Un orzuelo es un bulto rojizo, similar a una espinilla o a un grano, que se forma cerca de las pestañas. A pesar de su diminuto tamaño, produce bastante dolor. La mayoría de los orzuelos son causados por una infección bacteriana y constituyen una dolencia bastante común entre los más pequeños. ¿El motivo? Una combinación de manos sucias y frotamiento de ojos. Por ello, para evitarlos, la higiene resulta clave. A continuación, te explicamos más sobre este problema en el ojo y los remedios para tratarlo.
La paciencia es el mejor tratamiento para un orzuelo. La mayoría se resuelven por sí solos al cabo de una semana o diez días sin más cura que la aplicación de compresas de agua templada sobre el ojo. Si la mejoría no llega o el orzuelo se agrava, no queda otra que acudir al médico. Aunque los remedios caseros abundan —el truco de la llave hueca es, cuanto menos, singular—, una consulta con el especialista a su debido tiempo es más efectiva.
¿Qué es un orzuelo o perrilla?
Un orzuelo, también llamado perrilla, es una infección localizada en el borde de los párpados habitualmente producida por una bacteria, el estafilococo, que reside en la nariz y en la piel sana. Siempre viene acompañado de un edema y un eritema en el párpado, además de intenso dolor y picazón local.
Según dónde aparezca, el orzuelo puede ser:
- externo: comienza en la base de las pestañas. Es causado por una infección en el folículo piloso de las glándulas de Zeiss (sebácea) o de Moll (sudorípara).
- interno: crece en el interior del párpado. Está provocado por una infección en las glándulas de Meibomio.
La mayoría se curan de forma espontánea al cabo de una o dos semanas sin precisar ningún tipo de tratamiento médico. Los orzuelos externos se resuelven más rápido al ser más superficiales, mientras que los internos tardan en desaparecer puesto que la infección es más severa.
Si el orzuelo está en el interior del párpado y es muy grande, no desaparece al cabo de tres o cuatro semanas, afecta a la visión o aflora tras haberse curado unos días antes, hay que acudir al médico.
Por qué salen y cómo tratarlos
Fisiológicamente los niños no son más propensos a padecer orzuelos que los adultos. Sin embargo, hay condicionantes externos que sí aumentan esta probabilidad, como la costumbre de frotarse los ojos con las manos sucias, muy corriente entre los más pequeños. Lavarles las manos con regularidad y poner cuidado en evitar que se toquen los ojos son dos buenas maneras de prevenir la aparición de un orzuelo.
El tratamiento de un orzuelo es bastante sencillo y no requiere intervención médica: solo hay que dejar que pase el tiempo. Mientras tanto:
- para disminuir el dolor, la inflamación y facilitar el drenaje, podemos aplicar compresas de agua tibia en la zona tres o cuatro veces al día durante unos 10-15 minutos.
- se recomienda masajear los bordes de las pestañas con cuidado para ayudar al drenaje, aplicar calor local y lavar los párpados.
- en ningún caso se debe tocar, apretar, pinchar o extirpar un orzuelo; podríamos agravar la infección o dañar el ojo.
Remedios caseros y cremas para acabar con el orzuelo
A pesar de que hay decenas de remedios caseros que aseguran una rápida curación de los orzuelos, no hay fundamento médico que respalde estos procedimientos. Utilizar compresas humedecidas en infusiones de manzanilla, hojas de acacia, cilantro, cúrcuma o perejil como alternativas al simple paño de agua tibia es bastante popular. Colocar un anillo de oro, una pieza de cobre o una llave hueca sobre el orzuelo tras frotarlos con ahínco en un trozo de tela es otra costumbre muy extendida.
En cuanto a las pomadas antibióticas y antiinflamatorias, debe ser siempre un médico quien las prescriba. La terramicina es uno de los medicamentos más recetados para tratar este tipo de afecciones.
Además, hay que tener en cuenta que, aunque no es frecuente, un orzuelo puede no curarse y enquistarse. Si esto ocurre, el especialista procederá a su drenaje realizando una pequeña incisión en el párpado para expulsar el líquido de la infección.
Cómo evitar que salga un orzuelo
Para impedir la formación de un orzuelo, la higiene de los párpados y de la zona que rodea al ojo es muy importante. Para ello lo más sencillo es utilizar un paño o una toalla limpia humedecida en agua tibia con una gotita de un jabón neutro, similar al que se usa para el pelo o el cuerpo de los bebés. Los lavados deben ser diarios y frecuentes, en especial si son niños muy pequeños.
Además, dado que los peques tienen tendencia a frotarse y tocarse los ojos en cualquier momento, hay que prestar especial atención a la limpieza de sus manos. Si queremos evitar futuras infecciones es preciso lavarlas con asiduidad o, al menos, higienizarlas con gel hidroalcohólico.
Si el niño utiliza lentillas, debe tener mucho cuidado al ponerlas y retirarlas de los ojos, extremando las medidas de higiene en ambas operaciones; de nuevo el lavado de manos juega un importante papel. Si el orzuelo amenaza con aparecer o ya lo ha hecho, es preciso suspender de manera inmediata el uso de las lentes de contacto y volver a las gafas hasta que la infección haya remitido.