Hasta el 23 de septiembre, día en el que acabará el verano, debemos prepararnos para convivir con calores sofocantes, la proliferación de insectos… factores que, junto a otros como el mayor contacto con el agua de las piscinas, inciden en muchas afecciones propias de la temporada estival. Carmen Jodar Casanova, médico de familia de atención primaria en el centro de salud de Castilleja de la Cuesta (Sevilla) y fundadora del portal mimedicoonline.es, nos explica cuáles son las afecciones más comunes en esta época, en qué consisten, cómo prevenirlas y de qué manera tratarlas para que solo tengamos que preocuparnos de seguir sus consejos y disfrutar de nuestras ansiadas vacaciones.
1. Gastroenteritis
Esta afección intestinal que puede ser provocada por varias causas, como virus o comida en mal estado, es la más común del verano. ¿Sus síntomas? Dolor abdominal, diarrea, vómitos e, incluso, fiebre. La doctora Jodar Casanova recomienda una dieta absoluta al principio, y una dieta blanda después, además de paracetamol si da fiebre. Pero sobre todo resulta fundamental hidratarse, ya que esta afección de pronóstico leve puede agravarse por deshidratación, más aún en el caso de ancianos y niños. Su duración puede variar entre los tres y los cinco días y no precisa de atención médica, siempre y cuando no sea por intoxicación alimentaria. Por otra parte, Jodar Casanova aconseja evitar pastillas que corten la diarrea, y las prohíbe en el caso de gastroenteritis bacteriana.
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2. Conjuntivitis
Generadas en su mayoría por un virus, suelen acompañar a los catarros veraniegos. Sus síntomas son picor en los ojos, irritación y secreción en forma de legañas amarillentas o amarillentas verdosas. Por su alto grado de contagio, la doctora recomienda acudir al médico para recibir tratamiento, además de llevar una higiene escrupulosa en las manos. Para prevenirla, además de esta higiene, es conveniente tener cuidado después de la piscina y secar delicadamente los ojos. Puede prolongarse entre cinco y siete días.
3. Picaduras de insectos
Las picaduras de insectos como avispas, mosquitos o pulgas a veces provocan reacciones, principalmente en personas alérgicas. Estas reacciones pueden ser importantes en la piel y requieren tratamiento con corticoides. Para prevenirlas es recomendable no acercarse a zonas donde haya insectos y utilizar repelente de mosquitos. El picor dura entre cuatro y cinco días. Si la reacción es leve, basta con soluciones típicas de farmacia, pero si es intensa, y provoca una gran inflamación, es necesario acudir al médico. Este año, en concreto, las picaduras de mosca negra, que producen ampollas e inflamación, entre otras reacciones, requieren de antibióticos y vigilancia de enfermería, ya que esas ampollas por lo general se infectan.
4. Catarro
Al principio del verano, por el mal uso del aire acondicionado pueden producirse catarros. “Los cambios de temperaturas crean un pico importante similar al de los peores de invierno”, dice Jodar Casanova, quien explica que duran entre tres y cinco días, no precisan de atención médica y que, en el caso de fiebre, deben tratarse con paracetamol. Para prevenirlos, se recomienda evitar los cambios bruscos de temperaturas.
5. Dermatitis
En verano hay dos tipos de dermatitis muy frecuentes. Por un lado, el llamado eritema solar, más comúnmente conocido como quemaduras del sol. En el caso de que estas sean leves, basta con tratarlas con agua y vinagre y after sun en casa, además de con agua fresca y descanso. Pero si van acompañadas de ampollas, se aconseja un tratamiento por parte de un facultativo. La inflamación de los pronósticos leves se alarga entre tres y cuatro días en los que no podemos ponernos al sol. Y si queremos evitarlas, la solución es sencilla: protección solar con repeticiones cada dos horas.
Otra dermatitis muy común en verano es la causada por el sudor. Muy común en bebé y niños, cada vez es más frecuente en adultos, según la médica. Consiste en una obstrucción del poro en la que se visualiza una pompita en la piel y un tacto lijoso que provoca picores. Puede prolongarse hasta los 10 días y su tratamiento varía en función de la edad: en los niños, entre dos y tres duchas al día para ayudar a descamar la piel; y en los adultos, además, es recomendable una leve exfoliación diaria. Para evitarla es recomendable ropa de algodón que transpire.
6. Impétigo
Esta infección de la piel, con frecuencia originada por el rascado de las picaduras, es muy habitual en los niños. Se contagia mucho en las piscinas, tanto al extenderse en el cuerpo como en otras personas, sobre todo de la propia familia por el uso de la misma toalla. Visualmente se identifica como una costra amarillenta que se sitúa encima de las picaduras y pequeñas ampollas donde se crea también costra. En casos leves basta con limpiar la herida con un antiséptico, pero si se extiende, debe tratarse con un antibiótico utópico (tipo crema) e incluso oral. Para prevenirlo se recomienda cortar bien las uñas de los niños y para evitar el contagio, no ir a la piscina.
7. Otitis externa
Causada por mojar los oídos en las piscinas, sus síntomas, aparte de dolor, se visualizan por una supuración y secreción purulenta por el oído. La otitis externa precisa de antibiótico en gotas. En caso de haber padecido este tipo de afección con anterioridad, la médica aconseja prevenir su reaparición con el uso de tapones, secarse bien el oído e intentar no sumergir mucho la cabeza, sobre todo en las piscinas, ya que en el mar es más infrecuente su repetición. El dolor puede durar hasta una semana.
8. Ototubaritis
La ototubaritis se produce por cambios de presión en el oído, muy comunes al bucear o en los viajes en avión. Al despegar o aterrizar y al sumergirnos en una profundidad se dan cambios rápidos de presión que en ocasiones nuestro cuerpo no consigue asimilar. “Es esa sensación de taponamiento”, explica Jodar. Para prevenirlo recomienda tragar saliva o masticar chicle en los aterrizajes y despegues y seguir las normas básicas del buceo, como los parones, tanto a la subida y a la bajada, para igualar la presión. Su tratamiento médico se receta para 15 días, mientras que el dolor que causa este desequilibrio puede durar entre siete y diez días.
9. Cistitis
Infección leve de las vías urinarias que provoca molestias al orinar y que en general es leve salvo que vaya a mayor. En el caso de las personas no reticentes, puede ser por llevar ropa mojada, como bañadores, de forma prolongada. Si es leve, beber abundante agua e ingerir arándanos puede curarla. Pero cuando ya ha ocurrido otras veces, es común que no pare y termine con sangrado en la orina, intenso dolor abdominal y fiebre, por lo que se necesitará de antibióticos. Sobre todo para quienes la padecen, la doctora recomienda realizar ejercicio en el suelo pélvico para “intentar impedir el acceso a los bichitos que la causan”.
10. Micosis cutánea
Los llamados hongos, muy frecuentes en los pies, son causados por la humedad, bien por el sudor o por no secarse bien. Técnicamente se trata de una inflamación en la piel, por lo general entre los dedos de los pies, que produce grietas y mucho picor. “Estos hongos viven con nosotros, pero la humedad provoca una alteración en sus niveles que necesitan un tratamiento específico recetado por un médico y que puede durar hasta 15 días”, afirma Carmen Jodar Casanova. Para evitar esta afección, la médica aconseja no utilizar calcetines para dormir, emplear sandalias adecuadas que sean siempre de piel y no de plástico o goma para ayudar a la transpiración del pie y si se necesita utilizar calcetines, elegirlos de algodón.