales que provoca que sus huesos y músculos crezcan rápido, la forma y el tamaño de sus cuerpos se modifique y adquieran la capacidad reproductiva. La voz cambia, el vello abunda, el acné brota y su olor corporal se hace más perceptible. Además, sufren cambios psíquicos y de la personalidad. Este inicio puberal se origina entre los 8 y 13 años en las niñas y entre 9 y 14 años en los niños.
Por tanto, está dentro de lo normal, aunque en el extremo, aseguran los pediatras, si esta madurez fisiológica empieza entre los 8 y los 9 años en las pequeñas y entre los 9 y los 10 en los varones. La pubertad adelantada, sobre todo en niñas, es muy frecuente (10-12 %). Preocupa tanto entre los padres que, por detrás de la talla baja, es motivo de consulta habitual. Pero no se considera una patología médica, si bien hay especialistas que recomiendan atenderla, como aconsejan desde el Institut Marqués en Barcelona.
Causas del adelanto de la pubertad
Y es que nuestros niños, como sucede en la mayoría de los países desarrollados, se están haciendo mayores más rápido que hace unos años. La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) alertaba de ello en sus cursos de actualización de 2013: «Hace una década, el comienzo de la pubertad en las niñas solía situarse en los 10,8 años, mientras que, en la actualidad, el principio del desarrollo puberal tiene lugar a los 9,8 años».Entre las teorías que explican este adelanto, una engloba al sobrepeso, la obesidad y el sedentarismo, una verdadera epidemia en España: las cifras de obesidad infantil rondan el 15-20 % y las de sobrepeso el 24-25 %. Esta hipótesis, estudiada principalmente en niñas, se fija en la leptina, una hormona que producen las células grasas y que está implicada en el inicio de la maduración puberal. Una investigación publicada en la revista Pediatrics demostraría que las pequeñas que presentan un mayor índice de masa corporal (IMC) alcanzan la pubertad a edades más tempranas.
Otro motivo está relacionado con las adopciones internacionales en nuestro país. Según varios estudios, las niñas adoptadas tienen un riesgo hasta 20 veces mayor de presentar pubertad precoz, sobre todo si lo fueron con más de dos años. «Puede existir un periodo crítico denominado prepuberal en el que el organismo, tras recuperar el peso y la talla, genera además una maduración del hipotálamo y otros mediadores implicados en el desarrollo de la pubertad», señalaba en 2007 el especialista Esteban Mayayo en un simposio sobre la cuestión.
Y en los últimos años, el factor ambiental entra en juego. Hay sustancias naturales y químicas capaces de comportarse como ciertas hormonas y perjudicar al sistema endocrino. Los llamados disruptores endocrinos pueden alterar el inicio de la pubertad, tanto adelantarla como retrasarla. Pesticidas, plásticos con bisfenol A, ftalatos en productos cosméticos y juguetes y metales pesados como el plomo son algunos.
¿Cómo prevenir el adelanto de la pubertad?
Los especialistas insisten en que una alimentación saludable en todas las edades, incluso en las embarazadas, ayudará a prevenir el adelanto de la pubertad. Estimular la lactancia materna en niños con bajo peso al nacimiento y evitar darles lactancia artificial con derivados de la soja también está entre las recomendaciones.«Desde el nacimiento aconsejo a los padres que realicen una alimentación reglada por su pediatra y también que cumplan con los hábitos que se recomiendan. El niño debe tener una nutrición normal para su edad y, en ningún momento, presentar sobrepeso o, por el contrario, estar malnutrido por la escasa formación de sus padres», apunta la endocrinóloga infantil del hospital Ruber Internacional, Mª Teresa Muñoz, quien también es miembro del grupo de Endocrinología de la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia (SEMA), sociedad integrada en la Asociación Española de Pediatría (AEP).
A estos consejos se unen otros, como evitar la exposición a sustancias químicas de uso doméstico y advertir a las familias de los riesgos de una recuperación excesiva de peso y talla, en niñas adoptadas, especialmente las que proceden de países asiáticos.