En los últimos años la cerámica ha pasado de utilizarse sólo en cocinas y baños a decorar los suelos y paredes de otras estancias de la casa. A diferencia de la madera, la moqueta y otros materiales empleados como revestimiento, las materias primas que forman los pavimentos cerámicos -tierra y agua- componen un producto natural y de alta calidad, fácil de limpiar y mantener. La variedad de colores, acabados, tamaños y precios es amplia, pero el objetivo es el mismo: proteger las superficies.
Tipos de revestimientos
Los tipos de revestimientos cerámicos son numerosos. No obstante, se diferencian entre ellos por el material empleado para su composición, el acabado, las dimensiones, el espesor y la dureza.
Azulejo. Son piezas planas, de poco espesor, fabricadas con arcillas, sílice, fundentes, colorantes y otras materias primas. Este tipo de baldosa es muy resistente al agua y al paso del tiempo. Su textura es fina y homogénea, y de fácil mantenimiento. Está cubierto por un esmalte vitrificado que le aporta impermeabilidad y resistencia a los detergentes, a la abrasión, a los ácidos y al rayado. Aunque la oferta de colores y acabados es muy amplia, predominan los azulejos de formas cuadradas y rectangulares, que se pueden combinar con piezas complementarias como listones, tacos o cenefas. Su uso es muy adecuado como revestimiento de paredes interiores.
Gres porcelánico. Es la denominación generalizada de las baldosas cerámicas de muy baja absorción de agua, prensadas en seco y sometidas a una única cocción. Puede ser esmaltado o no, mate o brillante. En la cara exterior admite relieves decorativos o antideslizantes. Sus juntas son casi invisibles y crean una sensación de continuidad. Se puede utilizar tanto en interior como en exterior.
Gres rústico. De producción artesanal, a menudo no se esmalta y tiene colores cálidos. Las imperfecciones de sus caras y aristas acentúan su aspecto natural. Es similar al revestimiento de barro cocido, pero se diferencia por unas prestaciones mecánicas mayores. Sus formas predominantes son cuadradas y rectangulares, aunque también se pueden encontrar baldosas hexagonales y octogonales, además de una gran variedad de piezas complementarias, como molduras, cubrecantos, tiras o tacos, y especiales, entre las que destacan los peldaños, los rodapiés o los vierteaguas.
Barro cocido. Esta denominación engloba muchos productos de diferentes tamaños y características, pero todos se fabrican en pequeñas unidades productivas y con medios artesanales. Las piezas tienen un color terroso no uniforme y sus granos, poros e imperfecciones se aprecian a simple vista. Se utilizan, sobre todo, en casas de campo o para dotar de aspecto rústico a cualquier construcción. Los esmaltes de las piezas de barro cocido son más sensibles y delicados a la abrasión y desgaste superficial que los azulejos fabricados con procedimientos más avanzados. Dadas estas características, la cara vista de la pieza precisa un tratamiento de brillo e impermeabilidad.
Gresite. Estas piezas de gres esmaltado o vitrificado, también conocido como mosaico veneciano o venecita, tienen su origen en la cultura griega y romana. Su alta resistencia a la humedad, los cambios de temperatura y los productos químicos hacen que sea una buena opción para decorar baños, cocinas y exteriores. Además, su color se mantiene inalterable con el paso del tiempo y la exposición a la luz. Su pequeño formato (las piezas pueden medir desde 2×2 hasta 5×5 cm.) convierte al gresite en idóneo para superficies curvas, como columnas, o espacios difíciles. Como revestimiento se puede combinar con otros materiales para crear dibujos y murales.
De acuerdo a las nuevas tendencias y estilos, hay un tipo de cerámica para cada ambiente de la vivienda, tanto para el interior como para el exterior de la misma. No en vano, las posibilidades estéticas de este tipo de revestimientos dan lugar a espacios cálidos y con estilo. El brillo y la metalización de algunas piezas permiten jugar con la luz para crear efectos de profundidad, amplitud y movimiento. Otra ventaja es su gran resistencia a los cambios bruscos de temperatura y a los agentes químicos y biológicos, además de su incombustibilidad, que evita la propagación de incendios.
Los revestimientos cerámicos también se caracterizan por su facilidad de limpieza y su capacidad de preservación de la suciedad y de cualquier tipo de contaminación. Por otro lado, previenen la humedad y evitan el desarrollo de gérmenes y hongos.