Dentro de la dieta mediterránea, entre las grasas añadidas para cocinar o condimentar alimentos, las autoridades sanitarias recomiendan el consumo de aceite de oliva. Nutri-Score, el sistema de etiquetado frontal para poder comparar productos de la misma categoría, le asigna la letra C, en el rango medio de la clasificación. Sin duda, es el mejor grado posible para los aceites vegetales. Pero voces del sector creen que este semáforo puede dañar la percepción de la población sobre este producto. ¿Es así? Entonces, ¿los consumidores entienden bien Nutri-Score al comparar la calidad nutricional de las grasas añadidas? ¿Este etiquetado tiene un impacto negativo en la imagen y elección del aceite de oliva? Una investigación reciente publicada en la revista científica sobre alimentos Foods ha indagado en ello. Estas son sus conclusiones.
El algoritmo en el que se basa el cálculo de Nutri-Score es coherente con el modelo de dieta mediterránea, que da preferencia a los alimentos ricos en fibra y con un contenido bajo en grasas, azúcares y sal, y que discrimina a los alimentos ultraprocesados y de baja calidad nutricional.
Los autores que firman el artículo en Foods también corroboran que este etiquetado nutricional está en línea con el modelo de la dieta mediterránea que invita a los ciudadanos hacia el consumo de aceite de oliva, pero a la vez insiste en la importancia de evitar los excesos de grasas en general. De ahí que las califique en concordancia con las recomendaciones nutricionales y sanitarias que animan a decantarse por aceites vegetales frente a las grasas animales y, en particular, a elegir el de oliva. “La clasificación del aceite de oliva Nutri-Score C es totalmente coherente con las recomendaciones nutricionales, ya que es el mejor grado posible para los aceites vegetales (junto con el aceite de colza y el aceite de nuez), y es mejor que el aceite de soja, girasol o maíz (clasificado D), aceite de coco o de palma (E) y mantequilla (E). Ningún aceite se clasifica A o B. Es, por tanto, claro que esta clasificación es favorable al aceite de oliva, destacando su calidad nutricional”, aseguran en la investigación los expertos Morgane Fialon, Jordi Salas-Salvadó, Nancy Babio, Mathilde Touvier, Serge Hercberg y Pilar Galán.
En este trabajo participaron 486 españoles representativos de la población adulta en nuestro país. Todos tuvieron que responder a una encuesta online relacionada con la percepción y comprensión de Nutri-Score en las grasas añadidas. Para ello, se les presentaron siete fotografías de aceites vegetales (cacahuete, oliva, soja, palma, girasol, colza y maíz) y una mantequilla con su correspondiente calificación Nutri-Score. Todas las referencias tenían una D o una E, excepto el aceite de oliva y el de colza, ambos con una C.
Aceite de oliva, Nutri-Score y los consumidores
Entre las principales conclusiones del estudio, los investigadores destacan que “mostrar Nutri-Score en el aceite de oliva es bien aceptado y entendido por una gran mayoría de participantes que parecían entender que la letra C era el mejor rango que podía obtener una grasa añadida”. Aun así, consideran que “puede ser necesaria una comunicación adaptada que destaque los beneficios para la salud del consumo de aceite de oliva, especialmente las variedades de aceite de oliva virgen, para reforzar esta información y evitar malentendidos entre el pequeño porcentaje de consumidores que podrían tener algunas dificultades para entender cómo usar Nutri-Score”.
Y es que los datos son positivos. Al 79,8 % de los entrevistados este etiquetado les resultó “útil” para reconocer las diferencias entre la calidad nutricional de los ocho productos. Gracias a Nutri-Score, la mayoría identificó correctamente que el aceite se encontraba entre las grasas añadidas de mejor calidad nutricional. En concreto, para el 89,1 % el de oliva era la elección “más saludable” entre las propuestas. De hecho, el segundo aceite mejor valorado como saludable sería el de colza, para un 4,1 % de los encuestados, cuando tiene la misma calificación: C. Además, ante la pregunta “¿Crees que el aceite de oliva debería etiquetarse con Nutri-Score?”, el 77,8 % se mostró a favor.
En cuanto a las preferencias de la cesta de la compra, de nuevo una gran mayoría (86,2 %) aseguró que adquiriría con más frecuencia el aceite de oliva frente al resto de alternativas. Y al recordarles que la letra C es la mejor calificación de Nutri-Score para las grasas añadidas, pero “sin enfatizar en los beneficios para la salud del aceite de oliva”, los autores “no observaron ningún impacto negativo importante en la intención de los encuestados de comprar aceite de oliva en el futuro”. Según los datos recogidos, el 71,4 % manifestó que consumiría tanto aceite de este aceite como antes, mientras que el 10,7 % de los participantes en este sondeo adelantó que tomaría más. En cambio, un 17,9 % reconoció que consumiría menos.
Según los investigadores, estas cifras muestran que Nutri-Score “no parece afectar negativamente la percepción del aceite de oliva por parte de los consumidores españoles y no afecta su comportamiento previsto en relación con las recomendaciones para favorecer el aceite de oliva entre las grasas añadidas”. Además, consideran que los resultados de este estudio concuerdan con los publicados en nuestra revista impresa de julio, donde se señalaba que “el consumidor no ha dejado de elegir el aceite de oliva como un producto habitual en su cesta de la compra y parece haber entendido que la letra C no debe suponer que postergue este tipo de aceite a la hora de hacer la compra”.