Unos hábitos adecuados de hidratación deben formar parte de nuestra rutina diaria, incluyendo el tiempo que dedicamos al ocio, como, por ejemplo, mientras vemos nuestras películas o series favoritas en streaming en el televisor, la tableta, el ordenador o el móvil. Porque, ¿sabías que beber poca agua afecta a la atención, a la capacidad de retención y a la memoria? En el siguiente artículo explicamos por qué es importante beber agua con regularidad y cómo proteger tu vista, que también se resiente ante la exposición prolongada a las pantallas.
Este año viene cargado de estrenos de las series más populares, y los fans ya se muestran inquietos ante su llegada. Con más de 7,3 millones de usuarios al mes, se pone de manifiesto la creciente imposición de este tipo de contenidos a la carta frente a la televisión tradicional. Las distintas plataformas en línea ofrecen sus series por capítulos o temporadas completas, lo que favorece el consumo intensivo de estos contenidos por parte de muchos de sus usuarios, que pueden llegar a visualizar una temporada completa en solo un día.
Series para ‘maratonear’, recordar y entender a la primera
Escogida la serie para darle al play, preparamos todo para sentarnos y relajarnos. Nos acomodamos en el sofá o, incluso, la cama, y podemos estar horas sin levantarnos, viendo cómo se sucede de forma automática un episodio tras otro. Según los últimos datos aportados por la consultora Barlovento, los españoles consumen más de cuatro horas al día de contenidos en streaming. Si en este tiempo no recordamos hidratarnos de manera adecuada, la deshidratación puede tener efectos negativos en nuestra compresión cognitiva.
Tal y como refleja el Instituto de Investigación de Agua y Salud (IIAS) en su ‘Guía de la hidratación saludable’, “en situaciones de deshidratación, los errores semánticos son mayores y la ejecución en las tareas de comprensión es más deficiente. En estos casos, una de las principales afectadas es la memoria, más en concreto la memoria a corto plazo, que repercute en el almacenamiento de información de forma inmediata, especialmente en la información auditiva”. Esto hace que rebobinemos la escena o hagamos un esfuerzo extra por comprender qué nos hemos perdido. La memoria semántica se ve perjudicada al querer recordar los nombres propios y de objetos, aquello que comúnmente “tenemos en la punta de la lengua” y que acabamos buscando en Internet o redes sociales para mitigar la irritación de saberlo pero no acordarnos.
Además, diversos estudios muestran que la fatiga mental explica el déficit en la fluidez y la comprensión verbal. Como declara Silvia Álava, psicóloga experta en hidratación y miembro del Comité Científico del IIAS, “simplemente con un 1 % o 2 % de deshidratación sobre el peso corporal se pueden realizar peor las tareas que implican atención visual selectiva; puede disminuir la capacidad de atención sostenida e, incluso, la concentración”. Si mantenemos una buena hidratación, habrá más posibilidades de estar más concentrados y atentos al contenido.
Por ello, el IIAS recomienda beber unos 330 mililitros de agua cada dos horas, aproximadamente, aprovechando estas pausas para descansar la vista, moverse y estirar los músculos. Procura beber a pequeños sorbos para favorecer la absorción del agua, y a una temperatura de entre 10 ºC y 15 ºC, sobre todo en esta época de resfriados, gripes y catarros.
Cuidado también con la vista
Con el consumo excesivo de contenido en streaming también favorecemos efectos perjudiciales en nuestra salud ocular. La oftalmóloga Isabel Rodríguez Serrano, de la óptica Madriz, detalla los efectos negativos del consumo excesivo de contenido audiovisual y aporta un par de consejos para minimizarlos.
“El primer efecto de la exposición prolongada a las pantallas es la fatiga visual, causada por un exceso de acomodación en los ojos. Ese constante esfuerzo hace que el ojo pierda contraste y, debido a ese cansancio, aparecen los famosos ojos rojos, generándose así una sensación de sequedad ocular. Otro efecto muy importante se debe a la luz cian emitida por las pantallas LCD y LED, que tiene una longitud de onda dañina para el ojo y que es problemática a largo plazo, ya que favorece el envejecimiento prematuro de la retina y el cristalino. A corto plazo, la exposición a las pantallas durante la noche reduce la calidad del sueño al inhibir la secreción de melatonina, la hormona del sueño”, explica Rodríguez Serrano.
Imagen: Mohamed Hassan
Para reducir estos efectos en tu vista, puedes poner en práctica los siguientes consejos:
- Ayudarte con un asiento ajustable para estar a una distancia y altura adecuada a la pantalla. Se aconseja colocarla a la altura de los ojos y mantener una distancia mínima que se corresponda con nuestro brazo y que irá en aumento cuanto mayores sean las pulgadas de la pantalla.
- Usar una fuente de luz externa, como una lámpara o flexo, hace que nuestras pupilas no se dilaten por la falta de iluminación, evitando las aberraciones y el cansancio visual.
- Lo idóneo sería mirar un objeto lejano y enfocarlo cada 10 minutos, pero al consumir contenidos audiovisuales, cada 30 minutos hay que procurar descansar la vista.
- El empleo de la lágrima artificial hidrata el ojo y evita la irritación, más aún para los usuarios de lentes de contacto.
Por eso, cuida tu vista y, por supuesto, ¡bebe agua!