En una década, se ha pasado de hablar a chatear, de pensar a procesar, de borrar a resetear, de enlazar a linkar y de pulsar a hacer clic. El número de grandes y pequeños aparatos electrónicos se ha triplicado en los hogares en las últimas tres décadas. Utilizarlos de forma ecológica no sólo contribuirá a alargar su vida útil, sino también a reducir la factura de la electricidad. Por no hablar del medio ambiente, que agradecerá la reducción de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) causantes del cambio climático y el control de componentes tóxicos que contaminen la naturaleza.
Consejos para un uso más ecológico de la tecnología
La primera regla para utilizar la tecnología de forma ecológica es controlar el consumo y mantener encendidos los aparatos eléctricos sólo cuando se utilizan. Parece una obviedad, pero no lo es: los principales “vampiros” eléctricos, los dispositivos stand by, consumen energía las 24 horas del día, aunque el aparato en cuestión se mantenga apagado. Un informe del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley de Estados Unidos indica que acaparan el 10% del gasto eléctrico en los hogares estadounidenses. Otros estudios estiman que, según el número de dispositivos conectados, la factura doméstica puede aumentar entre un 5% y un 20%.
Los expertos en medio ambiente y nuevas tecnologías de EROSKI CONSUMER recomiendan desenchufar el cargador en cuanto el móvil se haya cargado, revisar que ningún aparato se quede en stand by (consumo en espera) antes de ir a la cama y seleccionar los modelos más respetuosos con el medio ambiente, es decir, aquellos que cuentan con sistemas de bajo consumo, los fabricados con materiales reciclados y reciclables, los que reducen el embalaje u otros que informan y promueven el reciclaje correcto de sus futuros residuos.
Gastos ínfimos sólo en apariencia
La opción stand by puede aumentar la factura doméstica entre un 5% y un 20%
Los aparatos recargables consumen buena parte de la energía que, en muchos casos, no se necesita. Una vez completada su carga, hay que retirar no sólo el aparato, sino también el cargador, ya que éste tiene un gasto residual. Según Nokia, si los 1.000 millones de usuarios que compran un móvil cada año desenchufasen sus cargadores de forma correcta, se podría ahorrar la electricidad que consumen 100.000 personas.
Las televisiones, cada vez más grandes, se hallan entre los aparatos que mayor consumo generan en el hogar. Los televisores de plasma requieren cuatro veces más electricidad que los convencionales de tubo catódico, y entre un 50% y un 70% más que los LCD. Por ello, la Unión Europea obligará a los fabricantes a limitar este alto consumo energético. De momento, los ciudadanos pueden contribuir a reducir el gasto con el encendido de la televisión sólo cuando se utilice y vigilar que el dispositivo no se quede en stand by.
Tampoco hay que olvidarse de los periféricos (impresoras, escáneres, etc.) que se deben mantener apagados salvo cuando se necesiten. La eficiencia con que consumen la energía es otro elemento que se debe valorar. El sello “Energy Star” certifica que el PC consume menos que otro de las mismas características sin esta etiqueta. La web Sust-it actualiza un listado de modelos con un menor consumo de energía y una menor producción de CO2.
La batería de los portátiles, y en general los ordenadores, consumirán menos si se siguen ciertos hábitos, como reducir el brillo del monitor, desconectar los dispositivos inalámbricos (Wi-Fi, bluetooth) si no se utilizan, desfragmentar el disco duro para que funcione mejor, utilizar programas sencillos, mantener el sistema limpio de programas espía, cuidar bien la batería, recurrir a un equipo multifunción que aúne impresora, fotocopiadora y escáner para reducir equipamientos y gasto en papel, etc.
Las tres erres, también con la tecnología
Los usuarios cotidianos de la tecnología deberían asumir la regla de las tres erres: reducir, reutilizar y reciclar. Para empezar, antes de comprar un nuevo modelo, conviene preguntarse si el cambio es necesario. La vida media de los aparatos electrónicos es más bien baja (la de los ordenadores apenas supera los cinco años y la de los móviles ronda los 18 meses). Su sustitución no viene motivada por una rotura sin remedio, sino porque ya no está preparado para integrar las últimas aplicaciones de un mercado vertiginoso o, simplemente, por un capricho.
Estos residuos no siempre se tratan de la forma adecuada, según denuncian instituciones como la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA), dependiente de la Unión Europea (UE), y ONG como Greenpeace. Sus responsables revelan el aumento en los últimos años del traslado ilegal de estos residuos a países en desarrollo con escasas o nulas medidas sanitarias o de control de la contaminación. Este fraude afecta a la salud y al medio ambiente de millones de personas en todo el mundo.
La vigencia de los ordenadores se puede prolongar si se actualizan algunos de sus componentes
La legislación europea obliga a los fabricantes de aparatos eléctricos y electrónicos a disponer de sistemas de recogida y reciclado de sus productos. La Unión Europea subvenciona el proyecto Tragamóvil, al que se han sumado otros dos, Ecopilas y Ecofimática, para el reciclaje de pilas y diversos aparatos electrónicos. Los consumidores también pueden depositar sus aparatos eléctricos para su correcto reciclaje en los “puntos limpios” (en Valencia llamados “Ecoparques” o “Areas de aportación”; en el País Vasco “Garbigunes”; y en Cataluña “Deixalleries”).
Aparatos «ecológicos»
No obstante, para que estos productos tecnológicos sean ecológicos, la industria debe incrementar el esfuerzo. Así lo asegura Greenpeace, que elabora una clasificación de empresas desde hace varios años para que mejoren sus productos y para que los consumidores lo tengan en cuenta en sus decisiones de compra. Los responsables de esta ONG reclaman productos sin sustancias químicas peligrosas y eficientes en su consumo energético, y que sean duraderos, reciclables y responsables, incluso cuando llegan al final de su vida útil y se transforman en residuos.