Acudir a las citas médicas con ellos, estar pendiente de sus comidas y medicación, limpiarles la casa, acompañarlos y estimularlos… No todo el mundo tiene tiempo para atender a sus familiares ancianos, y necesita recurrir a la asistencia de un cuidador. ¿En qué hay que fijarse para no equivocarse en la elección? Cuidar a una persona mayor es un trabajo agotador, que requiere altas dosis de cariño y paciencia, además de un mínimo conocimiento en atención sanitaria, responsabilidad y capacidad de reacción ante situaciones de emergencia. En este artículo te mostramos qué opciones hay, qué cualidades debe reunir un cuidador y cuánto pueden costar estos servicios, para ayudarte a escoger el idóneo.
¿Qué opciones hay?
En España hay casi nueve millones de personas mayores de 65 años, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Conforme van cumpliendo años, muchas necesitan unos cuidados y una atención que su familia no siempre puede o sabe darles, por lo que encontrar cuidador se convierte para algunos en la solución idónea para su familiar anciano. Hay diversas opciones a las que se puede recurrir:
- Particulares. Los servicios de estos cuidadores se conocen, generalmente, por el “boca a boca” entre familiares y conocidos. Las referencias en este caso son muy cercanas y se pueden constatar, por lo que es una opción muy extendida.
- Empresas. Cada vez hay más empresas dedicadas a facilitar cuidadores a las familias que necesiten este servicio. Cuentan con profesionales que, además de tener “conocimiento en geriatría o enfermería, son muy empáticas y con dilatada experiencia”, explica Carlos Martínez, director de una de estas empresas.
- Voluntarios. La Asociación Española contra el Cáncer, Cáritas o la Obra Social de algunas empresas están muy presentes en el ámbito de los cuidados paliativos y la atención a los ancianos enfermos, con voluntarios. No son una solución para cubrir una amplia franja horaria, ni para todos los casos, pero pueden resultar un alivio y reducir las horas que hay que pagar a un cuidador, sabiendo que el familiar estará bien atendido. Para saber si puedes acogerte a una de estas opciones, lo más eficaz es contactar con estas asociaciones y exponer tu caso concreto.
Imagen: Sabinevanerp
La situación del mayor
Para buscar —y encontrar— el cuidador adecuado resulta fundamental tener en cuenta el estado físico y mental del anciano y sus necesidades. No es igual ayudar a limpiar la casa y pasear un rato, que tener que asear, curar y dar de comer a una persona encamada o atender a ancianos con algún deterioro cognitivo. Cuando se cuida a una persona, además, «se deben respetar sus valores, costumbres, creencias y preferencias, respetando y promoviendo su autonomía y evitando situaciones de sobreprotección», señala Raúl Vaca Bermejo, vocal del Área de Ciencias Sociales y del Comportamiento de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).
El estado físico y mental del anciano, sus necesidades y carácter son esenciales a la hora de buscar cuidador
Así, el grado de dependencia, las horas que necesite ser atendido y —muy importante— el carácter del anciano deben ser cuestiones esenciales al abordar la búsqueda de cuidador. Sea cual sea la opción escogida, hay que exponer con claridad a la persona contratada qué servicios se requerirán de ella y su grado de responsabilidad en la atención al mayor.
¿Qué cualidades debo buscar en el cuidador?
Para no equivocarte a la hora de elegir un cuidador para un anciano, es importante que reúna todas o la mayor parte de estas cualidades:
- Conocimientos sanitarios. En las empresas ofrecen personas con conocimientos en el área sanitaria (o ellas les brindan formación), como profesionales vinculados a la geriatría, la enfermería, etc. Sin embargo, aunque conviene que el cuidador tenga formación en este área, no es preciso tener conocimientos muy elevados, ya que nuestro sistema sanitario ofrece el servicio de enfermeros a domicilio cuando el anciano tiene necesidades específicas (curas de escaras, control de la medicación, analíticas…).
- Responsabilidad. Por regla general los ancianos toman medicación, tienen dietas específicas, citas médicas… Su cuidador debe estar al tanto para cumplir al milímetro las instrucciones y ser plenamente consciente de que un descuido puede resultar fatal.
- Capacidad de reacción ante las emergencias. Los ancianos pueden sufrir caídas, accidentes domésticos, atragantamientos… o situaciones aún peores en caso de estar enfermos. Es imprescindible que su cuidador sea capaz de detectar una emergencia y actuar con serenidad y eficacia si llega el momento.
- Paciencia. Las personas mayores pueden llegar a resultar muy cansadas pues son repetitivas, se vuelven cada vez más maniáticas y, además, lo habitual es que no progresen y mejoren, sino al contrario. En casos graves, ni siquiera son conscientes de sus acciones o palabras. Es imprescindible que un cuidador de ancianos sea una persona paciente.
- Empatía. «Es una de las cualidades esenciales que debe tener el cuidador», señala Carlos Martínez, pues algunos ancianos son complicados y pasan situaciones dolorosas, difíciles… Una persona capaz de ponerse en su lugar, aunque a veces sea difícil, es el perfecto cuidador. Además, un cuidador debe ser cariñoso, respetuoso, amable…
- Flexibilidad. La situación de una persona mayor es cambiante (más aún si tiene alguna patología), por lo que su «capacidad de adaptación a los cambios en las necesidades de la persona a la que cuida es una cualidad imprescindible», tal y como apunta Mª Ángeles García, coordinadora del grupo de Trabajo de la SEGG sobre la Ley de Dependencia.
- Buena presencia. Como en cualquier trabajo, la higiene personal, un atuendo sin estridencias y el saber estar son cualidades importantes.
- Fuerza física. En los casos en que sea necesario levantar al anciano, asearle, cambiar pañales o de postura a personas muy gruesas o de cierta envergadura es muy conveniente que, para evitar caídas, etc., el cuidador tenga cierta fortaleza física.
¡Muy importante! Referencias y período de prueba
En el momento de buscar un cuidador para un anciano, las prisas juegan en tu contra. Nunca conviene precipitarse, y antes de contratar a una persona que se encargue de tu familiar es importante tener referencias, tanto si recurrimos a una empresa como a un cuidador particular. Lo más recomendable es que siempre vengan avalados por experiencias anteriores satisfactorias.
Un período de prueba es esencial para ver la conexión entre cuidador y anciano y comprobar otras cualidades
¿Crees tener al candidato perfecto tras haber mantenido una entrevista personal? Es el momento decisivo: presentar a anciano y cuidador. Conviene establecer un período de prueba, que es donde realmente se ve si hay conexión entre ambos (si las capacidades mentales del anciano no están mermadas). «Es uno de los aspectos fundamentales para que la relación llegue a buen puerto”, apunta Martínez. Además, durante el período de prueba podrás comprobar si el anciano está limpio, hidratado, relajado, etc.; condiciones que te ayudarán a tomar una decisión.
Imagen: Geralt
¿Cuánto cuesta un cuidador?
¿Cuánto pueden costar estos servicios? La horquilla es muy amplia, aunque no resultan servicios baratos para una familia de ingresos medios, ya que oscilan entre 800 y 1.500 euros mensuales, siendo más caro en las grandes capitales que en localidades pequeñas.
La tarifa media de un cuidador es de 20 euros la hora (dos horas al día saldría por unos 800 euros al mes). Si el cuidador trabaja como interno (vive en la casa y trabaja de lunes a viernes), el mínimo que cobran ronda 700-800 euros al mes, a lo que se añade su manutención y alojamiento. Además, hay que pagar la Seguridad Social del trabajador.
Si decides recurrir a los servicios de un cuidador para atender a tus familiares ancianos, sea a través de una empresa o un particular, hay otra cuestión importante: debes firmar un contrato. En él deben aparecer con claridad los datos de empleador y empleado, el importe que se pagará por los servicios prestados, así como las horas o los días de trabajo y, si es posible, especificar sus funciones.
No siempre es posible recurrir a un cuidador externo a la familia. De hecho, “los cuidados se dispensan mayoritariamente en el ámbito familiar no remunerado, hasta en las tres cuartas partes de los casos”, según señala Raúl Vaca, vocal del Área de Ciencias Sociales y del Comportamiento de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).
Si no te queda más remedio que atender a tu familiar anciano, debes tener en cuenta que no es una situación transitoria (y desconoces cuánto tiempo tendrás que serlo). Por ello, como señala Mª Ángeles García Antón, coordinadora de los cursos de formación online de la SEGG para cuidadores de personas en situación de dependencia, “es esencial formarse, planificarse y prepararse para poder desarrollar su función en las mejores condiciones”. De este modo se garantiza la calidad de los cuidados de la persona en situación de dependencia y su continuidad, evitando institucionalizaciones no deseadas.