La acupuntura es una de las denominadas medicinas alternativas más conocida y utilizada en la actualidad. Sus seguidores son tantos como sus detractores, sin embargo, los resultados de los últimos estudios clínicos demuestran su eficacia contra el dolor y en otras muchas patologías, logrando que sea aplicada en hospitales y centros de salud públicos andaluces. La Organización Mundial de la Salud reconoce su utilidad ante determinadas enfermedades y, más recientemente, la Academia de Ciencias Médicas de Cataluña y Baleares se ha acogido a la Sociedad Científica de Acupuntura de Cataluña y Baleares.
Nociones básicas
La década de los 70 fue testigo de la llegada a España de esta técnica oriental milenaria que ya se empleaba desde hacía años en Francia y Alemania, entre otros. La Organización Mundial de la Salud ha reconocido los efectos positivos de la acupuntura en un importante número de enfermedades, lo que supone un impulso hacia su total aceptación en la comunidad médica.
¿Qué es la acupuntura? Se trata de una técnica que busca la armonía energética del ser humano. Según la tradición médica china, cuando se rompe el equilibrio en el organismo aparecen los dolores, las molestias y los problemas de salud, en general.
¿Cómo funciona? Consiste en la inserción de diversas agujas metálicas muy finas en lugares muy concretos del cuerpo humano, conocidos como meridianos. Es por estos meridianos o canales, cada uno de ellos conectado con órganos vitales, por donde fluye la energía necesaria para mantener el correcto equilibro del organismo. “Con las agujas se corrige el movimiento energético del cuerpo, es decir, una enfermedad puede producir una alteración energética en el cuerpo o, al revés, una alteración energética puede provocar una enfermedad. Por medio de las agujas se estimula o se desbloquea (disminuye) la energía, en función de lo que sea necesario en cada caso concreto”, explica Xavier Palacios médico acupuntor, formado hace más de un cuarto de siglo en Francia. Al pinchar con las agujas en estos puntos se liberan endorfinas y otros neurotransmisores que pueden ayudar a disminuir el dolor, reducir las inflamaciones, fortalecer el sistema inmunológico y ayudar al cuerpo a combatir las infecciones.
¿Cuántos puntos de energía tiene el cuerpo humano? Existen 365 puntos situados sobre los canales llamados principales o clásicos, pero en los últimos cien años se han descubierto puntos llamados “extras”, que superan los 100, y sirven para múltiples procesos.
¿Cómo son las agujas que se utilizan? La mayor parte de las agujas están hechas de acero y plata, aunque también se pueden encontrar de oro, lo que encarece el tratamiento. Las agujas pueden tener el mango de cobre y algunas cuentan en la punta con una planta conocida como artemisa a la que se prende fuego y da calor. Todas las agujas son estériles y de un solo uso.
¿Existen distintas clases de agujas para cada zona a tratar? Sí, se pueden utilizar distintos tipos de agujas dependiendo de la enfermedad y de la persona. Es decir, una persona obesa necesitará una aguja más larga que una persona delgada, puesto que para llegar al meridiano se necesita mayor longitud. Las clases de agujas también varían en función de si el médico considera que se debe hacer sangrar al paciente o no. “Hay ocasiones en las que se hace sangrar para descongestionar la zona. Para ello se utilizan unas agujas lanceta, que terminan en uve”, explica el doctor Palacios.
¿Cuáles son las ventajas de la acupuntura? Además de reducir considerablemente los estados de dolor, la acupuntura es fácilmente aplicable, siempre y cuando se esté en manos de un profesional, acorta el periodo de convalecencia y resulta muy eficaz.
Es especialmente beneficiosa en? quienes padecen enfermedades crónicas que no responden al tratamiento convencional y para aquellos alérgicos a ciertos medicamentos.
¿Es dolorosa? No. Consiste en un pequeño pinchazo. Únicamente puede sentirse algo al estimular la aguja, pero no provoca dolor.
¿Tiene algún efecto secundario? Pueden presentarse, sobre todo, si quien la aplica no es un profesional o no sabe pinchar. En las primeras sesiones es posible que aparezcan algunas reacciones sin importancia como sensación de mala gana y malestar, nauseas, ligeros mareos. Estos efectos pueden derivan de una mala práctica, aunque no es así en todos los caos. “El médico debe tratar de limitar al máximo que se produzcan estos síntomas, y lo puede hacer limitando el número de agujas en las primeras sesiones o reduciendo el tiempo del pinchazo”.
¿Cuántas sesiones son necesarias? Depende del paciente, su enfermedad y el estado en que ésta se encuentre. Por normal general, se suelen aplicar unas 10 ó 12 sesiones, y hasta la cuarta o sexta sesión no se comienza a preciar una notable mejoría.
¿Cuánto cuesta cada sesión? El precio varía entre los 40 y los 80 euros, en la medicina privada. En la pública aún no está regulado.
Su diagnóstico
Según los Institutos Nacionales de Salud americanos, uno de cada tres norteamericanos necesita alguna vez en su vida una terapia alternativa a la medicina convencional. En España cada año aumenta el número de pacientes que acuden en busca de una solución a los tradicionales medicamentos (principalmente antiinflamatorios). “Principalmente, porque la sociedad tiende a buscar métodos lo más naturales posibles a su problema”, explica Xavier Palacios Urdiain, médico acupuntor. La acupuntura se ha perfilado como una de las técnicas más exitosas, dada la posibilidad de aplicarla a prácticamente todo el mundo, “la única limitación es el posible rechazo que una persona sienta hacia las agujas. Incluso a niños de dos años se les puede tratar la alergia o neurosis con acupuntura”.
Para lograr este objetivo es importante “comenzar el tratamiento con los primeros síntomas, es decir, en la primera fase de la enfermedad o patología, o cuando se ve que la medicina convencional (los fármacos) no alivia o elimina las molestias”, explica el doctor Rafael Cobos, del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.
Además, es fundamental que el profesional realice un completo diagnóstico al paciente. “Se debe evaluar todo. En primer lugar es necesario conocer los síntomas que tiene el paciente, estudiar la posible causa de los mismos, y después hacer un diagnóstico en el que se valorará el estado energético de la persona, que muchas veces se aprecia a simple vista, ya que depende de cómo se encuentra la piel, su brillo o sequedad, la lengua, los ojos, el pelo…” En ocasiones y, dependiendo del mal que se quiera tratar, puede ser necesario realizar análisis complementarios de sangre u orina, e incluso otro tipo de pruebas médicas.
Tras este estudio, el paciente comenzará a recibir las sesiones de acupuntura, “en las que el especialista decidirá, dependiendo del momento y el estado de la persona, cómo colocar las agujas y cuánto tiempo. En personas muy ansiosas que necesitan encontrarse bien cuanto antes, el tiempo entre una y otra sesión disminuirá”, explican los profesionales consultados. Los primeros días del tratamiento se suelen aplicar dos sesiones por semana y cuando comienzan a remitir los síntomas, una sesión semanal o cada quince días es suficiente para que el paciente se sienta bien.
Acupuntura y enfermedades
Aunque los expertos sugieren su utilización como tratamiento principal para la cura de las enfermedades, la acupuntura se usa a menudo como terapia complementaria, sobre todo como método para reducir el dolor en el caso de, por ejemplo, hernias discales. Su aplicación es tan amplia que sirve incluso como sistema de prevención de enfermedades a las que el cuerpo es más vulnerable dependiendo de la estación del año.
La noción popular de que es una creencia primitiva o producto de un pensamiento esotérico “es falsa”, según afirma Dulce María Martínez Barquín, médico y responsable de la Unidad de Tratamiento del Dolor con Acupuntura del Distrito Sanitario Málaga. Esta profesional atribuye el escepticismo de muchas personas a que “la acupuntura procede de una filosofía, una lógica y unos hábitos de una civilización -la china- muy diferente a la nuestra”. Aunque es una técnica desarrollada hace más de 5.000 años como producto de la observación y la experiencia, es difícil hallar estudios que demuestren su evidencia científica. Por esta razón, Martínez Barquín, como muchos otros profesionales en esta área, demandan estudios elaborados con metodologías sólidas que logren demostrar evidencias científicas. El principal problema es su coste; este tipo de estudios exige fuertes inversiones que las instituciones y organismos no siempre están dispuestos a financiar. “Desde luego, la presión de los laboratorios farmacéuticos es innegable”, sentencia Martínez.
Aunque la acupuntura obtiene muy buenos resultados en problemas, dolores de muelas y molestias relacionadas con la menstruación y el climaterio, donde más se ha podido demostrar y constatar el poder terapéutico de las agujas es en los desórdenes psicosomáticos y músculo-esqueléticos. Es en estas situaciones donde los pacientes obtienen los resultados más rápidos y firmes, “el estrés, la depresión, la ansiedad, el insomnio o la fatiga son problemas cada vez más habituales en nuestra sociedad. La acupuntura, por sus efectos relajantes, los combate y ayuda a superarlos”.
No obstante, hay que tener presente que la acupuntura “no debe suplir a la medicina convencional”, comenta Vicente Palomo, secretario de información de la Sociedad Española de Medicina General. Según Palomo”la acupuntura parece eficaz en determinadas enfermedades y síntomas, pero precisa de estudios más profundos y científicos al uso, para determinar con seguridad las aplicaciones en que resulta verdaderamente útil”. Una idea que comparten profesionales acupuntores como el doctor Cobo quien explica que “no debe plantearse como una medicina alternativa, sino como una alternativa terapéutica, compatible con los métodos de la medicina. En definitiva, el paciente ha de recibir el tratamiento sin que ello conlleve aislarlo de los demás métodos modernos de diagnóstico y/o tratamiento”.
Sin regulación médica
Para obtener los resultados deseados es imprescindible que la acupuntura sea practicada por un médico acupuntor. Sólo así se podrán aliviar los dolores y limitar la aparición de posibles consecuencias desagradables y perfectamente evitables para el paciente.
Uno de los principales problemas por los que se ha visto afectada esta técnica es por la falta de una regulación médica. “De recomendar esta técnica, yo siempre me aseguro que quien la vaya a aplicar sea médico, pues considero que es el único profesional con conocimientos suficientes que le capacitan para hacer un diagnóstico exacto, básico para aplicar un tratamiento correcto”, comenta Vicente Palomo, de la Sociedad Española de Medicina General.
Pese a que existen antecedentes legislativos acerca de su regulación en España, como fue el caso de una Proposición de Ley y dos iniciativas legislativas en los Parlamentos de Andalucía y Cataluña, los profesionales de esta práctica llevan años reclamando que se regule como una especialidad médica más, asegurando que debe considerarse una ciencia y que el profesional idóneo para ponerla en práctica sea el médico. El acupuntor Xavier Palacios quien reconoce que “hoy en día es más difícil abrir una consulta sin permiso, ya que Sanidad te obliga a pasar unos controles bastante estrictos y, al menos, exige una titulación médica”.
E principal problema reside, sin embargo, en que a nivel académico no está regularizada la formación, “únicamente Francia y Alemania cuentan con centros, pero son privados”. En España, explica Rafael Cobos, existen Cursos Universitarios de formación de Postgrado y Títulos Propios como el de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, que forma médicos con Master en Acupuntura y Moxibustión tras tres años de formación teórica y práctica. Un médico acupuntor debe ser un Licenciado o Doctor en Medicina con tres años de formación y más de 750 horas teórico-prácticas.
Los Colegios de Médicos llevan años admitiendo en su seno a grupos de trabajo sobre acupuntura, al igual que las sociedades científicas nacionales y regionales. El Colegio de Médicos de Sevilla es pionero y referencia nacional de apoyo e integración de la acupuntura en el colectivo médico.
La regulación de la práctica en Europa sigue tendencias diferentes, según países: Bélgica, Francia, Alemania, tienen legislaciones reguladoras y suelen concebir la figura del médico como el director ejecutante de la indicación y práctica. En los próximos meses, por aplicación de la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (LOPS), se regulará el ejercicio y la acreditación de los médicos acupuntores a través de los Colegios Oficiales de Médicos. En otros países, como Brasil, es especialidad médica, y en China, existe una carrera de medicina específica de siete años de duración bajo el epígrafe “Medicina Tradicional China”.
El último escollo por sortear que le queda a la acupuntura es entrar dentro del catálogo de prestaciones de la sanidad pública. “Es una pena que una técnica tan barata resulte tan cara; ni la sanidad pública ni el Igualatorio lo cubren. Es necesario recurrir a consultas privadas, con lo fácil que sería que el sistema sanitario contase con un médico acupuntor en sus ambulatorio o centros sanitarios”, lamenta el doctor Palacios. En España los centros públicos que incluyen la técnica de la acupuntura se limitan a la Comunidad de Andalucía y son los siguientes:
Unidades de Tratamiento de Dolor:
- Hospital Virgen del Rocío
- Clínico Macarena y Valme
Distritos sanitarios:
- Morón (Dos Hermanas)
- Camas (Castilleja de la Cuesta)
- Málaga