Los riñones son fundamentales para el organismo: eliminan los desechos en la sangre y los líquidos que ya no necesitamos. Cuando se presenta un fallo renal, el cuerpo tiene dificultades para procesar ciertas proteínas, grasas y carbohidratos. Los alimentos altos en sodio, fósforo y potasio, así como las bebidas alcohólicas y azucaradas pueden causar estragos en una persona con el padecimiento, así que vigilar lo que comemos y bebemos es imprescindible. ¿Cuál es la dieta recomendable? No existe un régimen único. “Todas personas son diferentes y todos tenemos distintas necesidades nutritivas”, dice la Asociación Americana de Pacientes Renales. Pero aquí te ofrecemos una guía sobre cuáles alimentos te pueden ayudar a tener un mejor estilo de vida.
Fundamentos de la dieta para la insuficiencia renal
Los fallos renales son un problema de salud en España. Actualmente, el padecimiento afecta a unas siete millones de personas (entre un 10 % y 15 % de la población). La enfermedad renal crónica (es decir, aquella que requiere de hemodiálisis, diálisis peritoneal o trasplante) ha aumentado su incidencia en casi un 30 % en la última década, según los datos de la Sociedad Española de Nefrología (SEN). Y se estima que en las próximas décadas sea la segunda causa de muerte en España (hoy es la octava), solo por detrás del Alzheimer.
Ante este desolador panorama, una buena dieta es vital para sobrellevar la enfermedad y prevenir la aparición de otras como la diabetes, la hipertensión o la obesidad. «La enfermedad renal se puede controlar con una buena alimentación entre un 60 % y un 70 %», explica Secundino Cigarrán, nefrólogo del Hospital da Costa (Lugo). Pero sobre todo es importante mantenerse en buen estado en un contexto de crisis sanitaria. «En estos pacientes es más importante ser riguroso con la dieta, ante la dificultad para acudir a los centros sanitarios debido a un posible menor control médico», añade Ramón de Cangas, miembro de la Academia Española de Nutrición. No hay dudas: «Una buena alimentación es la clave para tener una vida mejor», resalta Cigarrán. El cuerpo, según los expertos consultados, tiene que recibir la cantidad adecuada de nutrientes: proteínas, calorías, grasas y carbohidratos. Para asegurarse de ello, lo más sencillo es poner atención en la cantidad de alimentos que se ingieren.
Por ejemplo, cuando se comen alimentos con demasiadas proteínas, los riñones trabajan mucho más. Pero eliminarlas de nuestra ingesta diaria es imposible. El cuerpo las necesita para mantenerse sano. ¿La solución? Se recomienda reducir las porciones o reemplazar la fuente de proteínas animales por vegetales, dependiendo de cada caso. Algo similar ocurre con los carbohidratos. Algunos de estos provienen de frutas y verduras. Otros, sin embargo, proceden de bebidas azucaradas, caramelos y otros productos procesados. Consumir grandes cantidades de grasa, por su parte, puede acarrear problemas en los vasos sanguíneos, el corazón y los riñones.
Para estar seguro de cuál es la cantidad adecuada es importante ponerse en contacto con un dietista renal. «Las limitaciones y cambios dependen de la fase de la enfermedad, de si el paciente está en diálisis o no», destaca De Cangas.
Alimentos indicados en una dieta para la insuficiencia renal
Los expertos en nutrición recomiendan, en principio, consumir pequeñas porciones de alimentos con un alto nivel de proteínas como las carnes rojas, el pollo, pescado o huevo. En todo momento, y dependiendo de cada caso, se pueden reemplazar por aquellas de origen vegetal: alubias, guisantes, lentejas, nueces y semillas de girasol, entre otros productos. Regularmente, los yogures y quesos tienen más proteínas que la leche, por lo que se deben de tomar con menor frecuencia, explican los especialistas. Lo ideal sería tener una dieta equilibrada entre productos de origen vegetal y animal.
Para ayudar a evitar que la grasa se acumule en los vasos sanguíneos y derive en problemas cardiovasculares, los especialistas indican que es mejor consumir productos a la plancha, asados u horneados en vez de fritos. Se recomienda la ingesta de aceite de oliva (en pequeñas cantidades), cacahuete o maíz y dejar a un lado la mantequilla o manteca de cerdo. Asimismo, se aconseja quitar la grasa de la carne y la piel de las aves antes de ser cocinadas. Lo ideal es comer un corte magro.
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Alimentos a evitar y vigilar las cantidades
Los carbohidratos son indispensables, pues proporcionan energía. Pero algunos de los alimentos que consumimos con regularidad contienen grandes cantidades de ellos y resultan dañinos para aquellos que sufren de problemas renales. ¿La razón? Son ricos en fósforo, potasio y sodio. El fósforo es un mineral que está en los huesos y junto al calcio es necesario para tener huesos fuertes y saludables. Cuando los riñones funcionan con normalidad, el fósforo que está en la sangre se elimina sin ninguna complicación. Pero cuando se tiene insuficiencia renal, este se acumula en los vasos sanguíneos y genera problemas cardiovasculares, entre otros padecimientos.
El vino, la cerveza y los refrescos contienen altas cantidades de fósforo. Pero también las bebidas energéticas y muchas mezclas de bebidas en polvo. Las carnes rojas, el pollo (en general las aves), el pescado, así como los cereales de salvado, la avena, los productos lácteos, alubias, lentejas y nueces tienen una alta cantidad del mineral. El potasio, al igual que el fósforo, está presente en casi todas las comidas. El mineral es necesario para que las células funcionen. Cuando nos excedemos en su consumo, el mineral es expulsado por los riñones a través de la orina, pero con una enfermedad renal la acumulación de potasio se complica y causa otras enfermedades como hipercalcemia.
Las frutas como los plátanos y algunos cítricos tienen altos niveles de potasio. También las patatas y la calabaza, así como diversas legumbres como las alubias. Pero el verdadero peligro está en las comidas procesadas. Entre los alimentos con un nivel bajo del mineral están las manzanas, melocotones, zanahorias, judías verdes, pan blanco y arroz blanco.
¡Cuidado con el sodio!
El sodio (la sal) se agrega a muchos alimentos preparados o envasados ??que se compran en el supermercado o en los restaurantes. Una reducida cantidad de sodio contribuye a tener una mejor presión arterial. Por ello es recomendable que se cocine los alimentos desde cero en lugar de adquirirlos ya preparados o congelados.
Una opción es cocinar con hierbas frescas, zumo de limón o especias. Si usas verduras en lata, escurre y enjuágalas para remover la sal. Las carnes procesadas como el jamón, tocino, salchichas o chorizos tienen una alta cantidad de sodio. Se recomienda comer frutas frescas en lugar de aperitivos salados o alimentos en escabeche, como aceitunas y pepinillos. Evita las salsas (soja, barbacoa o tomate). Verifica el sodio en la etiqueta de información nutricional. Un valor diario del 20 % o más significa que tiene un alto contenido, según el Departamento de Salud e EE UU. Un valor porcentual diario del 5 % o menos es el recomendable.
«Durante décadas, la dieta para los enfermos renales se basó en la prohibición», explica el nefrólogo Secundino Cigarrán. «Hoy, el lema es prohibido prohibir. Hay que adaptar la alimentación a los gustos. La cuestión está en disminuir los alimentos nocivos», añade. En cualquier caso, para conocer más acerca de la dieta indicada en estos caso, lo recomendable es hablar con el médico especialista o pedir asesoramiento a un dietista-nutricionista colegiado.