Los más peques ya han vuelto a las aulas de las escuelas infantiles. Y en Navarra, los niños de Infantil y Primaria ya han estrenado el curso 2020-21. En los próximos días, la mayoría de los estudiantes regresarán al cole, después de seis meses sin pisar los centros educativos. ¿O no? Ante la incertidumbre generada por el retraso de la comunicación y puesta en marcha de las medidas adoptadas para una vuelta al cole segura y la actual escalada de contagios por coronavirus, muchos padres y madres se plantean que sus hijos no comiencen las clases de manera presencial. En las siguientes líneas hablamos con expertos y asociaciones sobre la conveniencia de que los niños vayan a la escuela y las consecuencias legales de que no lo hagan. Además, contamos cómo preparar a los menores ante este curso con tranquilidad y calma con la ayuda de una terapeuta familiar.
En la mayoría de los hogares, los niños tienen muchas ganas de volver al cole. Echan de menos jugar con sus compañeros y ver a sus profesores y están deseosos de ampliar sus conocimientos y disfrutar con las actividades extraescolares. En sus mochilas ya cargan con libros, cuadernos, el portátil…, pero también con mascarilla de repuesto y gel hidroalcohólico. Será un curso diferente.
Ellos están ilusionados con el inicio, y a sus padres y madres les encantaría mostrarse de la misma manera, pero están preocupados. Esta petición en Change.org para exigir una vuelta al cole segura es un ejemplo. Y eso que las investigaciones más recientes son optimistas. Este estudio publicado en la revista BMJ (el más grande del mundo de pacientes hospitalarios con el virus) señala que los niños y adolescentes tienen menos probabilidades que los adultos de desarrollar covid-19 grave o morir a causa de la enfermedad. Y un trabajo reciente, llevado a cabo en el hospital Vall d’Hebron, revela que los pequeños transmiten menos coronavirus que los adultos a los menores de edad.
Pero lo hacen. Una investigación en Corea del Sur sugiere que los menores pueden contagiar hasta tres semanas después de que los síntomas hayan desaparecido. E incluso desde la Asociación Española de Pediatría (AEP), en boca de su presidenta María José Mellado, se recuerda que “los niños parecen infectarse de forma similar a los adultos, suelen expresar de forma más leve los síntomas asociados a la infección y son una potencial fuente de transmisión a otros niños y adultos, aunque menos eficientes, especialmente los menores de 10 años”. Y si los pequeños se contagian en los colegios, lo harán a sus profesores, padres, hermanos mayores, abuelos… Y ahí es donde está el verdadero riesgo. De ahí que hasta la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiende que la vuelta al cole no sea presencial en países con altas tasas de contagio.
Imagen: Julia M Cameron
Por eso, después de tantos meses sin educación presencial y en muchos casos de combinar el teletrabajo con la atención a sus hijos con las tareas del colegio, hay progenitores que se plantean no llevar a sus hijos a clase. Algunos, como piden en Andalucía diversas AMPA, consideran que las medidas de protección anunciadas e implementadas en los centros son insuficientes, mientras otros, como la Plataforma Derecho a la Enseñanza sin Riesgo en Pandemia (DERPA), defienden la libre elección de las familias a escoger qué tipo de educación (presencial u online) prefieren para sus retoños ante el aumento de contagios, una posibilidad no prevista en la legislación actual.
Por qué es importante que los niños vuelvan al colegio
Todos ellos entienden que la educación presencial es insustituible y necesaria para el desarrollo de sus hijos a todos los niveles. En ese sentido, Andrés Muñoz, fundador de Muñoz Abogados y con 35 años de experiencia a sus espaldas como jurista en el ámbito de la educación, no lo duda: “Hay que hacer un esfuerzo para que se garantice la presencialidad, porque la figura y presencialidad del maestro y los alumnos juntos es fundamental para la educación de calidad, individualizada y de igualdad de todos”.
Más allá de los inconvenientes técnicos o de cobertura de red, la enseñanza a distancia no es lo idóneo. Se ha visto en el confinamiento. Como reconocían en junio Save the Children y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) en su informe ‘La nueva normalidad educativa y de ocio’, “la pérdida del contacto personal con el profesorado y con los pares ha supuesto para todos los niños y niñas una merma en su aprendizaje, en su desarrollo y su bienestar socioemocional”. También destacaban que “ha supuesto un riesgo sin precedentes en términos de protección a la infancia y derecho a la educación, lo que tendrá un impacto mayor en aquellos niños y niñas más vulnerables, ahondando la brecha social y las desigualdades ya existentes antes de esta crisis”.
La escolarización tiene numerosos beneficios en los pequeños, además de permitir la conciliación de padres, madres o tutores legales. Para la Organización Médica Colegial de España (OMC):
- ? La escolarización permite una redistribución de la riqueza y ofrece oportunidades a todos los niños y muy especialmente a los que se hallan en situación de vulnerabilidad o desamparo.
- ? Las escuelas, más allá del evidente impacto en el aprendizaje puramente académico, tienen impacto en desarrollo emocional y las relaciones sociales de los niños.
Y desde Pediatría del Hospital HM Mens de Barcelona se concreta: el contacto con otros niños y profesores es esencial para que progresen en sus habilidades psicomotoras, comunicación oral y escrita, resolución de problemas, agilidad, confianza en sí mismos, empatía, curiosidad, imaginación, etc.
¿Es obligatorio ir al colegio?
Imagen: Alexandra_Koch
La educación es un derecho fundamental recogido en el artículo 27 de la Constitución Española y en la Ley Orgánica de Educación, donde se expone que la enseñanza básica es obligatoria y presencial para niños entre 6 y 16 años, los que cursan Educación Primaria y Secundaria (ESO). A esas edades deben acudir a clase, salvo motivos justificados: enfermedad del niño, residencia en el extranjero del niño o itinerancia de los padres. No vale como excusa el miedo al contagio. “Los riesgos siempre van a existir, pero han de ser concretos para que el bien jurídico de integridad personal funcione por encima del bien jurídico de derecho a la educación. Puede haber incertidumbre o miedo general, pero riesgo concreto no es”, comenta Andrés Muñoz.
¿Y cuáles son esos riesgos concretos? Casos de fuerza mayor, como una patología previa que podría agravarse con el virus o una situación de riesgo o enfermedad, plenamente acreditados. Para ello es necesario el informe sanitario correspondiente que estudiará la Consejería de Educación y decidirá si el niño realizará de manera telemática el curso. En ese sentido, la AEP ha publicado estas recomendaciones de las distintas especialidades pediátricas acerca de la reincorporación a la escuela de los niños con enfermedades crónicas.
Pero ¡ojo! Los pediatras solo están obligados a emitir informes o certificados relativos al estado de salud que figuren en la historia clínica del paciente y bajo su propio criterio clínico, sin emitir juicios de valor y sin que puedan tener una finalidad determinada, como sería la escolarización o la exención a la asistencia a clases presenciales en el centro educativo. Así lo recuerda el Colegio Oficial de Médicos de la Región de Murcia en un comunicado. Se da la circunstancia de que en esta comunidad autónoma se ha dispuesto que si un alumno presenta riesgo vital derivado de la exposición al coronavirus SARS-CoV-2, o lo presentan sus familiares convivientes, «podrá reducirse el número de días de asistencia presencial en la proporción que recomiende la documentación médica que lo justifique».
Qué pasa si no llevo a mi hijo al colegio por miedo al contagio
Por el contrario, no llevar a los hijos al colegio sin ningún tipo de justificación puede acarrear consecuencias tanto desde el punto de vista penal como administrativo y civil, porque dentro de los deberes legales de asistencia derivados de la patria potestad para los descendientes puede estar perfectamente incluido la obligación de los padres de velar para que sus hijos acudan al colegio.
Mª Dolores López Muelas, vocal de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA), advierte que en los casos más graves de este absentismo escolar se podría considerar un delito de abandono de familia que puede conllevar una pena de tres a seis meses de prisión, siempre con un juicio penal previo, como aparece en el artículo 226 del Código Penal. Sin embargo, en la práctica, sostiene que esta cuestión se resuelve con medidas de carácter administrativo por parte de Asuntos Sociales. Las sanciones menos graves incluyen multas económicas, apercibimientos o intervenciones en la familia. Y cabe hasta la retirada del niño del ámbito familiar cuya tutela sería asumida por la comunidad autónoma.
Imagen: August de Richelieu
¿Y si el absentismo escolar es masivo con clases, cursos o hasta colegios enteros? Según los expertos consultados, la ley es clara y los protocolos de absentismo que vigilan desde los ayuntamientos están activos. No obstante, “las consecuencias de la no asistencia están pensadas para problemas puntuales, y no para una ausencia masiva. Abrir tantos expedientes de absentismo o procedimientos judiciales a tantas personas no lo veo factible”, apunta Muñoz. Si ocurriera, desde AEFA esperan que la Administración lo tenga en cuenta “a fin de que se garantice la máxima seguridad en los centros, así como que las consecuencias que de dicho absentismo pudiera derivar para los padres sean menos estrictas. En todo caso, entendemos que se ha de apelar al sentido común por ambas partes”, afirma López. De hecho, desde el Ministerio de Educación se ha encargado un informe jurídico para analizar y responder esta cuestión.
Vuelta al cole 2020, cómo gestionar el miedo y la incertidumbre
Antes o más tarde, los niños regresarán al cole. Y el miedo al contagio de coronavirus seguirá ahí. ¿Cómo gestionarlo y hacerle frente? Mercedes Bermejo, directora de Psicólogos Pozuelo, nos da algunos consejos de cara al curso que comienza y recomienda un libro: ‘Dani no quiere ir al cole’, de Mar Romera.
?? Primero, los padres. Nuestro estado de ánimo y tranquilidad es fundamental. Si sentimos temor o inseguridad, lo trasladaremos a nuestros hijos, lo que les generará mucho malestar que podría manifestarse de diferentes maneras: psicosomáticas, psicológicas, emocionales e incluso conductuales. ¿Cómo controlar el estrés y la ansiedad? Debemos parar nuestra mente, pensar lo que vamos a decir y cómo lo vamos a decir y, si es posible, entrenar los mensajes que les trasladaremos. Además, nos aseguraremos que lo han entendido. Y en los momentos de mayor estrés, buscaremos otra vía o canal de descarga con otro adulto.
?? Cómo no transmitir miedo según la edad del niño. Los mensajes deben darse con precaución, serenidad y mucha calma y adaptados a la etapa evolutiva.
- Más pequeños. Los mensajes tienen que ser claros, breves y concisos y con pautas concretas que no supongan mucha carga de responsabilidad de acuerdo a su edad (distancia física, lavado de manos y mascarilla). “Hay que tener en cuenta que va a haber adultos que van a supervisar y garantizar que van a estar cuidados y protegidos”, recuerda la psicóloga.
- Niños de mediana edad. Sin amenazarles, ni decirles las consecuencias terribles que pueden ocurrir si no cumplen con las normas establecidas. “Decirles que alguien puede morir o enfermar si no llevan la mascarilla puede desestabilizarles; incluso puede generarles cierto bloqueo y que no puedan cumplir correctamente con las pautas de adaptación”, apunta Bermejo.
- Adolescentes. Ya se les puede exigir cierto grado de responsabilidad, madurez y que mantengan la distancia de seguridad y lleven mascarilla por el bien de todos. “Debemos transmitirles esa conciencia social, que somos una comunidad y que es importante poder cuidar al otro, porque cuidándome yo también estoy cuidando al otro”, sostiene la terapeuta.
?? Rutinas en los días previos. El niño debe adquirir hábitos en cuanto a horarios, tareas… Realizar una visita al centro educativo es oportuno, como también quedar con los compañeros, manteniendo la distancia social, o hacer alguna videollamada para que no sea un reencuentro tan brusco.
?? Recuerdos del cole. Es importante preguntarle sobre qué recuerdos tiene de la escuela, de lo que hacía, de los profesores, el horario…. Crear esos recuerdos anticipatorios le dará seguridad y no le generará tanta incertidumbre. La idea es no incidir en las novedades, sino en lo conocido y que “aunque haya diferencias y adaptaciones, estamos seguros de que todo va a salir bien”.
?? ¿Y si ha fallecido un ser querido por coronavirus? Acompañarle en el proceso de duelo implica transmitirle afecto y seguridad. En algunos casos, según la sintomatología y el grado de malestar del niño, habrá que valorar la conveniencia de ir o no al colegio. Es fundamental hacerle ver los mecanismos que le aportarán seguridad, como la excepcionalidad de la muerte, sin olvidar que siempre hay un riesgo, pero que, con la aplicación de las medidas de seguridad, de protección y de cuidado, no hay que preocuparse.
En las familias donde los padres estén separados puede ocurrir que uno de los progenitores no quiera que su hijo vaya al colegio por la actual situación epidemiológica y el otro sí. ¿Qué hacer? El que apueste por la asistencia tiene a la ley de su parte. Y también en el caso de que su expareja aproveche el régimen de visitas y retenga ilícitamente a su hijo en su país de residencia con la excusa de la inseguridad que existe en España. “Las causas o motivos que se están dando han aumentado alarmantemente basándose en la inseguridad en el ámbito escolar”, denuncian desde la Asociación Española de Abogados de Familia quienes reconocen que entonces se debe iniciar un proceso bajo el convenio de La Haya de 1980 y actuar de forma muy rápida solicitando la asistencia de la Autoridad Central de cada país. “El problema es que hay que defenderlo en los tribunales y con un proceso ciertamente largo y costoso”, señala Mª Dolores López Muelas, vocal de esta asociación.