Tener una presión arterial alta (por encima del límite de 130/80 mm Hg) pone en tensión a nuestros vasos sanguíneos, por lo que puede dañarlos. Y cuanto más alta es la tensión, más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear la sangre. Además, implica un problema de salud grave: la hipertensión resulta el primer factor de riesgo de muerte en el mundo y es responsable de casi 10 millones de fallecimientos a nivel global, ya que puede producir ictus, insuficiencias cardiacas, infartos y hasta enfermedades renales, advierte la Sociedad Internacional de Hipertensión. A continuación te contamos cuál es la tensión normal, cómo debes tomártela y qué debes hacer si es alta.
El dilema, según un estudio publicado en The Lancet, reside en que la mitad de los hipertensos no saben que sufren este problema que, para mayor obstáculo, no siempre manifiesta síntomas claros, por lo que detectarlo sin ayuda de la tecnología puede resultar una tarea complicada. Y su prevalencia es alta: la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que uno de cada tres adultos padece hipertensión.
No todo resultan malas noticias: la hipertensión se puede controlar y tratar. Pero para ello, recuerdan los expertos, hay que hacerse revisiones médicas y llevar un control de nuestra presión arterial en casa. Incluso cuando no estamos enfermos.
Esta es la tensión arterial normal
Una tensión arterial adecuada ayuda a que la sangre llegue al cerebro en condiciones óptimas y facilita que esta distribuya de modo correcto sus nutrientes y el oxígeno a los músculos y órganos del cuerpo. La cardióloga Petra Sanz, miembro del Consejo de Expertos de la Fundación Española del Corazón (FEC), explica que, «en reposo, el límite máximo saludable no debe superar los 120 milímetros de mercurio (mm Hg) cuando el corazón late (tensión sistólica) y 80 mm Hg cuando el corazón se relaja (tensión diastólica)».
De hecho, mantener este indicador básico en medicina por debajo del límite de 120/80 mm Hg supone reducir el riesgo de mortalidad un 13 %, según un metaanálisis publicado en 2016. Aunque sin sobrepasarse: una tensión demasiado baja o por debajo de los 90/60 mm Hg tampoco resulta saludable, ya que la hipotensión puede provocar mareos, desmayos, fatiga o visión borrosa.
El caso es que todos podemos aprender a medir nuestra tensión arterial en casa. Hacerlo de forma regular y siguiendo este protocolo ayuda a mantenerla controlada. Y, en caso de problemas, a acudir al médico pronto.
Cómo tomar la tensión arterial correctamente
1. No después de hacer ejercicio
La doctora Petra Sanz recuerda que «hay que tomarse la tensión cuando nuestro cuerpo esté en reposo», por lo no hay que hacer ejercicio físico ni haber comido o tomado café durante los 30 minutos previos.
Tampoco vale medirse cuando estamos enfadados, cansados o estresados, ya que estas situaciones inducen a errores, y dará un valor exagerado. Y antes de sentarte a medirte la tensión, recuerda ir al baño: tu vejiga debe estar vacía.
2. Siéntate y no hables
Para tomarte la tensión arterial, siéntate en una silla cómoda, sin cruzar las piernas y con la espalda totalmente apoyada en el respaldo de la silla. Mantén el brazo en reposo, apoyado sobre la mesa y colocado a la altura del corazón.
Reposa sentado unos cinco minutos antes de realizar la toma de presión y «recuerda que ni la persona que se toma la tensión ni quienes están con ella deben hablar», advierte Sanz.
3. Comprueba que el tensiómetro funciona bien
Existen aparatos electrónicos para medir la tensión arterial en casa (tensiómetros) de varios tipos: en general, pueden ser de muñeca o de brazo. Los expertos aconsejan escoger un aparato que mida la tensión en el brazo, ya que la medición resultará más fiable.
Pero ante todo, asegúrate de que el dispositivo está homologado y validado por una sociedad científica. Para ello, puedes acudir al sitio web de la Sociedad Española de Hipertensión, donde existe un listado actualizado de los tensiómetros que cumplen con los estándares clínicos.
También conviene adquirir uno que haya demostrado que funciona bien. «Podemos comprobar que nuestro tensiómetro trabaja adecuadamente tomándonos la tensión con distintos aparatos«, aconseja. Una idea sencilla: compara las medidas de tensión arterial con las que arroja el dispositivo de tu centro de salud o de la farmacia. «Hay que confirmar que los resultados de la tensión son similares», añade la cardióloga.
Un miedo habitual es pensar que el aparato dejará de ofrecer la medida correcta o no avisará cuando las pilas se agoten. Sanz nos tranquiliza: «No es cierto que pierdan eficacia cuando se están acabando las pilas, ya que el tensiómetro directamente dejará de funcionar«.
Pero sí conviene calibrarlo de forma periódica, una tarea en la que puede ayudarnos nuestro médico o enfermero. Y recuerda comprarlo en un sitio seguro, como farmacias y tiendas especializadas. Su precio ronda entre 40 y 100 euros.
4. Ponte el manguito
El tensiómetro va unido a un manguito de presión arterial que, una vez ajustado, se inflará y desinflará en función del bombeo de la sangre, conectado a un sensor de presión que mide los movimientos de la arteria. La cardióloga advierte que «hay que escoger un manguito de tensión de un tamaño adecuado al diámetro de nuestro brazo». Los hay de tres tallas: niño, adulto y para brazos gruesos o muy musculados.
Coloca el manguito y ajusta bien el velcro sobre el brazo sin ropa, de modo que quede entre dos y tres centímetros por encima de la flexión del codo. Si llevas ropa, quítatela o remángate, pero asegurándote de que no ejerce presión en el brazo. El tubo que transmite el aire de la oscilación de la onda del pulso debe quedar hacia abajo (con sentido a la mano) y en la línea media del brazo. Este tubo se conecta al tensiómetro.
Deja el brazo relajado, la palma de la mano hacia arriba y en descanso, y el codo ligeramente flexionado, formando un pequeño ángulo.
5. Apunta los datos en un cuaderno
Ya puedes encender el aparato: notarás cómo el manguito se hincha de forma automática. Hay que esperar a que el número de la pantalla deje de oscilar y aparezcan todos los datos. Anota las cifras de presión arterial «alta» y «baja», así como el pulso o frecuencia cardiaca, la fecha y la hora de la medición.
Ahora bien, «se deben realizar varias lecturas en cada medición», anota Sanz. Y resulta imprescindible llevar un registro escrito para mostrárselo a tu médico o enfermera.
6. Repite la medición
Si no tienes un problema diagnostico, «puedes realizarte mediciones de control cada año», explica la cardióloga. Pero si tu médico ya te ha diagnosticado como hipertenso, conviene tomarse la tensión durante una semana completa, con dos lecturas durante la mañana y dos durante la noche.
«Posteriormente, si el paciente tiene adecuado control de la tensión arterial y está tratado con fármacos, es recomendable la toma de tensión arterial una vez al mes; con dos medidas en cada ocasión, separadas en cinco minutos», señala Sanz.
La tensión es alta, ¿qué debo hacer?
Cuando la tensión arterial alcanza o supera el límite del 130/80 mm Hg se considera alta o elevada. Entonces, hay que consultar con el médico.
Para mantener nuestra presión arterial bajo control a veces basta con llevar unos hábitos de vida saludables, como seguir una dieta sana, reducir la ingesta de sal, hacer ejercicio de forma habitual, no fumar y evitar el uso nocivo del alcohol. Otras veces, estos cambios no resultan suficientes, y hay que tomar medicamentos con prescripción médica para mantener la tensión controlada. Los expertos también aconsejan hacerse revisiones periódicas de la cantidad de azúcar y de colesterol en sangre, y del nivel de albúmina en la orina. Y siempre tener a mano el tensiómetro, y utilizarlo de forma regular.