Una mesa extensible es una solución excelente para ocupar poco espacio con los muebles pero, a la vez, estar preparados cuando se desea organizar una comida o una cena, recibir a amigos, etc. Para elegir el mueble que se amolde a cada necesidad, habrá que tener en cuenta su tamaño, su forma y el mecanismo a través del cual se puede cambiar su dimensión y, de tal manera, ampliar su capacidad.
Lo primero que habrá que considerar es el tamaño del que se dispone en casa, en la estancia donde se ha pensado colocar la mesa extensible (por lo general, será en el comedor o en la cocina). No solo habrá que saber la superficie total, sino también la longitud y anchura. Mientras en un espacio alargado es probable que convenga una mesa alargada, en uno cuya forma se asemeje a un cuadrado, cabrá la posibilidad de colocar una mesa redonda.
A continuación, habrá que elegir el sistema de apertura más conveniente. Para determinarlo, hay que tener en cuenta dos factores: el cambio de una forma de la mesa a la otra ha de ser fácil de realizar y, en su posición extendida, el mueble debe ser resistente, ya que de otra manera se podrán ocasionar accidentes.
Sistemas de apertura de las mesas extensibles
En general, los sistemas de apertura se pueden dividir en dos grandes grupos.
Mesas abatibles o de alas. Por lo general, son rectangulares. Cuentan con una tabla en uno de sus extremos, bastante más pequeña que la tabla principal, a la cual se une mediante bisagras o goznes. En estos casos, basta con girar esa tabla adicional para que funcione como suplemento de la principal. Su resistencia se asegura por medio de escuadras que la sostienen.
Mesas con guías de correderas. El sistema es más complejo, ya que la tabla principal de la mesa está dividida en dos o más partes y estas se deben separar para que, desde debajo, pueda salir la superficie adicional. Esta a su vez está plegada cuando queda escondida en el bastidor. Al desplegarse, cada parte alcanza la altura de la tabla principal.
Hay modelos novedosos de mesas redondas extensibles, que pueden ampliar su tamaño sin perder su forma circular
Con este último sistema, hay mesas rectangulares pero también redondas, que quedan alargadas, con forma de pista de atletismo. Incluso hay modelos novedosos con este sistema que permiten ampliar una mesa redonda sin que pierda su forma circular: la tabla principal se divide en ocho «porciones», como si fuera una pizza; al llevarlas hacia fuera, permiten que de la parte inferior salgan las superficies adicionales (también ocho), que se despliegan y ocupan los huecos que las «porciones» han dejado.
Muebles que apenas ocupan lugar
En el grupo de las mesas abatibles, se incluyen las mesas en las que la tabla adicional, cuando no se usa, no queda horizontal y oculta, sino que permanece en suspensión en posición vertical. Para espacios muy pequeños, se puede recurrir a muebles que incluyen este sistema por partida doble, es decir, tiene tablas «adicionales» a ambos lados y, en los dos casos, quedan en posición vertical. La tabla principal sería apenas un rectángulo de unos 10 centímetros de ancho por entre 80 centímetros y 1 metro de largo. De esta forma, un mueble capaz de guardarse en un rincón sin apenas ocupar hueco se convierte en una amplia mesa -capaz de albergar a entre seis y ocho personas-, con apenas un par de movimientos.
Una variante del mismo sistema es la que se obtiene cuando la tabla que queda en suspensión en posición vertical se empotra en la pared. De este modo, se obtiene una mesa -sostenida por una escuadra que se apoya sobre la misma pared- que, cuando no se usa, se pliega sobre la pared y casi no ocupa espacio alguno.
No todas las mesas lo admiten, pero en muchos casos, es posible convertir en extensible una mesa que, en su versión original, carecía de esa capacidad. Para ello, habrá que conseguir una tabla cuya superficie y terminación sea igual a la principal, unos goznes -con sus correspondientes tornillos- y una escuadra. Será fundamental en cada caso calcular de manera correcta el tamaño de cada pieza, para que el conjunto adquiera seguridad. Si no se toman las medidas de precaución correspondientes, lo que en principio se piensa como una ayuda y un modo de facilitar la vida cotidiana puede convertirse en un dolor de cabeza.