Cada año se implantan cerca de 30.000 prótesis de rodilla y de cadera en España. De éstas, se infectan un 3%, cuyo diagnóstico es tardío y afecta a la zona donde se localizan estos implantes. Un nuevo método puede mejorar estas cifras y ayudar a aplicar el tratamiento más adecuado en cada caso gracias a un árbol de decisiones terapéuticas. Además, los propios pacientes con prótesis pueden colaborar para que el diagnóstico de una infección sea precoz si acuden al médico ante la mínima señal de alarma. Así lo explica José Luis del Pozo, médico adjunto del Servicio de Enfermedades Infecciosas de la Clínica Universitaria de Navarra (CUN) y uno de los autores de un trabajo publicado en la revista “The New England Journal of Medicine”. El estudio, que analiza estas mejoras diagnósticas y terapéuticas, es fruto del trabajo de este especialista durante su estancia de tres años en la Clínica Mayo de Estados Unidos.
Depende del tipo de prótesis. Las más frecuentes son las de rodilla y de cadera, cuya tasa de infección es del 3%. En cifras absolutas, se traduce en 900 casos de prótesis infectadas cada año en España.
En la cirugía del implante de prótesis, las bacterias que hay en la piel del paciente pueden penetrar y causar la infección. También es posible que una infección localizada en otra parte del organismo alcance la zona de la prótesis.
“Las personas deben saber que una prótesis tiene riesgo de infectarse cuando hay una infección en otra parte del organismo”
En general, sí. A menudo, los síntomas que provoca son inespecíficos. El paciente sólo tiene dolor y otras molestias poco concretas. Este dolor puede estar asociado a una infección o no.
Se localiza donde está la prótesis.
Son síntomas locales, como el enrojecimiento de la piel, calor y, aunque es poco habitual, estas infecciones pueden provocar fiebre. En ocasiones, causan fístulas, que es un conducto anormal que comunica la prótesis con la piel. Esto sucede porque el espacio articular infectado progresa hacia la superficie y abre una abertura. En estos casos, el diagnóstico de la infección es claro.
En su mayoría, se llega a él en el quirófano. Se recogen muestras del tejido alrededor de la prótesis y se cultivan para determinar la presencia de bacterias y, en concreto, qué bacteria causa la infección. Éste es un método claro de diagnóstico y permite detectar entre el 60% y el 65% de los casos. En el trabajo que hemos realizado, se propone que, en lugar de la muestra de tejido circundante, se cultive tejido protésico.
“Ante cualquier procedimiento médico o infección, el paciente debe advertir al médico de que porta una prótesis”
El problema de este tipo de infección es que las bacterias están adheridas a la prótesis y, si no se cultiva una muestra de ésta, a menudo, no se llega a un diagnóstico certero. Nuestro trabajo aboga por colocar la prótesis en un recipiente con líquido y someterla a ultrasonidos. De esta forma, las bacterias se separan, caen en el caldo de cultivo y se pueden llegar a diagnosticar entre el 85% y el 90% de los casos. También hemos propuesto un nuevo algoritmo terapéutico para decidir cuándo hay que aplicar un determinado tratamiento.
Se tendrían que unificar los criterios de tratamiento. Las infecciones se tratan de varias formas: primero con cirugía (con o sin reimplante) y después con antibióticos, y a la inversa; o sólo con antibióticos o cirugía. Todavía no está bien definido cuál es el mejor tratamiento en cada caso. Por eso, hemos realizado un algoritmo terapéutico, un esquema de instrucciones para decidir un tratamiento, que permite definir a los médicos, en las distintas situaciones clínicas en las que se encuentre el paciente, cuál es la opción más adecuada.
Analizamos al paciente y qué tipo de bacteria, prótesis e infección tiene (si es aguda o crónica). En función de los resultados, decidimos aplicar el tratamiento establecido. En el algoritmo terapéutico, se define cuál hay que utilizar en cada caso. Por ello, confiamos en que este método se generalice.
Deben saber que una prótesis tiene riesgo de infectarse cuando hay infección en otra parte del organismo, como puede ser una infección urinaria. Ante cualquier procedimiento médico, ya sea una extracción dentaria o una infección, el paciente debe advertir al médico de que porta una prótesis. Así se podrá tratar con antibióticos para evitar que ésta se infecte.
Para hacer un diagnóstico precoz de la infección, ante el enrojecimiento de la piel, dolor o calor local, deben contactar con el médico lo antes posible.
Las infecciones de prótesis son uno de los problemas más importantes asociados a estos dispositivos. El 3% se infectan cada año y el diagnóstico, que no siempre es sencillo, a menudo tarda. José Luis del Pozo explica que “las dos complicaciones más importantes relacionadas con la prótesis articular son la infección y la posibilidad de que se movilicen. El síntoma clínico más común en ambos casos es el dolor, que surge tanto si la prótesis se infecta como si se ha desplazado”. Éste es el motivo por el que se retrasa el diagnóstico, puesto que hay que discernir la causa.
Del Pozo afirma que con los nuevos métodos diagnósticos se ha aumentado su determinación “hasta en un 20%”, mientras que con el tratamiento adecuado la tasa de curación de las infecciones “es muy alta”. Junto con Robin Patel, doctora de la Clínica Mayo de Rochester (EE.UU.), ha analizado en qué consisten estos nuevos procedimientos diagnósticos y, a partir de los resultados, anima a que se generalicen en beneficio de los afectados.