Este especialista mundial en cirugía de cabeza y cuello visitó Barcelona a propósito del III Congreso Bienal de la Sociedad Europea de Cirugía Endocrina y presentó una nueva técnica quirúrgica que permite reducir en un 40% el tiempo de las intervenciones tiroideas. El cáncer de tiroides es el tipo de neoplasia endocrina más frecuente, con una tasa de incidencia que ha aumentado en los últimos tiempos hasta situarse en torno a tres casos por cada 100.000 personas y año.
Se trata de una glándula ubicada en la parte delantera del cuello, por encima de la tráquea, que no se puede apreciar a la vista ni al tacto. Consta de dos lóbulos, como el cerebro, y está compuesta básicamente de dos tipos de células: foliculares y parafoliculares (también llamadas células C). Las células foliculares usan el yodo de la sangre para producir la hormona tiroidea, indispensable en la regulación del metabolismo.
Demasiada hormona tiroidea (hipertiroidismo) puede causar que una persona tenga palpitaciones aceleradas o irregulares, dificultad para dormir, intranquilidad, hambre, pérdida de peso o sofocos. Asimismo, un déficit (hipotiroidismo) causa que la persona actúe con lentitud de reflejos, se sienta cansada y gane peso. La cantidad de hormona tiroidea segregada por la tiroides es regulada por la glándula pituitaria, en la base del cerebro, produciendo una sustancia llamada hormona estimulante de tiroides (TSH). Por su parte, las células C producen calcitonina, una hormona que ayuda a regular los niveles de calcio en el organismo.
Además de las foliculares y parafoliculares, la tiroides alberga otras células menos comunes que se integran en el sistema inmune (linfocitos) o de función de apoyo (estromales), y cada tipo de célula genera diferentes tipos de cáncer. Las diferencias son importantes porque determinan la gravedad del cáncer y el tipo de tratamiento que se necesita.
Es el más común de los cánceres neuroendocrinos, pero la supervivencia a esta enfermedad es muy elevada y la cirugía ofrece perspectivas de curación en el 90% de los casos. En la mayoría de los pacientes, la patología se inicia a partir de un nódulo tiroideo que, por otra parte, aparece hasta en un 8% de la población adulta. No toda hiperplasia tiroidea es maligna. El bocio, por ejemplo, es un caso de benignidad. De hecho, la mayoría de los nódulos tiroideos son benignos, pero uno de cada 20 evoluciona a cáncer.
«La tasa de incidencia ha aumentado en los últimos años debido al uso de ecografías capaces de detectar nódulos más pequeños»
Las mujeres doblan a los hombres en todos los tumores neuroendocrinos. Sabemos también que la franja de edad comprendida entre los 25 y los 65 años es la de mayor riesgo y que las poblaciones con dietas caracterizadas por una falta de yodo se ven más expuestas a este tipo de tumores.
Los métodos de tratamiento contra el cáncer de tiroides incluyen tanto la cirugía como el tratamiento con yodo radiactivo, hormona tiroidea, radiación externa y quimioterapia.
El cáncer diferenciado de tiroides tiene dos variantes: el papilar (80% de los casos) y el folicular (20%). La cirugía, tratamiento principal para ambos tipos de cáncer diferenciado, puede que no sirva, tal vez, con los anaplásicos.
Porque el carcinoma anaplásico, o indiferenciado, tiene un pronóstico fatal incluso si se opera. Se trata de una forma muy rara (2% de todos los cánceres de tiroides) que se origina a partir de un cáncer papilar o folicular ya presente y que invade rápidamente el cuello de forma muy agresiva, se propaga luego a otras partes del cuerpo y es muy difícil de tratar.
La lucha contra el cáncer siempre es una contienda de buenas y malas noticias. El de tiroides es ciertamente uno de los cánceres que menos muerte causa. La supervivencia a cinco años para todos los casos es de casi 97%; no obstante, este tipo de cáncer se diferencia de los demás por afectar principalmente a personas jóvenes. Casi dos tercios de los casos son diagnosticados en población activa.
Se estima que la tasa de incidencia ha aumentado en los últimos años hasta situarse en torno a tres casos por cada 100.000 habitantes/año. Pero esto forma parte de las buenas noticias. La mayor parte de este aumento se debe a un incremento en el uso de ecografías capaces de detectar nódulos pequeños que de otra manera no hubiesen sido reconocidos sin esta prueba. Otra buena noticia es la comercialización de tijeras ultrasónicas.
Sí. Es un nuevo instrumento quirúrgico que permite realizar cirugías con mayor precisión, reducir el tiempo de la intervención y aumentar la seguridad de los pacientes.
Sí. El vaciamiento ganglionar del cuello es una de las principales técnicas que se utilizan en pacientes con cáncer de tiroides y, por primera vez, los cirujanos disponemos para ello de un sistema de corte y coagulación simultánea de tejidos blandos que funciona mediante ultrasonidos convirtiendo energía eléctrica en mecánica. Esta nueva herramienta viene a mejorar las condiciones en el campo de la cirugía endocrina y, más concretamente, en la tiroidea. Entre otras cosas, consigue reducir hasta un 40% el tiempo de las intervenciones quirúrgicas.
En cirugía de cabeza y cuello, la precisión y la rapidez de actuación son siempre cruciales. Aunque hasta ahora se ha utilizado las tijeras ultrasónicas principalmente en cirugía de tiroides, su uso va expandiéndose a la cirugía maxilofacial y otorrinolaringológica.
Los cirujanos plásticos están muy interesados en este instrumento, pero la medicina basada en la evidencia requiere de ensayos que apoyen el uso de una nueva técnica o instrumento en las mejores condiciones de seguridad y eficacia. Esto es algo que se ha hecho en cáncer de tiroides y operaciones otorrinolaringológicas y maxilofaciales, y queda aún por hacer en cirugía plástica.
En España, se realizan cada año unas 15.000 operaciones de tiroides, de las cuales una cuarta parte se lleva a cabo con tijeras ultrasónicas. Se trata de un nuevo instrumento quirúrgico diseñado por y para cirujanos que aporta numerosas ventajas tanto a los especialistas como a los pacientes. «En su validación clínica han participado más de 500 cirujanos de todo el mundo, aportando información muy valiosa sobre las principales dificultades que se encuentran en este tipo de intervenciones y sus necesidades», explica Nick Kroscher, director del producto (Harmonic Focus), elaborado en EE.UU. por Ethicon Endo-Surgery.
La tijera en cuestión permite al cirujano una mayor precisión (una disección más fina), ahorra tiempo en el quirófano, aumenta la versatilidad (un mismo instrumento corta, coagula y diseca el tejido) y resulta más cómoda gracias a su ergonomía. La nueva tijera ultrasónica «consigue un ahorro aún mayor de tiempo de la cirugía gracias a su multifuncionalidad, evitando el cambio de instrumentos durante el proceso quirúrgico, especialmente en los vaciamientos ganglionares cervicales», explica Kroscher.
Las ventajas para el paciente se resumen en una reducción del tiempo de anestesia, menos dolor y menos sangrado. Esto es posible gracias a que la nueva tijera coagula a temperaturas más bajas -100º C- que los sistemas de electrocirugía convencionales, que alcanzan hasta 300º C, consiguiendo reducir las lesiones térmicas producidas en los tejidos adyacentes a la zona del corte. Del mismo modo, las tijeras ultrasónicas proporcionan una mejor cicatrización.