Imaginemos vivir en una pequeña aldea al lado de la playa, junto a los acantilados… ¡Y que sea nuestra! No es un sueño, es una posibilidad real a la que cada vez se suman más personas. Volver al mundo rural, revitalizarlo y evitar que los pueblos y toda su riqueza desaparezcan gana adeptos. Y es que comprar una aldea es apostar por el campo, pero también es una nueva oportunidad para quien la adquiere. ¡Y no es tan caro! Desde 60.000 euros es posible hacerse con una y, además, nos asesorarán para iniciar este nuevo proyecto de vida. A continuación vemos quiénes se decantan por esta opción vital y laboral y qué pasos hay que dar para hacerlo.
Una aldea para vivir y trabajar
¿Quién adquiere una aldea abandonada? ¿A quién se le ocurre? El comprador tipo es una persona de 35 años en adelante, señala Elvira Fafián, gerente de aldeasabandonadas.com. Y, lejos de la idea de que solo lo pueden hacer los bohemios o románticos empedernidos, entre los compradores hay de todo: extranjeros -muchos suizos y holandeses- que se enamoran de un paisaje y una tierra; familias jóvenes que no desean permanecer atadas a una hipoteca toda su vida, ni convivir con los atascos y las prisas de la gran ciudad; personas que se ven obligadas a rehacer su vida… También deciden vivir en el campo «escritores, pintores, directores de cine, emprendedores de las ramas más diversas, agricultores comprometidos con la ecología, hosteleros que las adquieren para hacer negocios turísticos, etc.», apunta la experta.
Vivir en el mundo rural puede ser una estupenda salida laboral. Porque desde un pueblo podemos dedicarnos de lleno a las profesiones relacionadas con el mundo rural, como también trabajar en cualquier labor que pueda realizarse sin la necesidad de vivir en la ciudad (hoy, con Internet, no hay distancias). Además, la compra de una aldea puede cambiarnos la vida. Es un modo diferente de vivir, «pasar de la vorágine de la ciudad a recuperar tu tiempo y tu dinero (que tú mismo decides cómo emplear, sin ligarte al banco de por vida), vivir sin depender de las modas ni los imperativos del consumismo, con las falsas necesidades que crea», puntualiza.
¡Un apunte más! Volver al campo, al mundo rural, es también un beneficio para toda la sociedad, «pues todos vivimos del campo, todos nos beneficiamos del mundo rural de uno u otro modo y no somos conscientes de ello», explica Faifán.
El precio de cambiar de vida
No es preciso disponer de una gran fortuna para adquirir un pueblo. Hay un amplio abanico de precios, tantos como variedad de propiedades en venta: castillos, pazos, molinos, conventos, casas, aldeas enteras… Y pueden costar desde los 60.000 euros por los que se vende un pueblo en Asturias hasta millones de euros. Las provincias y regiones más baratas son Teruel, Burgos, Soria, León, Galicia y Asturias.
Las provincias y regiones más baratas son Teruel, Burgos, Soria, León, Galicia y Asturias
¿Se dan muchas transacciones de este tipo en nuestro país? Hay mucha curiosidad y muchas visitas, y ha habido un claro repunte durante los años de la crisis «cuando muchas personas se vieron en la necesidad de dar un giro a su vida… y ahora viviendo en el mundo rural están más felices de lo que nunca pudieron imaginar», comenta.
Imagen: klimkin
¿Qué hacer para comprar una aldea?
¿Quién vende una aldea? Los propietarios son promotores que las adquirieron hace tiempo y al final no han realizado su proyecto, empresas, herederos que no saben qué hacer con esa propiedad…
Las empresas se encargan de la venta, que puede ser un proceso laborioso, de tres o cuatro meses… o hasta de un año. Porque no se trata solo de la venta, sino que piden al interesado su proyecto (pueden querer montar un negocio turístico o una cooperativa, etc.), lo estudian «y sobre él van trabajando».
Asimismo, ayudan al nuevo propietario en todos los aspectos: financiación, tasación, asesoría fiscal… Y explican qué reformas se pueden hacer para ir arreglándola poco a poco, además de mediar para que puedan empezar a recibir los servicios del ayuntamiento (basuras, alcantarillado, asfaltado de caminos…) y, si lo desean, pueden facilitar el paso de panadero, frutero, etc. para que vayan hasta ese pueblo a partir de que se instale allí el nuevo propietario.
Si atrae la idea de comprar una aldea abandonada, pero aún hay dudas… toca leer Entre limones. Chris Stewart escribió en 1999 su autobiografía novelada. En ella narra la historia de un joven inglés que, con tal de no trabajar en una oficina y llevar una vida rutinaria, se gasta todos sus ahorros en la adquisición de un ruinoso cortijo en la Alpujarra granadina. Y, de una divertidísima manera, relata cómo esta compra le cambió la vida y fue la llave que le abrió la puerta de la felicidad.