Con el desgaste y el paso del tiempo, los azulejos y baldosas empiezan a moverse y terminan por despegarse o romperse. En estos casos, es necesario despegar las piezas, levantarlas con cuidado para que no se rompan y volverlas a pegar o sustituirlas por otras.
Baldosas y azulejos flojos
Para retirar una baldosa o un azulejo se debe hacer palanca con un cuchillo, con un destornillador o con ambos a la vez, pero desde laterales enfrentados. Si la pieza se resiste, a la vez que se hace palanca, hay que aplicar una ventosa para levantarla.
Una vez retirada, se sumerge la baldosa en un recipiente con agua caliente para que se ablanden los restos de cemento que pueda tener adheridos. Transcurridas unas dos horas, se limpia con el filo de una espátula o una paleta y, a continuación, se retira cualquier resto que haya en la cavidad donde se colocará la baldosa.
Se retiran todos los fragmentos o el polvo causados por la extracción y se alisa la superficie hasta una profundidad que permita poner un nuevo mortero, de manera que al colocar la baldosa quede al mismo nivel que el resto. Éste debe ser fluido para permitir que la pieza se desplace en este hueco, donde se golpea de forma leve -en el centro y en los lados- con el mango de la paleta para que quede bien fijada. Por último, se vierte polvo de cemento seco en las junturas para rellenarlas.
En el caso de un azulejo, la operación es muy similar. Cuando la pieza y la cavidad están secas y limpias, se aplican cinco toques de cemento-cola instantáneo en la parte posterior del azulejo, se coloca y se mantiene apretado durante unos segundos hasta que la cola haya fraguado y la pieza se sostenga sola. Tras dejar pasar 24 horas, se rellenan las juntas con alguna masilla plástica para evitar filtraciones de humedad a través de las mismas, que provoquen que el azulejo se despegue de nuevo.
El principal problema cuando se rompe un azulejo o una baldosa es conseguir un recambio de diseño, tamaño, textura y color idénticos, sobre todo, si la pieza es antigua, ya que lo más probable es que ya no se fabrique.
Una solución muy sencilla si se rompe una baldosa o un azulejo en una zona visible o de tránsito es intercambiarla por una nueva
Si la nueva pieza es más pequeña que la cavidad, la solución está en rellenar más junturas. Si la baldosa o el azulejo es liso y de distinto color que el original, se puede pintar la pieza.
Otra opción es recomponer los fragmentos rotos. Esto sólo se puede hacer si la pieza se rompe en trozos limpios, sin astillas ni pérdidas de material. Tras quitar y limpiar los trozos de baldosa, se pegan entre sí con un adhesivo potente y, 24 horas después, se colocan de nuevo en su lugar.
Una solución muy sencilla si se rompe una baldosa o un azulejo en una zona visible o de tránsito es cambiarlo de lugar. Sólo hay que quitar uno que esté tapado por un mueble y colocar la pieza que se ha recompuesto u otra distinta en ese lugar.