¿Por qué apenas tenemos recuerdos de cuando éramos bebés? La ciencia aún no ha hallado una respuesta certera para explicar por qué los recuerdos de los primeros años de vida no permanecen en nuestra memoria. Pero se han propuesto distintas teorías. Este artículo presenta las conclusiones de algunas de las investigaciones más recientes sobre la causa de la amnesia infantil y la fragilidad de los recuerdos infantiles.
¿Qué es la amnesia infantil?
La amnesia infantil es aún un misterio para la ciencia. El hecho de que tanto niños mayores, como adolescentes y adultos seamos incapaces de recuperar recuerdos de nuestros primeros años de vida resulta incluso paradójico, si se tiene en cuenta la extraordinaria capacidad de aprendizaje del niño durante esa etapa.
Una investigación difundida en 2011 ratificaba lo frágiles y volátiles que resultan los recuerdos infantiles. El trabajo —dirigido por Carole Peterson, especialista de la Universidad Memorial de Terranova (Canadá)— consistió en consultar a 140 niños de entre 4 y 13 años acerca de tres recuerdos de las experiencias más tempranas que pudieran recordar. Dos años más tarde la científica se reencontró con esos menores para hacerles la misma pregunta.
En la primera consulta, los más pequeños podían recordar cosas muy antiguas, incluso de cuando tenían apenas 18 meses de edad. La veracidad de estos recuerdos fue comprobada luego a través de sus padres.
Y en la entrevista de dos años después, en cambio, la mayoría no solo mencionaba hechos distintos, sino que, además, cuando se les describían los hechos que ellos mismos habían narrado en el primer encuentro negaban que eso les hubiese pasado.
En el caso de los más grandes, de entre 10 y 13 años en el momento de la primera entrevista, los recuerdos que contaban tampoco eran los mismos. Y esto se debía a que, a los 10 años, la amnesia infantil ya ha actuado y las memorias de los primeros años se han perdido.
¿Por qué no recordamos nuestros primeros años?
Las nuevas neuronas limpian la memoria de recuerdos infantiles
Un estudio realizado en 2012 por científicos de la Universidad de Toronto (Canadá) parece arrojar algo de luz sobre la cuestión. Sheena Josselyn y Paul Frankland, quienes han dirigido la investigación, han hallado indicios de que la explicación es neuronal. En concreto, el origen de la amnesia infantil estaría en la creación de nuevas neuronas en el hipocampo, una región del cerebro. «Los niños exhiben altos niveles de neurogénesis en el hipocampo con la consecuente incapacidad de formar recuerdos duraderos», explican. El descenso del ritmo de generación de nuevas neuronas, además, coincide con el surgimiento de la habilidad de formar recuerdos duraderos a largo plazo. En las pruebas realizadas con ratones se demostró también lo contrario: cuando la creación de neuronas se ralentiza, el olvido no se produce. La conclusión sería que los altos niveles de creación de neuronas en el hipocampo frenan la capacidad de desarrollar recuerdos perdurables.
Imagen: Pixabay
Aunque la falta de madurez del hipocampo está detrás de la amnesia infantil, esta parte del cerebro no permanece inactiva. Una investigación reciente con imágenes cerebrales realizada por científicos de la Universidad de Yale (EE. UU.), y recogida en la revista Current Biology, muestra que los bebés de tan solo tres meses ya utilizan el hipocampo para reconocer y aprender patrones. Para el estudio se empleó tecnología de imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf) con el fin de captar la actividad del hipocampo de 17 bebés, de entre tres meses y dos años de edad, mientras se les presentaban dos conjuntos de imágenes en una pantalla. Después de mostrar a los bebés estos dos conjuntos de imágenes varias veces, el hipocampo respondió con más fuerza al conjunto de imágenes estructuradas que al conjunto de imágenes aleatorias.
Los investigadores aseguran que el tamaño del hipocampo se duplica en los dos primeros años de vida y acaba desarrollando las conexiones necesarias para almacenar los recuerdos. «Aunque no podamos recordar las experiencias infantiles más adelante en la vida, éstas se registran, no obstante, de un modo que nos permite aprender de ellas», señala Nick Turk-Brone, profesor de psicología en Yale y autor principal del artículo.
La amnesia infantil, según Freud y Piaget
Sigmund Freud fue uno de los primeros científicos en interesarse por la memoria infantil. Afirmó que los recuerdos de los primeros cinco años de vida no se eliminan, sino que quedan «reprimidos» en nuestra mente.
Más tarde, Jean Piaget propuso que la dificultad para acceder a esas memorias radica en el hecho de que fueron guardadas en códigos diferentes, en función del periodo de desarrollo del niño. Para Piaget, hay una primera etapa llamada sensorio-motor (entre el nacimiento y los dos años de edad), luego la etapa preoperacional (entre los dos y los siete años), la de operaciones concretas (entre los 7 y los 12 años) y la de operaciones formales (de 12 a 17 años). Por eso, según esta teoría, del primer periodo no se conserva ningún recuerdo, del segundo unos pocos. Después, la memoria crece a medida que se avanza en el tiempo.
La memoria del niño se refleja en su habla
No obstante, la explicación más aceptada hasta ahora está relacionada con el desarrollo del lenguaje en los bebés. Los científicos han llevado a cabo varios experimentos con un mismo patrón: preguntar a niños por acontecimientos de su vida ocurridos seis meses o un año atrás. En ese lapso, los pequeños habían adquirido nuevas competencias lingüísticas. Sin embargo, al narrar sus recuerdos, lo hacen empleando las mismas herramientas verbales con las que contaban en el momento de vivir esas experiencias.
El artículo que describía tales experimentos fue publicado en 2002 por científicos de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda). La conclusión a la que llegaron es que el desarrollo del lenguaje desempeña un papel fundamental en la amnesia infantil. Según este principio, cada persona olvidaría todo lo que no hubiera sido capaz de narrar en el momento de vivirlo.