Estudios recientes revelan que el 8% de los niños no desayunan y que esa proporción se incrementa conforme aumenta su edad. Una afirmación que no debe pasar desapercibida para nadie, menos aún si se tiene en cuenta que el desayuno debe aportar el 25% de las calorías diarias. Los nutricionistas aseguran que aunque durante la noche descansemos, el cuerpo permanece en funcionamiento mediante la respiración o la circulación de la sangre, lo que explica que a la mañana siguiente haya que reponer fuerzas y llenar los depósitos de energía. Especialmente en la etapa escolar es importante que los niños tomen un desayuno completo, sin prisas, y que cubra todas sus necesidades nutricionales. De lo contrario perderán la concentración en el colegio, les resultará más difícil seguir el ritmo de sus compañeros y podrían, incluso, llegar a dormirse en clase.
Ventajas de un buen desayuno
El desayuno es una de las comidas más importantes y más olvidadas del día, ya que son pocos quienes desayunan de forma correcta. El hábito más común es tomar un café o comer una pequeña pieza de bollería, sin tener en cuenta que a pesar de haber dormido durante la noche el organismo ha continuado en funcionamiento y, por lo tanto, ha consumido una energía que hay que reponer. Margarita Pich, gastreoenteróloga pediátrica de la Clínica Teknon, afirma en este sentido que el desayuno “es importante toda la vida, no sólo en una etapa concreta”, y asegura que debe aportar el 25% de las calorías que el cuerpo humano necesita cada día, y que oscilan entre las 1.300 de un niño menor de tres años hasta las más de 2.000 de un adolescente. “Pero sobre todo -continua- es importante en los niños cuando se encuentran en la etapa de crecimiento”.
Según la Asociación Americana de Dietética, “el tipo de alimentos que los niños consumen en el desayuno puede afectar a su capacidad de aprendizaje y a su estado de salud”. Esto significa que cuando el niño se encuentra en la etapa de crecimiento, el colegio y las actividades extraescolares obligan a realiza una mayor actividad física e intelectual, por lo que un buen desayuno le ayuda a tener una mayor concentración en la escuela, mantener el control del peso y bajar los niveles de colesterol.
Fabricantes de importancia en el sector aseveran además que un desayuno equilibrado previene la irritabilidad y evita el picoteo y la ansiedad de comer a destiempo. Y es que desayunar de manera adecuada aporta al pequeño las necesidades nutricionales que su cuerpo necesita, sin olvidar que ayuda a seguir una dieta equilibrada, repartir mejor la ingesta de calorías a lo largo del día y reponer las casi 600 calorías que perdemos mientras dormimos. Por si fuera poco, éste se convierte en el momento del día en el que mayor cantidad de leche o derivados lácteos consumen los escolares. Uno de los mejores alimentos para completar la formación de sus dientes y huesos, ya que el calcio que obtiene el organismo le llega siempre procedente de la dieta y es la mejor prevención contra la osteoporosis.
En resumen, un buen desayuno tiene como principales ventajas:
- Recuperar la energía perdida por los niños después de dormir 10 ó 12 horas, sin ingerir ningún alimento.
- Contribuir al equilibrio alimentario y a una asimilación más regular y más eficaz de los nutrientes.
- Evitar el golpe de cansancio a media mañana, asegurar una buena forma y mejorar la atención y la eficacia en clase.
- Controlar el peso, gracias a una alimentación más equilibrada y regular.
¿Qué ocurre si no se desayuna correctamente?
“El niño que no desayuna o hace un desayuno pobre se arriesga a perder capacidad de atención en las primeras horas de clase, puede sufrir episodios de hipoglucemia o bajada del nivel de azúcar en sangre, obtiene peores resultados en las clases de cálculo e, incluso, puede llegar a dormirse”. Así explica el profesor Carlos Marina, de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Europea de Madrid, las consecuencias de no realizar esta comida como es debido. Unas características a las que la doctora Pich añade que los niños que no desayunan controlan menos su conducta, tienen peor actitud en la escuela, una menor concentración y les cuesta más el aprendizaje. “Por el contrario, un buen desayuno favorece un buen nivel de azúcar en sangre y mejora el rendimiento escolar“, insiste.
El estudio “EnKind” sobre ‘Hábitos Alimentarios de la Población Infantil y Juvenil española’ destaca que el 8% de los niños españoles acude al colegio sin haber desayunado, el 32% realiza un desayuno con pocas calorías y sólo el 26% realiza un desayuno completo. Según Marina, los niños que acuden al colegio tras ingerir poco o nada por la mañana son niños generalmente nerviosos e intranquilos, a los que los padres deben levantar antes para tranquilizarlos y disponer de más tiempo para desayunar. “Los niños deben levantarse mucho antes de la cama para que los padres desayunen con ellos, porque los niños son unos grandes imitadores y si los mayores no desayunan, ellos no desayunarán. Además, algunos niños no quieren desayunar porque no tienen apetito después de una cena copiosa, por lo que se puede intentar merendar mejor y hacer una cena más ligera, ya que a la noche el proceso de digestión es más lento”, recomienda Margarita Pich.
En concreto, la doctora explica que cenar mucho y no desayunar “puede alterar los ritmos de insulina” (lo que limita la capacidad de atención), por lo que recomienda como otra alternativa repartir el desayuno en dos comidas, una por la mañana y otra a media mañana. “Eso es fantástico para los niños y muy correcto. Menos cantidades y repartidas”, matiza. Una aclaración compartida por Carlos Marino, que aconseja, eso sí, consultar antes esta posibilidad con el pediatra, ya que “algunos colegios tienen establecido el horario de comida muy temprano, sobre las doce y media de la mañana, y al final es posible que el niño consuma más de lo debido”.
Al mismo tiempo, realizar un buen desayuno significa aumentar la ingesta de líquidos, tan necesarios para el correcto funcionamiento del organismo. Un vaso de leche o de zumo antes de ir a la escuela es indispensable para el pequeño, ya que no sólo le aporta el líquido que su cuerpo necesita sino que es también una buena oportunidad para ingerir vitaminas, minerales y fibra.
El desayuno ideal
La mayoría de expertos en pediatría y nutrición están de acuerdo: el desayuno ideal existe y debe estar compuesto por tres grupos de alimentos. El primero de estos grupos lo conforman la leche y los derivados lácteos (queso o yogur), que se completan con una pieza de fruta o un zumo, preferiblemente, natural, y una porción de cereales. En este sentido, la doctora Pich explica que la leche es un alimento importante en la etapa de crecimiento, pero no fundamental. “Existen otros productos derivados de la leche que son también perfectos para el desayuno, como un yogur. Por eso no es estrictamente necesario tomar leche, cualquier derivado lácteo puede aportar las mismas vitaminas”, agrega.
Por su parte, Carlos Marina opina que “el desayuno debe incluir un preparado lácteo con cereales y tostadas con mantequilla o mermelada”. En lo que coinciden ambos es en rechazar la bollería industrial como un buen desayuno. “Si el niño quiere bollería -advierte Marina-, puede comer bollería selecta, como un croissant o una magdalena”. A esto, Margarita Pich añade que también la bollería casera es una buena opción, como un bizcocho o una torta hecha en casa, con productos naturales. “Estos resultan estupendos para desayunar junto con un vaso de leche, pero no la bollería industrial, que es nefasta y contiene muchos saborizantes que pueden crear adicción, como la grasa de cerdo, que favorece además la obesidad y aporta poca fibra”, subraya Pich.
En definitiva, si se siguen estas recomendaciones, el niño conseguirá un desayuno equilibrado gracias a que:
- La leche y los derivados lácteos aportan calcio.
- La fruta y los zumos son una fuente de fibra y vitaminas.
- Los cereales contienen hidratos de carbono y proteínas.
“El desayuno ideal debe incluir una bebida para satisfacer las necesidades de líquido del organismo, cereales para cubrir la demanda de energía y un producto lácteo para aportar calcio. También pueden añadirse frutas para el aporte vitamínico, así como alimentos ricos en proteínas para el crecimiento y la reparación de los tejidos”, concretan los expertos aquí consultados.
A este respecto, la Agencia Española de Seguridad Alimentaría (AESA) recomienda que cada niño consuma al menos medio litro de leche diario
La Agencia Española de Seguridad Alimentaría (AESA) recomienda que cada niño consuma al menos medio litro de leche diario
Una última recomendación de la Clínica Teknon apuesta por que el desayuno sea:
- Energético: Debe aportar el 25% de las necesidades calóricas diarias a través de carbohidratos y azúcares, necesarios para el funcionamiento del cerebro y los músculos
- Formador: Debe incluir proteínas y calcio, fundamentales para el crecimiento
- Regulador: Debe contener vitaminas, minerales y fibra, sobre todo, a través del consumo de frutas.
- Variado: Debe tener un aspecto y sabor apetitoso, completo y equilibrado.