Esta vitamina se incluye en el grupo de las vitaminas liposolubles; es decir, es soluble en grasas, por lo que puede almacenarse en nuestro organismo. En concreto, se almacena sobre todo en el hígado y también en el tejido adiposo, en especial, en la grasa subcutánea de manos y pies, por lo que se puede subsistir un tiempo sin su aporte sin desarrollar ningún signo de carencia o deficiencia.
¿Cuáles son sus funciones?
La vitamina A o retinol, contribuye al mantenimiento, crecimiento y reparación de las mucosas, piel y otros tejidos corporales. Así mismo, favorece la resistencia a las infecciones, es necesaria para el correcto desarrollo del sistema nervioso y para la visión nocturna e interviene en el crecimiento óseo. También participa en la producción de enzimas (sustancias de naturaleza proteica que catalizan o favorecen reacciones metabólicas propias de nuestro cuerpo) en el hígado y de hormonas sexuales y suprarrenales. El betacaroteno es un carotenoide que en nuestro organismo se transforma en vitamina A conforme este lo necesita, de ahí que también se le denomine «pro-vitamina A». Dicha sustancia, posee además una acción antioxidante.
¿En que alimentos abunda? La vitamina A, como tal, sólo está presente en los alimentos de origen animal, si bien en los vegetales se encuentra en forma de pro-vitamina (algunos carotenos). Fuentes alimentarias de vitamina A: hígado, grasas lácteas (mantequilla, nata), huevo (yema) y lácteos completos.
Fuentes alimentarias de betacaroteno
(cuando el organismo lo requiere, se transforman en vitamina A): verduras de color verde (espinacas, acedera…) o de coloración rojo-anaranjado-amarillento (zanahoria, paprika, etc.) y ciertas frutas (albaricoques, cerezas, melón y melocotón…).
¿Cómo se detecta su deficiencia?
El déficit severo, o lo que es lo mismo, las carencias prolongadas en la dieta de vitamina A, dan lugar a xeroftalmia; se producen lesiones oculares y pérdida de visión, reduciéndose en gran medida la capacidad del ojo para adaptarse a la oscuridad. Si no se soluciona a tiempo la carencia, la conjuntiva se seca y aparecen unos puntos blancos llamados puntos de Bitot, que pueden tratarse aportando dosis adecuadas de retinol. Sin embargo, si no se trata, la córnea acaba por volverse opaca, luego se seca, se hace líquida y sobreviene la ceguera. El déficit de vitamina A también se asocia a sequedad de la piel, afecciones de las mucosas y a un mayor riesgo de infecciones.
¿Cuales son las recomendaciones de consumo diario?
Las necesidades diarias de esta vitamina en los adultos son de 800 a 1000 microgramos al día y de 1300 en la mujer que da pecho. Para cubrir las recomendaciones basta con incluir en la dieta variedad de vegetales y grasas que son buena fuente de esta vitamina, de acuerdo a los criterios de dieta equilibrada.
¿En que situaciones puede resultar útil un suplemento?
El consumo abundante de alimentos ricos en vitamina A o de suplementos, se considera adecuado, siempre bajo la supervisión de un profesional, para aquellas personas que sufren a menudo de infecciones respiratorias o que padecen de problemas oculares o que tienen sequedad de la piel o acné.
Precauciones de consumo
El exceso de vitamina A no está exento de toxicidad, dado que dicha vitamina se acumula en nuestro organismo. La toxicidad se asocia a trastornos tales como alteraciones óseas, inflamaciones y hemorragias. Así mismo, en el embarazo, dosis excesivas de vitamina A pueden dar lugar a malformaciones en el feto, ya que la vitamina A está implicada en los procesos de división celular y crecimiento.