Ahora que parece que la pandemia en España va remitiendo, ¿todavía eres de los que pasas parte de tu tiempo libre en Internet, redes sociales como Twitter y medios de comunicación online leyendo malas noticias acerca de su evolución? O quizás la fatiga pandémica ha hecho que dejes de informarte tanto de su desarrollo y abandones este mal hábito que se conoce como doomscrolling, una nueva palabra que podríamos añadir al diccionario de la covid-19. En cualquier caso, en las siguientes líneas te contamos más acerca de esta práctica, sus consecuencias en tu salud y qué puedes hacer para dejar de hacerla.
Qué es el doomscrolling
Este término hace referencia al consumo desmedido de información negativa a través de pantallas. Doomscrolling proviene de doom (muerte, catástrofe o fatalidad) y scrolling (la acción de desplazarse hacia abajo en las pantallas de dispositivos como móviles o tabletas o con la ayuda del ratón en los ordenadores). Este neologismo aparece en uno de los diccionarios online más importantes en inglés, el Merriam-Webster, y es similar a doomsurfing (navegar por malas noticias).
Se hizo popular en abril de 2020 con la publicación de un artículo en Los Angeles Times, en el que se comentaba que el coronavirus estaba cambiando nuestra forma de hablar y ampliando nuestro vocabulario. Pero es que también hizo que modificáramos nuestra manera de consumir información. Porque estar informados es una necesidad humana, y más en situaciones de incertidumbre como la que estamos viviendo con la pandemia, pero ¿de noticias malas como las muertes o contagios diarios o las restricciones?
“Hay personas que tienen tendencia a un pensamiento negativo, catastrofista, y lo que hacen es buscar la confirmación de esas catástrofes”, reconoce Elena Daprá, psicóloga clínica y experta de bienestar psicológico en la empresa. Y con la pandemia, estar más tiempo en casa, conectados más a las redes sociales y la televisión ha contribuido a ello. “Si tengo tendencia a buscar el lado negativo de las cosas, en esta situación la tendencia se acrecienta”, sostiene.
Pero en este caso, más que una adicción como patología, Daprá considera que estamos ante una adicción como consecuencia: “Cuando empezó la pandemia, al buscar noticias que nos informaran nos llegaban noticias negativas. Y en ese momento se activa el pensamiento más catastrofista. Para el ser humano la supervivencia es imprescindible, y tiene dos maneras de sobrevivir: a través de las recompensas o de evitar el daño. Y lo que llevó a querer buscar esas noticias negativas no fue tanto una adicción, sino la evitación del daño. Y no hemos tenido recompensa, por lo que uno se acostumbra a que ese sea el método para sobrevivir”.
Consecuencias del doomscrolling
Además de seguridad y supervivencia, también con el doomscrolling nos sentimos aliviados, comparándonos con situaciones peores que las nuestras.
Pero el problema de poner el foco en las noticias negativas es que directamente repercute en nuestra salud mental, tan afectada en esta pandemia. Por culpa del doomscrolling aparecen más síntomas de estrés, problemas para dormir, labilidad emocional (súbitos cambios de humor), comportamientos agresivos, depresión y estrés postraumático.
Cómo puedes dejar de hacer doomscrolling
Estar informado es bueno, pero la sobreinformación no es recomendable. “Puede ser muy nociva y provocar sensaciones de desasosiego que son absolutamente contraproducentes”, ya alertaba el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid en sus ‘Orientaciones para la gestión psicológica de la cuarentena por el coronavirus’, donde también recordaba que “existen numerosas noticias falsas e informaciones inútiles que afianzan el temor y nos alejan de la tranquilidad”.
Y varios estudios corroboran estos efectos. Uno de ellos es esta encuesta alemana, realizada al principio de la primera ola y publicada en la revista médica European Archives of Psychiatry and Clinical Neuroscience, que encontró una conexión directa entre la frecuencia, duración y diversidad de exposición a los medios con el aumento de síntomas de depresión y ansiedad.
Pero además de dejar consumir tanta información, Elena Daprá recomienda lo siguiente para dejar de hacer doomscrolling:
- Establecer contacto social. Dejar Internet y volver a hablar con otras personas.
- Entablar conversaciones en la Red. Si no es posible abandonar Internet, por la situación (por ejemplo, un confinamiento por enfermedad), hay que tratar de hablar, chatear… que no todo sea mirar información.
- Exteriorizar las emociones positivas y negativas. “Nos sentiremos acompañados, no nos sentimos solos frente al peligro”, recuerda la psicóloga clínica.
- Ser conscientes de cuánto tiempo estamos en línea y poner límites. Para ello, es muy útil fijar momentos de desconexión de cualquier tipo de aparato: salir a caminar, hacer deporte, tomar algo con los amigos, estar con los niños al parque… “Así me doy conductas compensatorias y que son recompensantes en sí mismas. Si no dedicamos a otras cosas el tiempo que solemos estar mirando estas noticias negativas, tendremos a la mente dándole vueltas”, comenta Daprá.
- Seleccionar la información que consumimos. “Ahora se da autoridad a cualquiera que anuncia que es coach y te dice cómo tienes que llevar tu vida. No se puede dar autoridad a todas las noticias. Es importante desarrollar pensamiento crítico y relativizar. Para ello, hay que priorizar la salud mental. Si ves que las noticias negativas no te vienen bien, no las leas”, concluye.