Poco les ha durado a los pequeños de la casa jugar al aire libre en los columpios y toboganes. Debido al empeoramiento de la situación epidemiológica, muchas localidades españolas han vuelto a cerrar los parques infantiles. Los ayuntamientos aseguran que estos espacios son un posible foco de contagio de coronavirus al fomentar las relaciones sociales. Pero, como contamos a continuación, las evidencias científicas argumentan justo lo contrario: los parques no son una fuente especial de transmisión de la covid-19 y deberían dejarse abiertos.
La última resolución del Ministerio de Sanidad —del 1 de octubre— no incluye el cierre de parques infantiles en las ciudades de más de 100.000 habitantes en las que concurran las condiciones de alta incidencia de covid-19. La decisión, por tanto, está en manos de las autoridades regionales, provinciales y locales, que pueden imponer las normas que consideren oportunas a fin de frenar la transmisión comunitaria. Esto se ha hecho en distintas localidades de nuestro país, donde miles de niños sufren otra vez las consecuencias de la pandemia: se les prohíbe ir al parque a disfrutar cuando, al ser un espacio al aire libre, el riesgo de contagio es muy bajo.
Por qué no deben cerrar los parques infantiles
Cuando la covid-19 irrumpió en nuestras vidas apenas sabíamos nada de ella. Fueron muchas las decisiones que se tomaron para prevenir el avance del virus; entre ellas, precintar parques infantiles para impedir la infección al tocar objetos contaminados (fómites). Meses más tarde se ha constatado que muchas de esas medidas, como la del ejemplo, no eran tan efectivas como se creía.
Los parques infantiles no son zonas de alto riesgo, son seguras para los niños. El doctor Quique Bassat, pediatra en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y coordinador del grupo de trabajo de la Asociación Española de Pediatría (AEP) para la Reapertura de la Escolarización, considera que «los parques son de los pocos lugares al aire libre donde los niños pueden jugar de forma segura», ya que «sabemos que el virus se transmite hasta 20 veces peor al aire libre que en el interior«.
Eso sí, para el doctor es importante que en las zonas comunes de juego «se respeten las medidas básicas de prevención y que los padres sobre todo las sigan también». Es fundamental que «no se aglomeren ni niños ni adultos. Si hay zonas de alto riesgo, mejor cerrar esa parte únicamente, pero manteniendo parques abiertos».
Dónde hay más peligro de contagio de coronavirus
La principal vía de contagio del coronavirus son las partículas que expulsamos al hablar, toser o estornudar. Por ello es esencial utilizar mascarilla, mantener la distancia social, realizar frecuentemente una correcta higiene de manos y optar por espacios al aire libre. Si son lugares cerrados, hay que mantenerlos muy ventilados o con aire recirculando.
Según información de la revista médica The BMJ —British Medical Journal—, al aire libre, con mascarilla y en un lugar con baja ocupación apenas corremos peligro alguno al hablar, gritar o cantar, aunque pasemos bastante tiempo realizando cualquier actividad. La situación es muy similar en espacios interiores bien ventilados. Por el contrario, si estamos en un sitio sin ventilación o esta es deficiente, el riesgo es medio / alto en casos de alta ocupación o si estamos gritando o cantando.
Sin mascarilla al aire libre o en espacios interiores bien ventilados, con baja ocupación y en los que pasemos poco tiempo, el riesgo de contagio es bajo / medio. El peligro pasa a ser elevado si permanecemos mucho tiempo en estos lugares o el aforo es elevado. En contraste, en espacios interiores y mal ventilados, el peligro es siempre alto independientemente del tiempo que estemos en ellos.
Covid-19, botellones y reuniones sociales en los parques
Demostrado como está que el riesgo de contagio es muy bajo al aire libre siempre que se sigan las medidas de prevención básicas (mascarilla, distancia social e higiene de manos), ¿por qué las autoridades insisten en cerrar de nuevo los parques?
El doctor Bassat solo encuentra un motivo: «Si se demuestra que están siendo utilizados para reuniones inadecuadas de jóvenes, como botellones, etc.». La explicación parece plausible si atendemos, por ejemplo, a las declaraciones del consejero madrileño de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, cuando dice que el cierre es «para evitar la concentración de personas. En los parques, inevitablemente, se fomentan las relaciones sociales, que pueden aumentar el riesgo de contagios».
Pero los niños jugando en el parque no son el problema. «No creemos que sean grandes transmisores de la covid-19. Aunque está claro que sí pueden contagiar tanto a niños como a adultos, parece que la eficiencia con que lo hacen (en comparación con los adultos) es mucho menor», compara el especialista.
No jugar al aire libre puede afectar a la salud de los niños
Acudir a los parques ayuda a los pequeños a sociabilizar y a lograr más autonomía personal. Cerrar estos espacios tiene consecuencias. «Los parques son el lugar de juego al aire libre de los niños para poder correr, saltar y jugar. Los entornos verdes son muy beneficiosos para la salud física y mental de los niños», recalca el experto.
En unas recientes declaraciones, la viróloga Margarita del Val también se manifestó a favor de «la apertura de parques y paseos durante el día, controlando las reuniones grandes. El ejercicio moderado es en general bueno para la salud y la exposición al sol es especialmente buena para el sistema inmunitario. Esto es lo único (casi) que tenemos para defendernos del virus», subrayaba.