La piel constituye mucho más que un suave envoltorio. También nos protege de los agentes externos y conforma el mayor órgano de nuestro cuerpo. Pero la epidermis también padece molestias y entre las más desagradables está el picor. El prurito, como se denomina en el mundo médico, es un síntoma subjetivo que puede surgir por múltiples causas, como veremos en las siguientes líneas. ¿Una alergia? El desencadenante puede esconderse en tu camiseta preferida, en tu crema de sol e incluso en ese alimento que tanto te gusta.
Aunque el motivo del picor varíe, el mecanismo que activa en el cuerpo es el mismo: tu organismo libera histamina en grandes cantidades, «una molécula del grupo de las aminas, que fabricamos dentro de las células de nuestro cuerpo, como neuronas o plaquetas», explica la alergóloga Isabel Ojeda, de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). El problema empieza cuando la concentración de histamina en sangre resulta mayor de lo normal. Entonces, el cuerpo manda un mensaje al cerebro sobre la necesidad de rascarse. Y aquí empieza el temido escozor.
1. Vigila los tejidos que más irritan la piel
Si tienes la piel sensible, debes prestar atención a la ropa que metes en tu armario, porque no resulta lo mismo que en su etiqueta señale que contiene algodón, poliéster, lino o lana. Ten en cuenta que hay tejidos o productos como tintes que pueden ser irritantes. Por regla general, las fibras sintéticas resultan menos transpirables, por lo que tienden a provocar más picores. Una molestia que crece durante los meses de calor, en especial si practicas ejercicio al aire libre o tienes tendencia a sudar mucho.
«Hay veces que la piel se vuelve hiperreactiva al contacto con ciertos tejidos, y lo que empieza siendo un cosquilleo acaba por convertirse en un picor más intenso«, advierte Ana Giménez, dermatóloga y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). El problema se agrava cuando tenemos la piel seca, ya que también resulta más sensible al tacto.
Entre los tejidos más susceptibles de provocar picores en las pieles sensibles se encuentra el poliéster, omnipresente en nuestro armario, ya que forma parte del 50 % de las prendas que vestimos. Aunque es barato, el poliéster no deja que la piel transpire, porque no absorbe bien la humedad, y no siempre resulta agradable al tacto. Además, como todos los plásticos, no puede biodegradarse y produce gran impacto en el planeta.
Otros tejidos que pueden causan picores en la piel son la licra, el nailon y el rayón o viscosa, una mezcla de fibras vegetales de madera o algodón reutilizada, tratada con hidróxido de sódico. También puede ser un motivo la lana, por su textura gruesa.
Al contario, también existen materiales más amables con la epidermis. Entre ellos destacan las fibras naturales como el algodón o el lino. En general, cuanto más suave sea el tejido, más amable resultará con la piel.
En cualquier caso, para alejar el picor, recuerda quitar siempre la etiqueta de la ropa -bien cortada al ras o, mejor aún, arrancada si es posible-, porque su contacto suele molestar. Y para disminuir el riesgo de irritación, además, intenta lavar tus vestidos, camisetas y pantalones con un detergente suave y aclararlos bien, especialmente cuando son nuevos. Así retiras posibles excesos de suciedad, tintes y otros productos químicos que pueden causar escozor.Imagen: Pexels
2. ¿Es el protector solar?
Aunque el protector solar resulta esencial para alejar los efectos nocivos de los rayos UV, conviene echar un vistazo a su composición. Cualquier químico que entra en contacto con tu piel puede irritarla, en especial si ya tienes una herida o eczema, inflamación o rojez. Las cremas solares suelen contener moléculas como el óxido de zinc o dióxido de titanio, que bloquean el paso de la radiación, o químicos como la benzofenona, que reducen sus efectos perniciosos. Pero puedes sufrir una alergia a estos componentes.
Si tienes la piel sensible o una intolerancia, puedes usar cremas solares infantiles, ya que son las más hipoalergénicas.
3. ¿Una comida exótica?
Si tienes alergia a un alimento o a un grupo de ellos, su ingesta puede provocarte un salpullido en la piel. De hecho, resulta un problema en auge: las intolerancias y alergias alimentarias se han triplicado en los últimos 20 años en España y condicionan la vida de millones de personas.
La sensación de picor suele aparecer en la boca, en los labios, pero también en otras zonas de la piel, si has tocado un alimento que te causa urticaria. Otras veces el peligro reside en la cubierta de los alimentos, como en el pelo del melocotón o del kiwi.
En cualquier caso, hay que consultar al doctor, ya que la anafilaxia constituye una explosión alérgica severa que afecta a todo el organismo, y puede resultar fatal. Por eso, los médicos pueden aconsejarte llevar siempre contigo adrenalina (sustancia que bloquea la reacción).
4. ¿Tengo alergia al sol?
Algunos medicamentos aumentan la sensibilidad de la piel a los efectos de la luz solar u otras fuentes de rayos ultravioletas (la llamada fotosensibilidad). Entre ellos se encuentra la tetraciclina, usada en los tratamientos para prevenir el acné, y la clorotiazida, para tratar la hipertensión. Para evitarlo, infórmate de lo que estás tomando y consulta con el alergólogo para protegerte.
5. ¿Debo culpar a las plantas?
No resulta nuevo: la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica destaca el incremento del número de alérgicos al polen en los últimos años y calcula que en 2030 uno de cada cuatro españoles lo será.
Pero no tienes que ser alérgico para sentir el picor esta primavera o verano. Algunas plantas como la ortiga resultan irritantes para todos. Y los entusiastas del aire libre y los jardines saben de primera mano que rebozarse en el césped puede despertar picores casi instantáneos en todo el cuerpo, aunque remiten de forma espontánea sin necesitar tratamiento.
Para evitar los picores, necesitas detectar su causa. Además, conviene mantener la piel sana, limpia y bien hidratada, ya que fortaleceremos su barrera hidrolipídica (agua y grasa) y la haremos más resistente al prurito. Y, por difícil que parezca, si te pica, no te rasques, porque frotarte solo empeorará el problema.