Proporcionar un color de piel tostado sin riesgo de sufrir radiaciones solares es la función de los autobronceadores, productos cosméticos que permiten obtener de forma casi instantánea una coloración de piel similar a la de un bronceado pero esquivando los efectos dañinos de los rayos ultravioleta. Esta característica los convierte en una buena alternativa a los baños solares, especialmente para personas con pieles muy sensibles al sol. No obstante, debe tenerse en cuenta que la tonalidad que se consigue con estos productos es superficial, que no tiene nada que ver con el bronceado natural y, por tanto, que no protege contra las radiaciones solares.
Aplicación y efectos
El principio activo de los autobronceadores es una molécula llamada dihidroxiacetona (DHA). Cuando esta molécula entra en contacto con la capa córnea de la piel se inicia un proceso químico que hace que dicha capa cambie de color. La DHA reacciona con los aminoácidos de la epidermis y a través de un proceso de oxidación las células externas adquieren un tono marronáceo, ligeramente anaranjado, similar al de ciertos tonos de bronceado. Esto se debe a la formación de melanoidinas marrones que oscurecen las células.
Al producirse esta oxidación exclusivamente en las capas externas de la piel, la duración de la coloración obtenida será muy breve: durará lo que tarde la capa más externa en desprenderse y ser sustituida por células más nuevas.
Las células de la piel se forman en la capa basal, la más profunda de la epidermis. Poco a poco, estas células van siendo empujadas hacia el exterior por otras células más nuevas, hasta que terminan desprendiéndose del cuerpo. “Lo que tiñe la dihidroxiacetona es exclusivamente la capa córnea y ligeramente la capa granulosa, que son células que están ya próximas a eliminarse; por lo que esa pigmentación sólo dura entre cuatro y siete días”, explica José Luis Díaz Pérez, presidente de la Academia de Dermatología y Venereología. Cuando las células teñidas son sustituidas por otras más nuevas, la piel recupera su color original.
Se trata, por tanto, de un proceso de coloración muy diferente al de un bronceado solar y que permite sortear los efectos nocivos de éste, obteniendo un resultado estético similar. Los componentes de estos cosméticos son inocuos para la salud. “Son sustancias relativamente poco nocivas si se compara sobre todo con los efectos conocidos de la luz ultravioleta necesaria para conseguir los mismos efectos”, resume José Luis Díaz Pérez.
La dihidroxiacetona empieza a hacer efecto a partir de las tres o cuatro horas de la aplicación y consigue su máximo efecto a las 24 horas. Cuanto más tiempo permanezca el producto sobre la piel, más intenso será el efecto bronceador. Por eso, se recomienda aplicarlo antes de acostarse.
La coloración que se consigue con estos cosméticos dependerá del tipo de piel, de la composición del producto y de la frecuencia de aplicación. Será más o menos intensa según la cantidad de aminoácidos de la epidermis y de su PH. Las pieles secas, además, se autobroncean mejor que las grasas.
El tono también depende de la cantidad de DHA que incorpore el producto y del número de veces que se aplique. “Con un 3% de DHA se consigue un bronceado más suave, mientras que con un 5% se consigue un bronceado más tostado”, aclara Miguel Cánovas, del departamento de I+D del laboratorio farmacéutico Dermofarm, creador de productos cosméticos. “Si el tono logrado tras una primera aplicación nos parece muy claro, puede realizarse una segunda aplicación al cabo de ocho horas para obtener el color deseado”, matiza. Sin embargo, a partir de las primeras tres horas ya se puede observar el tono que va a quedar el la piel.
No ofrecen protección solar
Para realizar un uso adecuado de los autobronceadores es necesario tener en cuenta que no ofrecen una protección contra la luz ultravioleta y que la similitud entre la pigmentación que se consigue con estos productos y el moreno que proporcionan la exposición al sol o los baños de rayos UVA es meramente estética. Los autobronceadores actúan exclusivamente en la capa más externa de la piel, pigmentándola. El proceso no tiene nada que ver con el del verdadero bronceado, generado por la exposición al sol, que se produce en capas más profundas.
Cuando se toma el sol, los rayos ultravioleta atraviesan la capa superficial de la piel y estimulan la producción de melanina, un pigmento que se produce en la dermis, una capa celular profunda de la piel. De allí, se extiende a la epidermis, la capa inmediatamente superior. La melanina hace que la piel se oscurezca y adquiera una coloración más morena. Además, aumenta la protección de la piel frente a las radiaciones solares.
Los autobronceadores, en cambio, no mejoran la protección frente al sol, tal y como explica Rosa María Regueiro, de Sun Discount Web Com, firma dedicada al equipamiento de centros de bronceados: “con un autobronceador no consigues ningún tipo de protección solar; estas simplemente oxidando la capa más externa, pero no activas la melanina de ninguna manera: un bronceador es puramente cosmético”.
La pigmentación que se consigue con los autobronceadores es, además, menos duradera que la que ofrece la exposición al sol. Por el contrario, cuenta con la ventaja de esquivar los efectos nocivos que produce la luz ultravioleta, que van desde el envejecimiento prematuro de la piel hasta el cáncer de piel. Miguel Cánovas incide en este aspecto: “teniendo en cuenta que la cantidad de radiación solar que llega a la piel supera con frecuencia la capacidad defensiva de la misma, las ventajas que ofrecen los autobronceadores sobre los baños de sol es que permiten una coloración similar al bronceado pero sin el riesgo que conlleva la exposición solar.”
Esta característica ha hecho que los autobronceadores hayan dejado de estar orientados a quienes desean conseguir de forma rápida un tono de piel bronceado y se presenten como una opción interesante para un sector de la población con dificultades para ponerse moreno por otros medios: personas con un tipo de piel que no se broncea, con miedo a los efectos nocivos del sol o que no puedan recurrir a las cabinas de rayos UVA por padecer claustrofobia, por ejemplo.
Un producto inocuo
La aplicación de autobronceadores no requiere tomar precauciones especiales desde el punto de vista sanitario. Como sucede con cualquier otro cosmético, los usuarios deben vigilar la posibilidad de que aparezcan en la piel reacciones alérgicas a alguno de los componentes del producto
Los usuarios deben vigilar la posibilidad de que aparezcan en la piel reacciones alérgicas a alguno de los componentes del producto
José Luis Díaz Pérez explica que la posibilidad de que aparezcan alergias en algunas personas depende de la marca y de la composición; de los conservantes que utilicen y de si tiene alguna sustancia corroborante o estabilizante. “Hay cremas que incorporan conservantes que tienen porcentualmente más posibilidades de producir alergias que otros”, explica.
La dihidroxiacetona puede producir alergias a personas que se sensibilicen a esta sustancia, aunque, en cualquier caso, la posibilidad de que aparezca alguna reacción alérgica no es mayor que la que plantea cualquier otro producto cosmético.
Los autobronceadores pueden usarse en cualquier tipo de piel
Composición
La dihidroxiacetona no es el único componente de los autobronceadores. La DHA tiene un olor muy característico que, unido al tono anarajando que dejaban en la piel los primeros autobronceadores, propició que tuvieran un escaso éxito comercial en los inicios de este producto. En la actualidad, los fabricantes añaden a la fórmula un perfume adecuado que elimina el inconveniente del olor. Algunos fabricantes incorporan también sustancias colorantes con el fin de acelerar el efecto “bronceador” de la crema. Estos tintes sirven también para ofrecer a los usuarios una amplia gama de tonos de bronceado que van desde las coloraciones más claras a las más oscuras.
Además de la dihidroxiacetona, los perfumes y, en su caso, de los tintes, los autobronceadores incorporan otras sustancias que varían de unos fabricantes a otros. Las más comunes son las sustancias hidratantes, que se utilizan para contrarrestar la sequedad que producen estos productos, o las vitaminas A, D y E, para mejorar el aspecto de la piel. Las cremas autobronceadoras han seguido la tendencia mantenida en los últimos años por los fabricantes de cosméticos de combinar en uno solo varios productos cosméticos. Así, existen en el mercado cremas autobronceadoras que pueden usarse, además, como reafirmantes, anticelulíticos e, incluso, con efecto de retrasar el crecimiento del vello corporal
Existen en el mercado cremas autobronceadoras que pueden usarse, además, como reafirmantes, anticelulíticos e, incluso, con efecto de retrasar el crecimiento del vello corporal
Con la popularización de estos productos, se han multiplicado también sus formas de aplicación. Además de las tradicionales cremas, se puede encontrar autobronceador en forma de spray, de geles, de espumas o de toallitas, que pretenden mejorar el uso de estos productos. Algunos centros de belleza han incorporado tratamientos de aplicación de estos cosméticos por medio de aerógrafos, que posibilitan un reparto más homogéneo del autobronceador por todo el cuerpo, o por medio de duchas, que además permiten reducir el proceso a tan sólo seis segundos.