Disfrutar de una bonita sonrisa, mantener las encías sanas o, simplemente, comer cualquier alimento sin preocupaciones ni dolor es posible a cualquier edad. Pese a que la ortodoncia ha estado siempre ligada siempre a la juventud y adolescencia, hoy en día, gracias a los avances médicos en esta rama de la odontología, es posible que las personas adultas corrijan las anomalías de su dentadura con un pequeño aparato que, incluso, si se desea puede ser invisible a los ojos de los demás.
Satisfacción sin complejos
A los 10, 20 ó 40 años. Los aparatos ortodónticos se adaptan a cualquier boca, aunque la edad ideal para realizar el tratamiento es aquella en la que el hueso y los tejidos que sostienen el diente en su sitio están en fase de desarrollo o crecimiento, lo que ocurre, aproximadamente, hasta los catorce años. A partir de ahí y, principalmente, en la época adulta, la adaptación de los dientes a los cambios que se provocan artificialmente es más complicada, pero no imposible. “Hasta hace unos años, se pensaba que sólo era útil a estas edades, sin embargo, se ha demostrado que no es así”, comenta el doctor Ángel González, presidente de la Sociedad de Estomatología y Odontología y profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Ya no hay límite de edad que impida disfrutar de una boca sana. “Es cierto que es más adecuada y se obtienen mejores resultados cuanto más joven es el paciente, pero nunca es tarde. De hecho, cuanto más tiempo se deja pasar sin tratar, muchos problemas empeoran”.
La ortodoncia en adultos es “más cuidadosa y lenta” que la de los jóvenes, ya que no se pueden realizar todos los movimientos deseados por riesgos a efectos adversos, como la pérdida de las raíces dentales, de ahí la importancia de acudir a un profesional con contrastada experiencia, que será el encargado de decidir qué tipo de tratamiento es el más adecuado para cada situación y edad.
El único requisito “exigible” al paciente es que esté preparado para ‘vestir’ su boca con un aparato durante, al menos, dieciocho meses. No es una decisión fácil y hay gente a la que le cuesta adaptarse a los brackets, de ahí la importancia, según el doctor Ángel González, “de la comprensión de las personas que les rodean que, sobre todo, tienen que potenciar la motivación positiva”. De todas formas, “los adultos que comienzan un tratamiento ortodóntico -sea con la técnica lingual o la convencional- enfocan el problema desde una perspectiva diferente a la de los niños o adolescentes. Para empezar, porque son ellos mismos quienes han madurado la decisión de resolver un problema estético y funcional que les preocupa. Tienen recursos propios para costear el tratamiento y un nivel de motivación suficientemente alto como para disimular o tolerar algunas molestias menores que podría representar estar bajo tratamiento” asegura el doctor Barrancos Mooney de la Clínica FamilyDent.
El adulto debe saber que el aparato de ortodoncia no interfiere en su estilo de vida. “Una persona con aparato puede hacer lo mismo que una sin él. Únicamente, cuidará algo más su higiene y sacrificará algunos alimentos”. Las nuevas técnicas y materiales que utiliza en la actualidad un especialista en ortodoncia reducen las incomodidades en gran medida y han disminuido tanto la frecuencia de visitas al odontólogo como la duración del tratamiento. Además, “cuando se alcanza la meta, se aprecian los cambios logrados y se ven los beneficios no solamente en el aspecto dental, sino también en el orden personal, en general la sensación es de una inmensa satisfacción”.
Casos recomendados
La tradicional creencia de que gracias a la ortodoncia sólo se logra tener una sonrisa más bonita y unos dientes bien alineados ha quedado obsoleta. Actualmente, gracias a la ortodoncia se evitan otros problemas en las funciones bucales, que minan la calidad de vida de las personas, y se obtienen más ventajas que las puramente estéticas. La ortodoncia permite diagnosticar, prevenir y tratar las anomalías dentales y faciales, es decir “corregir la incorrecta colocación de dientes o hueso maxilar y/o mandíbula”, explica el doctor González. Estos problemas son, en la mayoría de los casos, heredados de padres a hijos, aunque también es posible adquirirlos con el paso de los años “por una mala higiene, manías y tics u otros problemas de salud, que deterioran la de la boca”, de ahí el aumento de casos de personas adultas que se someten a tratamientos ortodóncicos. “Se estima que el 30% de la población tiene problemas esqueléticos que requieren de la ortodoncia”, comenta la doctora Marta Serra-Serrat, ortodoncista clínica, con amplía experiencia en Estados Unidos y varios premios de instituciones norteamericanas por su labor de investigación.
Existen varias patologías, en muchas ocasiones genéticas, que requieren de la ayuda de un ortodoncista como son:
- Apiñamiento o dientes montados
- Ausencia o exceso de espacio entre las piezas dentales
- Anomalías de la forma: dientes demasiado pequeños o demasiado grandes
- Desarrollo anormal de la mandíbula
- Sobremordida: La coronas de lo dientes anteriores superiores cubren la corona de los inferiores.
- Submordidas: los dientes inferiores tienden hacia delante o bien los superiores se posicionan muy hacia atrás
- Mordidas abiertas: cierran dientes posteriores y no los anteriores
- Mal funcionamiento de las articulaciones temporomandibulares
Y otras derivadas de hábitos que se adquieren con el paso del tiempo como:
- Chuparse el dedo (succión)
- Las causadas por el empuje lingual
- Pérdida prematura de dientes
- Enfermedades en las piezas dentales
- Problemas en las vías respiratorias
Gracias a la ortodoncia, los adultos con estos problemas que en muchos casos se arrastran desde hace años, pueden:
- Realizar la función de masticación correctamente
- Lograr el engarce de todas sus piezas y estructuras, lo que da lugar a no mal oclusiones
- Combatir posibles enfermedades periodontales y caries
- Evitar la existencia de recovecos, debidos a la mala alineación del a boca, y en los que se facilitan ‘nidos’ de mala higiene
- Mejorar relaciones personales: hablar, besar, gesticular (lenguaje no verbal) con más relajo
- Evitar los desgastes de las estructuras, especialmente dientes y articulación al tratar de adaptarse la cavidad oral a la oclusión anómala
- Ayudar a que no existan zonas más débiles y de mayor riesgo al traumatismo (por ejemplo en zonas sin dientes, dientes que no han erupcionado)
- Disfrutar de una mejor calidad de vida, ya que sus dientes son capaces de aguantar otras prótesis.
- Mantener rasgos estéticos, personales y raciales
- En el plano estético, lucir una bonita sonrisa.
Valoración previa y tratamiento
En la primera visita, el ortodoncista realizará una valoración previa del estado de las piezas dentales y la boca, en general, hará un examen clínico, un estudio radiográfico y cefalométrico, así como fotografías dentales y faciales, radiografías panorámicas y modelos o ‘moldes’ en yeso de la boca y los dientes del paciente. Con todos estos registros es posible “hacer un diagnóstico esquelético, dental y facial, para una vez detectados, hacer una lista con los problemas y proponer el plan de tratamiento”, explica la doctora Serra-Serrat.
Además, antes de comenzar el tratamiento es conveniente sanear la boca, extraer las piezas en mal estado y realizar un estricto reconocimiento en el que el profesional compruebe que las encías se encuentran en buen estado y no hay riesgo de padecer otros males. A estos reconocimientos físicos, se deben añadir, si así lo requiriese el paciente, atenciones psicológicas, puesto que “no siempre es fácil para un adulto ponerse un aparato, pese a que apenas es doloroso y sólo se sienten pequeñas molestias los tres o cuatro primeros días. Además existen ceras de ortodoncia que colocadas sobre el aparato amortiguan los posibles roces. Con todo, la gente está muy mentalizada, ya que es un tratamiento cuyos efectos son plenamente visibles en unos meses”.
El ortodoncista deberá explicar con claridad el tratamiento que se va a llevar a cabo y detallar los posibles efectos secundarios, limitaciones y resultados que se van a obtener, puesto que, en algunos casos, resulta complicado lograr la oclusión perfecta. Asimismo, el paciente debe tener conocimiento de que una vez finalizado el tratamiento deberá utilizar un aparato de retención que se coloca el mismo día que se quitan los brackets, “no sirve de nada estar dos años con aparato y luego no ponerse un sistema de retención. Los dientes tienden a moverse de forma natural en todas las personas”, explica la doctora Serra-Serrat. Queda en manos del paciente la decisión final de someterse a él o no y su grado de cooperación con el dentista, “un aspecto más importante de lo que se cree, ya que el paciente debe seguir al pie de la letra las instrucciones que marca el profesional y mantener siempre una rigurosa higiene oral, evitar alimentos como caramelos o pipas y acudir a las revisiones periódicas que se estipulan”.
El tratamiento de ortodoncia en los adultos suele ser más largo que en los niños, “su duración se estima entre los dos años y dos años y medio, incluso tres, dependiendo de la intensidad del problema”, asegura el doctor González, ya que las fuerzas que se aplican con los aparatos son más lentas. Además, los cambios que se producen en la musculatura y en la articulación provocan más alteraciones en los adultos que en los niños, quienes tienen una mayor facilidad para adaptarse a ellos.
Puesto que los huesos de los adultos no crecen como los de los niños, en casos concretos puede ser necesaria combinar la ortodoncia con cirugía, incluso si faltan piezas dentales. “Normalmente la ortodoncia en adultos se realiza con el objetivo final de colocar una prótesis. Es necesario, en primer lugar corregir la posición de los dientes, para luego poder colocar el implante”, especifica la doctora Serra-Serrat.
Tipos de aparatos y precios
Dependiendo del tratamiento y del problema a tratar, se pueden utilizar aparatos fijos o removibles. “En el caso de los adultos, lo más recomendable es la utilización de aparatos fijos, ya que los removibles sólo se utilizan por la noche y ¿cuánto tiempo se duerme? Como media ocho horas. Se pierde un tiempo precioso”, apunta la doctora Serra-Serrat.
Los brackets fijos van adosados o cementados al diente y pueden ser metálicos, de porcelana o de plástico. Estos aparatos junto a los arcos en alambre son los más comunes por ser más eficaces, rápidos y ágiles en poner las piezas dentales en su sitio, “pese a ello, los adultos deben tener calma, puesto que su metabolismo óseo es distinto y se mueve más lentamente que uno que está en fase de crecimiento”.
Los brackets están compuestos de varios elementos:
- Separadores: se utilizan la primera semana de tratamiento y se colocan entre las muelas. Cuando se quitan, dejan un pequeño espacio en el que se colocan las bandas.
- Bandas: llevan un soporte para el arco y su función es la de abrazar las muelas
- Brackets: se trata de pequeñas piezas que se adhieren a la superficie de los dientes. Pueden ser de distintos materiales.
- Arcos: alambres que unen los brackets y las bandas.
- Donuts: gomas que sujetas el arco con los brackets.
- Retenedores: arco fijo que se coloca tras los dientes una vez finalizado el tratamiento de ortodoncia.
La ortodoncia se ajusta periódicamente a fin de lograr los resultados deseados. Los aparatos usados en la actualidad son más pequeños, livianos y con menor cantidad de metal que en el pasado y, en ocasiones, ni se notan. En caso de soltarse aluna pieza, se debe acudir lo antes posible al ortodoncista, ya que “la falta de una pieza puede alterar el movimiento dental y estropear lo que hasta ese momento se ha conseguido”.
Los brackets que actualmente se utilizan en adultos pueden ser de oro, que ofrecen un aspecto distinguido; de zafiro trasparentes “una de las opciones más demandadas hoy en día”; brackets quick “ue acortan el tratamiento. Permiten que el arco se deslice por su interior y así se distribuye mejor la fuerza entre todos los brackets y los dientes se mueven más rápido” y alineadores trasparentes, “fundas trasparentes de plástico que se colocan sobre los dientes y que prescinden de los brackets. Sólo pueden usarse en algunos casos concretos, para pequeñas malformaciones”, detalla la doctora Serra-Serrat.
Además, existe la posibilidad de utilizar brackets linguales, “aparatos que se colocan en la parte interna de las piezas dentales y son invisible a lo los demás”, explican desde la Clínica Marcó de Ortondoncia Lingual. Tal y como explican sus profesionales, que llevan más de diez años trabajando con este tipo de ortodoncia lngual, se trata de una técnica poco difundida en España, pero de gran aceptación en otros países como Estados Unidos, Japón, Alemania e Italia.
Su principal dificultad reside en la dificultad de colocar los brackets, que requiere una mayor precisión y exactitud, “puesto que la fuerza se ejerce más cerca de la zona de implantación del diente, lo que también redunda en mejores resultados en menos tiempo. Además, la preparación del aparato se hace en un laboratorio y luego gracias a una férula de trasferencia se pasa al paciente”. Su ventaja es que queda oculta a la vista, no se daña el esmalte de los dientes y el periodo de adaptación es más rápido, al tiempo que se evitan roces y pequeños cortes en los labios.
“El precio del tratamiento de ortodoncia depende del tipo de aparato que se emplee”, explica la doctora Serra-Serrat. Este puede variar desde los 3.000 euros de un tratamiento con aparatos (brackets) convencionales colocados por fuera hasta los 7.000 euros si el paciente solicita aparatos de un material más exquisito. “Se trata de una inversión para toda la vida. Por eso, aunque el precio puede parecer elevado, al final no lo es tanto”.
La higiene bucal con ortodoncia
La decisión de colocarse un aparato ortodóncico a partir de cierta edad, requiere una importante inversión monetaria y, en algunos casos, cierta preparación psicológica. Sus efectos son visibles en poco tiempo y son muy duraderos, siempre y cuando durante el tratamiento, y al terminarlo, se sigan las pautas establecidas por el profesional, sobre todo, en lo que a higiene bucal corresponde. El paciente debe abandonar malos hábitos como comer muy rápido, tocar continuamente los alambres, mordisquear objetos o morderse las uñas, ya que se puede provocar la ruptura del aparato.
La ortodoncia no provoca por sí sola ninguna clase de patología periodontal, pero sí que puede desembocar en ella si durante el tratamiento no se cuida exquisitamente la higiene. Es importante controlar el nivel de limpieza oral del paciente para evitar estos problemas.
Los aparatos ortodóncicos retienen los restos de alimentos fácilmente por lo que hay que ser “muy estricto en el correcto cepillado diario y el control de la placa bacteriana. Es conveniente que realice tres veces al día, después de cada comida el cepillado y utilice un enjuague diario de fluor”, recomiendan desde la clínica Quinteros Borgarello. Asimismo, se requiere la limpieza interdental con hilo dental, que ayuda a eliminar la placa que se acumula en aquellas zonas a las que o alcanza el cepillo.
Para facilitar esta limpieza bucal, existen cepillos de dientes específicos para la ortodoncia. Estos suelen tener las cerdas recortadas en forma de uve, con el fin de limpiar correctamente tanto por encima como por debajo de los brackets. Por otra parte, se ha comprobado que los cepillos eléctricos pueden eliminar más placa que los manuales, e incluso, en el mercado se pueden encontrar cabezas para estos cepillos específicamente diseñadas para usar con aparatos ortodóncicos.
Si la higiene oral es importante no lo es menos la limpieza del aparato “que debe hacerse con sumo cuidado para no romper ningún bracket”. En cada cepillado, se deben sacar todas las partes extraíbles y quitar las cintas elásticas. Posteriormente, se deberá limpiar la zona de alrededor del aparato, cepillando desde la parte superior hasta la inferior.
El cuidado de los aparatos removibles es muy similar. Se lavará diariamente con agua y jabón, “nunca se debe hervir ni usar productos tóxicos para su limpieza” y se evitará guardarlo en el bolsillo, “para que no se rompa y coja pelusillas” .