Entrevista

Salvador Vilaplana. Naturópata. Bellver (Lérida)

«La leche se valora más por lo que lleva que por lo que tiene»
Por Jordi Montaner 21 de septiembre de 2007
Img SalvadorVilaplana

Salvador Vilaplana, nacido y formado en una típica ciudad industrial, quiso hacer realidad el sueño de vivir en pleno contacto con la naturaleza, cerca de la montaña, en pleno Pirineo catalán. Se adoctrinó en el conocimiento y la práctica de las terapias naturales y abrió tienda y consulta en la localidad de Bellver. Pero la publicación de un artículo en el que advertía de los peligros de la leche de vaca en la revista Viure als Pirineus puso a los ganaderos de la zona en su contra.

En una comarca ganadera que vive tradicionalmente del sector lácteo, escribir un artículo así supone, valga la redundancia, un poco de «mala leche».

No estoy en contra de los ganaderos, ni de las vacas, ni de la leche. Me limito a apuntar en mi artículo algunas consideraciones que disponen de evidencia científica y que considero irrefutables. Puede haber quien no esté de acuerdo, pero nadie puede acusarme de mentir.

El sindicato Unió de Pagesos (UP) se ha apresurado a contestar su artículo con una nota en la que se reivindica el valor de este alimento.

Me acusan de no estar capacitado profesionalmente, lo que es un error. Mi titulación es fruto de tres años de estudios y, desde enero de este año, la Generalitat de Cataluña incluye al sector de las terapias naturales en el ámbito de la salud y certifica nuestras acreditaciones. En mi artículo me limitaba a recordar a los ganaderos que el hombre es el único mamífero que consume leche más allá del periodo lactante y que, por tanto, se trata de un consumo contra natura. Las vacas que cuidan los amigos ganaderos gozan de muy buena salud sin necesidad de consumir leche tras el destete. De igual forma, los hombres y mujeres podemos mantener una salud excelente sin necesidad de consumir leche de vaca.

¿Cree que se trata de una necesidad inventada? «La leche no es un alimento esencial en absoluto, pese a que hayamos comulgado con esta idea durante años»

En efecto, la leche no es un alimento esencial en absoluto, pese a que hayamos comulgado con esta idea durante años. La cuestión arrancó en los sesenta con la posibilidad de recolectar leche, almacenarla sin riesgos sanitarios y cubrir con ella algunos déficit nutritivos en determinados sectores de la población. Pronto se convirtió en un negocio, reforzado con la moda de los yogures, hasta el punto que las industrias lecheras acabaron copando todo el sector alimenticio. Hoy, sin embargo, la leche es más famosa por lo que lleva que por lo que es. Fibra, vitamina C, ácidos grasos omega-3, soja y tantos otros aditivos son los que la convierten en un simple vector de nutrientes. Para colmo, le quitamos la grasa que naturalmente lleva, de forma que lo que llega a nuestras casas empaquetado en un tetra-brick no tiene nada que ver con lo extraído de las ubres de las vacas. Además, la política europea y sus regulaciones han acabado dejando en vilo a nuestra ganadería lechera, y de esta crisis no tenemos ninguna culpa los homeópatas.

Cuénteme algo bueno de la leche.

En la sabana africana, los massai llevan siglos alimentándose casi exclusivamente de la leche y la sangre de sus reses, y su salud no se ve en absoluto comprometida por este hábito nutricional.

¿Lo ve?

En cambio, en los países occidentales, las curvas de aumento de enfermedades cardiovasculares y cánceres discurren casi paralelas a las de consumo de productos lácteos. No niego que el consumo de leche de vaca cubre un papel nutritivo importante en las etapas de crecimiento y más tarde en la tercera edad, pero fuera de estas etapas su utilidad es meramente accesoria.

Ahora déme un argumento para no beber leche de vaca.

Dejando a un lado las alergias, muchos pediatras saben que la leche de vaca estimula la secreción mucosa y recomiendan, o bien detener su consumo en niños muy constipados, o bien cambiar a leche de cabra, que no causa este efecto.

De todos modos, si la leche de vaca no es necesaria en la etapa adulta, la leche de soja que usted vende tampoco lo debería ser. «Las curvas de aumento de enfermedades cardiovasculares y cánceres discurren casi paralelas a las de consumo de productos lácteos»

Una persona sana no necesita leche de vaca ni de soja para seguir siéndolo. Sin embargo, una persona sedentaria, con sobrepeso, hipertensión o algún otro factor de riesgo cardiovascular, acostumbrada a beber leche en sus desayunos, hará bien en sustituir las proteínas de la leche de vaca por las de la soja. En China y Japón, donde el consumo de leche de vaca ha sido durante siglos una minúscula anécdota, la soja proporciona a hombres y mujeres una provisión proteíca de gran calidad sin riesgo cardiovascular ni canceroso. Por lo demás, frutos secos, cereales, quinua o sésamo aportan todo el calcio que necesitamos y algo más.

A la espera de una ley

Como Salvador Vilaplana, más de cinco mil profesionales encuadrados en una docena de disciplinas agrupadas bajo el término de «terapias naturales» aguardan un reconocimiento administrativo acorde con la confianza que les depositan miles de clientes. Al igual que los ganaderos, a los cuales Vilaplana subraya que no desea perjudicar, el sector de la homeopatía atraviesa la paradójica situación de un ámbito de consumo espléndido pero de una debilidad sectorial preocupante.

A comienzos de año, la Generalitat catalana aprobó un decreto de terapias naturales dirigido a los profesionales sin titulación universitaria, buscando el modo de acreditar sus conocimientos y certificar su valía profesional. Cinco meses después, sin embargo, y tras las airadas protestas de otros sectores sanitarios muy bien organizados como el de la farmacia, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña suspendió de forma cautelar los puntos de ese decreto relativos a la homeopatía. El Departamento de Salud catalán recurrió, pero los jueces decidieron reiterar la suspensión del núcleo de esta norma.

En el conjunto de España, las terapias naturales aguardan aún un ordenamiento jurídico y un reconocimiento profesional con el que la Administración pueda acreditar a sus prácticos ante la sociedad.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube