Junto con constructoras e inmobiliarias, los bancos se sitúan en el epicentro de la crisis financiera y económica. En España no ha habido pérdidas millonarias ni nacionalizaciones, como en otros países. Pero lo cierto es que el sector vive una etapa de dificultades, de restricción del crédito, y tiene necesidad de conseguir liquidez, algo que afecta a numerosos ahorradores. Los usuarios de banca están preocupados, además, por cuanto pueda ocurrir con su entidad financiera, sobre todo en el ámbito de las cajas de ahorros. Juan Fernando Robles, director del Instituto Superior de Técnicas y Prácticas Bancarias, asegura que la restricción crediticia continuará y que la morosidad aún no ha tocado techo. Aconseja a los clientes pedir transparencia y costes más baratos.
En general, la calidad de servicio se resiente por la preocupación de las entidades en el ahorro de costes. No es que se atienda mal al cliente en ciertas operaciones de caja, sino que ni siquiera se le presta atención, ya que le envían a un cajero automático. Por otra parte, bancos y cajas tienen el privilegio de repercutir costes con escasa información al usuario, ya que disponen de su cuenta y de su dinero. Vivimos un momento en el que las autoridades están más preocupadas por otros aspectos, que por mejorar las prácticas bancarias con la clientela. Los bancos tienen mucho que mejorar.
Es evidente que hay, y habrá, diversas circunstancias que comprometen la liquidez del sistema financiero. A medida que la inflación mantenga su repunte, el Banco Central Europeo retirará liquidez y subirá los tipos de interés. Muchas entidades tienen vencimientos de emisiones de deuda que deben renovar o amortizar, y la morosidad crece poco a poco, así como el número de inmuebles que han adquirido para evitar la morosidad o por adjudicaciones hipotecarias. Este panorama hace que las entidades precisen aumentar su ahorro procedente de clientes, incluso si deben dar a cambio fuertes tipos de interés.
El ahorrador debe aprovechar todas las oportunidades del mercado, pero debe sopesar a qué tipo de entidad se dirige, porque algunas diseñan una oferta puntual para luego olvidarse y sobrecargar de comisiones y gastos al cliente que han captado. Lo importante es si la entidad a la que desea traspasar sus ahorros tiene una buena reputación de fidelización del cliente. En todo caso, debe presionar a su propia entidad para que remunere sus ahorros como la competencia.
“El ahorrador debe presionar a su propia entidad para que remunere sus ahorros como la competencia”
Conviene fijarse en varios aspectos: si dejan o no cautivo el dinero y a qué plazo, si exigen la compra de otros productos financieros y si tienen penalizaciones por retirar los fondos. Por supuesto, también hay que tener muy presente la rentabilidad y examinar con detenimiento las ofertas con rentas en especie, como regalos, para saber cuál es su verdadera valoración en el mercado.
Transparencia y economía en los costes, agilidad en la resolución de las solicitudes y que evite enviar tarjetas o vender productos que no se hayan solicitado. Hay que pedir lealtad y buen trato.
La restricción crediticia continúa y continuará, por lo menos, durante el próximo año. La razón es que el sistema financiero español no acaba de acometer, sobre todo las cajas de ahorros, la reestructuración que le permita recuperar su estabilidad para tener fondos disponibles para nuevos préstamos y créditos. También es cierto que la demanda de crédito ha disminuido por la recesión.
Es complicado predecir cuándo se normalizará la situación porque sobre el sistema financiero penden nuevas regulaciones que llevarán aparejadas unas mayores necesidades de capital para dar préstamos y créditos, lo que contribuye a la restricción crediticia. Además, la morosidad aún no ha tocado techo. Como numerosas entidades van a recortar mucho sus beneficios, es muy difícil que aumenten el crédito que conceden. Más bien al contrario: darán menos y serán más caros.
“Hay que pedir al banco transparencia y economía en los costes, agilidad, lealtad y buen trato”
Parece que el mercado de cajas de ahorros quedará concentrado en algo más de 20 al final del proceso. Partimos de 45, así que quedarán en torno a la mitad. Pero eso no es lo importante, sino aclarar si las autoridades están dispuestas a regular estas entidades y equipararlas a los bancos en casi toda su regulación, y si se evita su control por parte de las comunidades autónomas, uno de sus mayores lastres.
Cuantas menos entidades haya, la competencia entre ellas será menor y la clientela se enfrentará a un mercado más concentrado al final del proceso. Esto hará crecer los costes bancarios y restará oportunidades de financiación a las empresas. No obstante, la situación actual es insostenible y será el precio que se deba pagar por tener entidades más estables.
Es muy posible que otras tengan dificultades. Si no pérdidas, sí beneficios ridículos. La morosidad real de las cajas de ahorros al sumar los activos adjudicados (que proceden de operaciones morosas y no pueden hacerse líquidos en el corto plazo) y los riesgos en mora casi alcanzan el 10%.
Estarán mejor los grandes bancos, porque son menos locales y desarrollan un negocio más global. Recogen beneficios en países cuya economía no está tan afectada como en España.
“La fusión de las cajas hará crecer los costes bancarios y restará oportunidades de financiación a las empresas”
Todos los productos complejos deben explicarse de forma sencilla, pero realista. Las normas Mifid (la nueva directiva europea que afecta a los productos financieros) obligan a las entidades a proporcionar al ahorrador toda la información según su perfil y a advertirle de los riesgos inherentes a la operación.
Si un ahorrador suscribe un producto financiero complejo y sufre pérdidas inesperadas, la responsabilidad es en esencia de quien le ha asesorado mal. Es intolerable, además de un incumplimiento normativo, que una entidad financiera traslade riesgos a simples ahorradores o pequeños clientes sin la debida información. Un ejemplo son los “swaps” de tipos de interés que se vendieron de manera masiva durante 2007 y 2008 y que han hecho perder mucho dinero a clientes desinformados.