La creencia popular afirma que las verduras congeladas pierden sus nutrientes y propiedades durante el proceso de ultracongelación, y que los productos frescos son los más sanos. Pero la realidad es otra. Las verduras congeladas son alimentos sin aditivos ni conservantes, que mantienen sus vitaminas y minerales, resultan fáciles de preparar y están listos para consumir durante todo el año. Basta con abrir el envoltorio y cocinarlas para disfrutar de una comida rica, fresca y saludable en cualquier momento.
Las frutas y verduras son alimentos indispensables en nuestra dieta. Nos aportan vitaminas, minerales, fibra y agua, todos ellos nutrientes necesarios para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo. Cuanta más variedad incluyamos a lo largo del día, aún mejor para la salud. En ensaladas, como primer plato o bien de acompañamiento, las verduras siempre funcionan bien en la mesa.
Estamos acostumbrados a consumir verduras de temporada, pero a veces la temporalidad puede jugarnos una mala pasada. Ocurre cuando, por ejemplo, buscamos una hortaliza concreta para una receta y desconocemos el tiempo que ha pasado desde que se recolectó hasta que ha llegado al supermercado. Ese intervalo es crucial para los nutrientes, puesto que estos se reducen conforme pasan los días y acaban por degradarse; tanto, que incluso pueden llegar a producir patógenos.
La creencia popular, en cambio, sostiene por error que las verduras congeladas pierden sus nutrientes y propiedades. La realidad indica todo lo contrario: cuanto menos tiempo y procesos de manufactura transcurran entre la recogida del producto y su consumo, más beneficioso será. De hecho, los valores nutricionales más altos se obtienen de las verduras de “kilómetro 0”, es decir, de aquellas que nos llegan directamente del huerto. Pero la mayoría de las personas no tiene huerta en su casa, así que pocas veces se consumen de esta manera.
Beneficios del ultracongelado
La solución pasa por el proceso de ultracongelación, que permite que las verduras conserven prácticamente las mismas condiciones con las que se han recogido en el campo, por lo que mantienen su calidad, color y nutrientes. Las verduras que se ultracongelan se recolectan en el momento óptimo de maduración, y el tiempo que transcurre entre la recogida y el proceso de ultracongelación (menos de dos horas) es muy corto, lo que posibilita que conserven intactas todas las vitaminas y minerales. Una situación que cambia en el caso de los productos frescos: cuando se recolectan y se transportan al mercado, su proceso de deterioro y oxidación es mucho más rápido.
Otras ventajas de las verduras ultracongeladas es que no contienen aditivos ni conservantes, son fáciles de preparar, están ya peladas y libres de desperdicio, se pueden consumir durante todo el año (más allá de la temporada) y conservan sus propiedades intactas en el tiempo, sin que les afecte ningún patógeno ni la maduración. De esta manera, puedes disponer de ellas sin tener en cuenta los meses de recogida. Cualquier día es bueno para comer verduras ultracongeladas. Además, te ahorras tiempo de cortar, pelar, lavar… porque ya vienen listas para cocinar. Ni siquiera hace falta descongelarlas previamente.
Hoy en día podemos encontrar numerosas frutas o verduras en cualquier momento del año, desde frutas tropicales hasta diferentes variedades de lechuga o de tomates. Si algunas se comercializan durante todo el año, ¿cómo podemos saber en realidad a qué temporada corresponde cada una? En teoría, adquirir productos de temporada puede implicar que hayan recorrido 15.000 kilómetros almacenados en cámaras frigoríficas. Durante el transporte cambia el nivel de sus nutrientes, sus características sensoriales, la textura, el sabor, sus aromas o incluso el color.
Por eso, la Asociación Española de Fabricantes de Vegetales Congelados (ASEVEC) recomienda el consumo de verduras ultracongeladas. Los motivos son muchos. Además de mantener todas sus propiedades y nutrientes, podemos encontrarlas todo el año. Su impacto en el medio ambiente es mínimo, suponen una buena ocasión de alimentarnos de manera saludable y llevar así una vida sana, y podemos incluirlas en los recetarios tradicionales de la dieta mediterránea.