Muchas veces no nos damos cuenta de que estamos ante un envase activo o inteligente. Otras, somos nosotros quienes rechazamos comprarlos por desinformación o miedo a que no sean seguros. En el sur de Europa, aún hay cierta reticencia a encontrarse un saquito dentro de un envase alimentario. En los países nórdicos, y sobre todo en Asia, esto supone un valor añadido. En Japón, es bastante común ver saquitos emisores de etanol en productos de bollería, ya que ayudan a evitar el crecimiento de mohos. ¿Aceptaríamos un pan de molde que durara más tiempo pero que contuviera este tipo de emisores en el interior? Aunque el desconocimiento nos vuelve reticentes, la realidad es que estos envases desempeñan un papel importante para el consumidor.
📆 ¿Cuánto dura un producto?
La vida útil de un alimento es el tiempo que transcurre desde su producción o envasado hasta que se deteriora.
- El deterioro puede ser por un crecimiento microbiológico que hace que el producto deja de ser seguro para su consumo, indicado por la fecha de caducidad.
- También puede ocurrir que pierda propiedades de sabor, textura o color con el tiempo, y entonces tendrá una fecha de consumo preferente.
En general, la vida útil de un producto alimentario se calcula basándose en ambos criterios. Los envases y las bajas temperaturas ayudan a alargar esta vida útil durante el transporte, el almacenamiento y la conservación.
💡 ¿Qué aportan los envases inteligentes y los envases activos?
Pese a que la inversión para desarrollar y aplicar este tipo de envases pueda ser importante, si realmente consiguen alargar la vida útil de los productos los beneficios a la larga serían significativos. Y no solo para la industria, sino para el consumidor y el medio ambiente, ya que a priori se desperdiciaría mucha menos comida. Para que esto ocurriese sería necesario informar con claridad de qué hace ese envase ahí y de su inocuidad.
⭕ Envases inteligentes e indicadores de frescura
Algunos envases inteligentes incorporan indicadores que nos muestran el grado de frescura de un alimento. El marcador cambia de color según la cantidad de etileno del envase.
Imagen: Eroski Consumer
⭕ Envases activos que calientan o enfrían alimentos y bebidas
Una de las aplicaciones de envases activos ha sido la creación de bebidas y otros productos que en el momento de consumirlos hacen que el producto esté caliente o frío. Puede parecer magia pero se trata simplemente de una reacción química básica.
En el caso de envases autocalentables, lo que se utiliza es una reacción exotérmica, es decir, que desprende calor. Para ello, generalmente se emplean dos compuestos conocidos: óxido de calcio o cal viva y agua. Al activar un pistón en el recipiente ambos se mezclan desprendiendo calor.
Imagen: Eroski Consumer
En el caso de los envases autoenfriables lo que utilizan son reacciones endotérmicas, es decir, absorben calor. En este caso, los compuestos son nitrato de amonio y agua. Estos sistemas también los podemos encontrar en las bolsas de frío o calor desechables, que se llevan utilizando bastante más tiempo que estos envases.
Alimentos con protección invisible
Muchas veces no somos conscientes de que ciertos alimentos han sido recubiertos con alguna sustancia que los protege. Por ejemplo, tras la cosecha, es bastante común que se hagan limpiezas exhaustivas de las frutas y las verduras, lo que elimina sus capas externas. Para protegerlas de este deterioro, los vegetales se suelen revestir con un agente de recubrimiento, por lo general cera comestible o una mezcla de azúcares y ácidos grasos.
La función de estos recursos es alargar la vida útil del producto, ya que limitan el contacto con el oxígeno y dióxido de carbono exterior, impiden la pérdida de agua y evitan la oxidación de los compuestos. Además, estos materiales reflejan la luz visible, por lo que nos parecerán más brillantes y apetecibles. Todos estos procesos, tanto los naturalmente presentes en la pieza como los añadidos, son totalmente seguros para el consumo humano.