Lo natural vende. Cada vez más informados, los consumidores buscan productos que se ajusten a su forma de ser y que, más allá de su efectividad, sean sostenibles y respetuosos con ellos mismos y con el medio ambiente. Es un mercado global que mueve ya más de 9.500 millones de euros y que crece entre un 8 % y un 10 % cada año. Pero no todo lo que se ofrece como natural es realmente verde. En el siguiente artículo, damos las claves para reconocer los cosméticos que sí lo son.
Cosmética natural: las claves que debes conocer
Para que un producto cosmético pueda ser considerado natural, la mayoría de certificadores exige que se cumplan los siguientes requisitos:
- Al menos el 90 % debe estar compuesto por ingredientes naturales de origen vegetal (aceites esenciales, flores, frutos, raíces, etc.), mineral (como agua, arcilla o sal marina) o animal (jalea real o cera de abeja, por ejemplo).
- No haber sido testado en animales y carecer de transgénicos en su formulación.
- No incluir materias primas (en especial compuestos químicos) acerca de las que existan dudas de su inocuidad sobre las personas o el entorno.
- Los procesos de elaboración deben ser sostenibles con el medio ambiente, reduciendo el consumo energético, minimizando la contaminación y con embalajes reciclados o reciclables.
- Para que pueda denominarse ecológico u orgánico, el estándar Cosmos establece que debe llevar al menos un 95 % de componentes ecológicos certificados de origen vegetal o animal.
Para Pedro Catalá, doctor en tecnología cosmética y fundador de Twelve Beauty, «la mayoría de los ingredientes naturales aporta beneficios extra para la salud. Un aceite sintético es inerte para la piel, mientras que los derivados de plantas contienen nutrientes que contribuyen a mejorar su funcionalidad». Por otra parte, al usar cosméticos naturales no dejamos residuos contaminantes que se van con el agua cuando nos duchamos.
Aunque su tolerancia cutánea es, por lo general, mejor que en cosméticos tradicionales, es importante recordar que natural o ecológico no es equivalente a inocuo. Cada uno debe comprobar qué productos le funcionan mejor, según sus propias necesidades y teniendo en cuenta las alergias o intolerancias personales. Para la doctora Paloma Borregón, responsable de Dermatología de la Clínica Beteré, en Madrid, «la cosmética natural es fiable en tanto y cuanto esté certificada y haya estudios que demuestren su eficacia. Hay que tener cuidado porque a veces nos venden la cosmética ecológica como la solución a todos los problemas, y es importante que el dermatólogo indique qué tipo de producto está indicado para cada tipo de piel».
Por su parte, Catalá reconoce que, a pesar de las crecientes connotaciones negativas de la cosmética tradicional, la Unión Europea lleva a cabo una tarea excepcional y revisa constantemente la seguridad de los ingredientes, por lo que no hay que dejarse alarmar por quienes hablan de componentes perjudiciales. Aun así, afirma que «hay algunos ingredientes que afectan a la salud de la piel a medio o largo plazo, como por ejemplo los sulfatos, que ayudan a limpiar y proporcionar espuma en productos de limpieza y que pueden dejar la piel desprotegida. Algunos conservantes pueden provocar dermatitis de contacto, incluso en productos destinados a bebés y ancianos, y sobre todo los derivados del óxido de etileno, que podemos identificar en la etiqueta con los prefijos PEG, PPG y el sufijo -eth».
Cómo identificar la verdadera cosmética natural
La Asociación Vida Sana propone seis consejos para escoger un producto que sea realmente natural:
- 1. Buscar las marcas que más nos gusten e informarse sobre el fabricante. Las empresas que no tienen nada que ocultar suelen incluir su certificación y un listado de ingredientes en su web.
- 2. Elegir cosmética certificada. Las más comunes en España son BioVidaSana, Cosmos y Natrue.
- 3. Fijarse en los componentes; estarán ordenados por orden de importancia. Cuanto más atrás aparezca, menor será su porcentaje en el producto final.
- 4. Mejor la cosmética con pocos ingredientes, y que la mayoría sea de origen vegetal. Para distinguirlos, hay que saber que se usa el nombre de la planta en latín seguido de aqua, water o distilate, para hidrolatos y agua florales; extract, para extractos; oil, para aceites; butter, para mantecas vegetales; y wax, para ceras.
- 5. Evitar los ingredientes potencialmente peligrosos para la salud o el medio ambiente. Para una lista completa, consultar la web de Ecoestetica.
- 6. Asegurarse de que la cosmética cumple con todos los requisitos legales y está correctamente registrada.