Seguridad alimentaria en China

El gobierno chino lanza una normativa especial para la supervisión de la seguridad de los alimentos
Por Maite Pelayo 1 de febrero de 2008
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Imagen: CONSUMER EROSKI

Alimentos para mascotas contaminados con melamina, pastas de dientes con aditivos tóxicos e incluso un jarabe adulterado con anticongelante han sido causa del fallecimiento de más de un centenar de personas en China, uno de los principales países exportadores del mundo, creando alarma internacional. La avalancha de críticas e incluso prohibiciones de importación que estos hechos desencadenan provoca la intervención del Gobierno chino, que sale al paso lanzando una agresiva campaña para mejorar la calidad de sus productos y la seguridad alimentaria.

Más control

Los recientes escándalos relacionados con los alimentos producidos en China han obligado al Gobierno de Pequín a aumentar los controles para tranquilizar tanto a los mercados extranjeros como a los consumidores chinos, cada vez más concienciados de la importancia de la seguridad de sus alimentos, y a recurrir a castigos ejemplares. Más del 60% de los encuestados en este país expresan preocupación por temas de seguridad alimentaria, una población extremadamente sensibilizada con el tema tras la interminable lista de alimentos contaminados: huevos de pato de yema roja adulterados con tintes industriales, pescados con sustancias cancerígenas, verduras con pesticidas desautorizados, caracoles infestados con parásitos o alimentos contaminados con bacterias patógenas. Debido a las dudas sobre la calidad de los productos que compran, los consumidores prefieren hacer sus compras en supermercados antes que en los mercadillos, pero ni siquiera así consolidan la confianza en sus productos.

Entre las medidas tomadas por el Gobierno se ha lanzado una normativa especial para la supervisión de la seguridad de sus alimentos y fármacos, que tiene como objetivo intensificar el control sobre los productores y los distribuidores de alimentos, un sistema de retirada de alimentos y la inclusión en el etiquetado de todos los productos alimentarios destinados a la exportación de una garantía de haber superado los controles de calidad y cuarentena.

Consumo en China

China fortalece los controles en alimentos durante los Juegos Olímpicos

El objetivo, además de intentar estandarizar la calidad de los productos y garantizar la seguridad alimentaria en todo el país, es ganar credibilidad internacional, especialmente de cara a los ya inminentes Juegos Olímpicos de Pequín 2008, que se celebrarán en el país y cuya fecha oficial de inauguración es el próximo 8 de agosto. Pequín pondrá en marcha un mecanismo de seguridad alimentaria durante los juegos internacionales, según su Oficina Municipal de Seguridad Alimentaria.

Se crea además el Centro de Comando de Seguridad Alimentaria Olímpico, centralizado para el trabajo en este campo que operará durante el período de los Juegos, emitiendo advertencias sobre riesgos alimentarios y encargándose de las emergencias relacionadas con los alimentos. El Centro será creado por este organismo con el apoyo del Comité Organizador de los JJOO 2008, así como el Centro de Comando de Seguridad Olímpica y personal de las principales sedes olímpicas del país.

El Gobierno chino se esmera en asegurar que todos los procedimientos (producción, procesado, empaquetado, almacenaje y transporte) relacionados con los alimentos olímpicos que serán consumidos por atletas, entrenadores, funcionarios y periodistas serán controlados con rigor. Los alimentos que se proporcionarán durante los JJOO serán clasificados en 345 grupos divididos en 10 categorías, y cada uno de ellos será verificado con base a los estándares técnicos específicos. Además, toda la información de este proceso se incorporará a una base de datos que permitirá a los supervisores hallar el origen de cualquier posible «incidente». Haya o no haya incidencias durante la celebración, se elaborarán informes diarios públicos con los datos más relevantes.

Castigos ejemplares

Castigos ejemplaresEl Gobierno chino, a través de la Administración General de Supervisión de Calidad, Inspección y Cuarentena de China (AQSIQ), insiste en que los problemas causados por algunas compañías puntuales no deberían manchar el nombre de lo fabricado en China, y remarca que se están realizando acciones efectivas para garantizar la seguridad. Las empresas relacionadas con los escándalos alimentarios de los últimos meses han perdido sus licencias y han sido clausuradas. Además, se ha publicado una «lista negra» de 14 compañías que estaban a punto de exportar alimentos que no cumplían con la normativa y que fueron «avergonzadas» públicamente a través de webs institucionales.

El Ejecutivo aseguró haber demolido las instalaciones de más de 2.800 productores de alimentos de mala calidad y cerrado 47.000 fábricas de alimentos que operaban de manera ilegal, así como 9.000 instalaciones de producción porcina y retirado de los comercios más de 20.000 toneladas de alimentos que no cumplían con los estándares de seguridad. Casos «aislados» ya el 99% de las exportaciones chinas de alimentos cumplen con los estándares sanitarios, según fuentes oficiales.

Además, y como medida para sacar a la luz estos núcleos de riesgo, se ofrecerán recompensas de más de 6.000 dólares para quienes informen de prácticas ilegales en la industria alimentaria, las recompensas serán cinco veces mayores que las que se ofrecían hasta ahora, y se garantizará el pago admitiendo, como novedad, las denuncias realizadas de forma anónima.

Pero el caso más dramático de castigo es la condena por corrupción y posterior ejecución del ex-responsable de la Administración Estatal de Alimentos y Medicamentos de China, el SFDA, tras comprobar que había recibido comisiones ilegales para la comercialización de medicinas falsas que ocasionaron víctimas mortales, así el Gobierno chino quiere demostrar que se toma en serio el tema y dejar claro a los funcionarios corruptos que con la seguridad alimentaria no se juega.

Lo que se dice

Uno de los grandes caballos de batalla del Gobierno chino son los medios de comunicación y sus filtraciones al extranjero. Los censores chinos han aumentado sus acciones de control sobre los medios de comunicación locales cuando éstos tratan de informar sobre noticias negativas, especialmente las relativas a seguridad alimentaria. Además, las autoridades critican a los medios extranjeros por exagerar estos problemas a la vez que están abiertos a la cooperación internacional. Y es que, aunque la seguridad alimentaria en China está mejorando, todavía es muy imperfecta, según manifiestan los propios responsables.

En plena campaña de «lavado de imagen» no pueden permitirse noticias sensacionalistas, como la desmentida recientemente sobre uno de los presuntos proveedores de vegetales del menú que se consumirá en los JJOO, que aseguraba regarlos con cerveza y leche para conseguir mejorar su valor nutritivo. Noticia que, aunque no atenta la seguridad de los productos, sí lo hace contra la imagen de rigor y seriedad que sobre su industria alimentaria quieren crear sus responsables, además de ser considerado por muchos como un despilfarro. Nada comparado con los más de 12 millones de dólares invertidos por el gobierno en 2006 en investigación de riesgos y seguridad alimentaria, una cifra del todo insuficiente para un país con más de 1.300 millones de habitantes, el más poblado del mundo, y el cuarto más grande en cuanto a extensión territorial.

Cooperaciones internacionales y legislación

Cooperaciones internacionales y legislaciónChina se enfrenta así a una ardua y larga tarea para mejorar la seguridad de sus alimentos, pero el único modo de conseguirlo es la cooperación mundial. Parece que a la campaña de consolidación de seguridad alimentaria en China le han salido muchos novios: EE.UU., la Unión Europea e incluso Japón son algunas de las potencias que se han ofrecido a tutelar el proceso de cambio de este gigante y que ya han dado pasos en este sentido. Tras acordar un marco inicial de cooperación con EE.UU. sobre importaciones y exportaciones de alimentos e intercambios de información, ambos países acordaron una estrecha colaboración en materia de seguridad alimentaria que incluye el apoyo técnico del país norteamericano para la adaptación de sus productos tanto a las exigencias de su mercado como a las necesidades de los consumidores estadounidenses.

Es el principio de un conjunto de reuniones y congresos internacionales organizados por el Gobierno y autoridades chinas en un intento más por demostrar que su empeño por alcanzar unos elevados estándares de seguridad alimentaria y posicionarse en el mercado mundial va en serio. Quizás lo que más transcienda es el Proyecto de Ley para garantizar la seguridad alimentaria y prevenir las enfermedades relacionadas con alimentos contaminados. El borrador de la ley ya ha sido enviado a una primera revisión por parte del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, el máximo órgano legislativo del país.

Seguridad total

En China cada año hay unos 300 millones de intoxicados, según cifras oficiales

En la actualidad, China tiene una ley reguladora sobre la higiene de los alimentos, aunque los expertos aseguran que está lejos de satisfacer las necesidades impuestas por la situación real. El borrador, que se basa sobre dicha ley, establece estrictos controles sobre las importaciones y exportaciones de alimentos. Según el proyecto, los alimentos importados deberán cumplir con los estándares de seguridad y etiquetado, mientras que los destinados a la exportación deberán corresponder a los requisitos de los países de destino y aprobar la revisión sanitaria de esos países.

El borrador propone un mecanismo para la evaluación de riesgos de la seguridad alimentaria para proporcionar una base clave para la constitución de estándares en este sentido y medidas de control de las enfermedades causadas por alimentos en mal estado. Además, y según se dice en el texto, se deberá establecer un sistema de supervisión de producción, procesamiento, envío, almacenamiento y comercialización de alimentos para asegurar que cada procedimiento esté bajo control.

El proyecto también establece que el sistema de etiquetado tiene que exigir a los fabricantes responsabilizarse de la especificación de los ingredientes, aditivos, fecha de vencimiento e instrucciones de uso en los manuales y envases. También se propone un sistema de retirada de productos para exigir a los fabricantes y distribuidores suspender la producción y venta y eliminar los productos en cuya calidad se descubran anomalías. Los alimentos retirados deberán ser destruidos o sometidos a tratamientos seguros, indica el proyecto.

El engranaje creado por el Gobierno Chino está ya en marcha, pero aún no se encuentra funcionando a pleno rendimiento, es el primer paso de un largo y difícil proceso. La seguridad alimentaria no se improvisa de un día para otro y menos en un país en el que, según cifras oficiales, hay cada año alrededor de 300 millones de intoxicados, más del 80% en centros escolares y, como asegura la publicación ‘Economic Review’, uno de cada cinco productos vendidos en sus mercados no cumple los estándares nacionales de calidad. A la espera de la inauguración de los JJOO Pequín 2008 este verano, comer en China podría seguir siendo un deporte de alto riesgo.

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