La profesora María Puy Portillo es catedrática del departamento de Nutrición y Bromatología de la Facultad de Farmacia de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y miembro del CIBEROBN del Instituto de Salud Carlos III. Le preguntamos por nuestros hábitos alimentarios, el modo en que han impactado los meses de confinamiento por la covid-19 en ellos y cuáles son las cuestiones más relevantes en materia de salud y nutrición. “Adquirir buenos hábitos de alimentación durante la infancia también ayudará a que la población adulta esté más sana”, señala Portillo, quien desde 2018 preside la Sociedad Española de Nutrición (SEÑ).
¿Hemos descuidado nuestra alimentación en tiempos de la covid-19?
Algunos grupos de población sí han descuidado algo sus hábitos de alimentación, consumiendo en mayor medida alimentos procesados y productos de repostería elaborados en casa, y picando más entre horas, probablemente para aliviar el aburrimiento. Sin embargo, afortunadamente, una buena parte de la población ha aprovechado el confinamiento para mejorar sus hábitos.
¿Por ejemplo?
La Sociedad Española de Nutrición Comunitaria ha llevado a cabo un estudio para analizar los cambios en los hábitos alimentarios y en otros estilos de vida durante el periodo de confinamiento en un grupo de población en España. Los participantes en este estudio refieren cambios alimentarios en el periodo de confinamiento con tendencia hacia un mayor consumo de frutas, verduras, legumbres y pescados, y un menor consumo de productos de bollería, dulces, aperitivos salados, bebidas azucaradas y bebidas con alto contenido alcohólico. También se ha puesto en evidencia la práctica de cocinar en casa en mayor medida. Ha habido más tiempo para planificar la compra y la comida, para cocinar recetas saludables y también para elaborar recetas que conllevan más tiempo.
¿Ahora nos encontramos con más problemas de sobrepeso?
Esta etapa de confinamiento ha sido especialmente difícil y ha propiciado que una buena parte de nuestra población haya incrementado su peso corporal. Según la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), se estima que durante ese periodo el incremento de peso podría oscilar entre tres y cinco kilos de más por persona.
¿A qué se debe esto?
Las razones las encontramos en la reducción de la actividad física y en algunos casos, tal y como explicaba al comienzo, se debe a la adopción de patrones de alimentación poco saludables, en los que prácticas como el picoteo han podido incrementar considerablemente la ingesta de energía. Esto ha provocado la aparición o el empeoramiento de ciertos problemas como la resistencia a la insulina, la diabetes y la hipertensión, que son patologías frecuentemente asociadas al sobrepeso y la obesidad y que empeoran claramente con el sedentarismo y la mala alimentación.
¿Qué hay qué hacer para evitarlos?
Para reducir el sobrepeso y sus problemas asociados, lo más importante es tener un conjunto de hábitos saludables, no aislados. Tenemos que evitar el sedentarismo y realizar actividad siempre adaptada a la situación de cada persona. Es recomendable practicar, cinco veces por semana, 45 minutos de ejercicio aeróbico al día, como puede ser salir a caminar a buen paso o correr. En alimentación, debemos seguir una dieta saludable, como es la Dieta Mediterránea.
¿Ha aumentado el consumo de alcohol y de repostería?
Durante nuestro tiempo en casa, ha aumentado el consumo de alcohol en los hogares, según los índices de compra, probablemente debido en parte a que se ha sustituido el consumo en hostelería por el realizado en el hogar. Los españoles han trasladado al hogar el ocio que antes se hacía fuera de casa y han quedado de forma virtual con los amigos a tomar unas cañas o el aperitivo. En el caso de la repostería, al tener más tiempo libre, muchas personas han vuelto a cocinar en el hogar y se han preparado más postres; pero esto no implica que sea una tendencia que vayamos a continuar cuando regresemos a nuestra vida habitual, más que nada por la falta de tiempo en muchos casos.
¿Qué es lo que más le preocupa como experta en nutrición?
Que las personas que han aumentado su peso corporal durante el periodo de confinamiento, sobre todo si son personas que ya tenían un exceso de peso, no adopten hábitos de vida que les permitan perder los kilos ganados. Si los adoptan, significaría, por un lado, que los malos hábitos que han podido adquirir durante este periodo se han dejado a un lado, y también un menor riesgo de salud ante un nuevo brote en otoño, en caso de contraer el virus, ya que se ha demostrado que la obesidad es un importante factor de mal pronóstico.
Recomiéndeme una dieta sana. ¿Cuáles son los productos que nunca deberían faltar en nuestras despensas y neveras?
Una dieta sana es, por ejemplo, la Dieta Mediterránea, integrada por alimentos fáciles de conseguir en nuestro país. Así debemos priorizar el consumo de alimentos frescos y de temporada como frutas, verduras y hortalizas, que son fuentes interesantes de fibra, vitaminas y minerales, y que se pueden comer crudas, sobre todo en esta época del año. Las legumbres son también un alimento muy interesante. Es cierto que en verano, debido al calor, puede resultar más difícil incluirlas en nuestra dieta, pero también es verdad que en esta época del año podemos incluir las legumbres como ingrediente en las ensaladas. Es importante no olvidarnos de ingerir una cantidad adecuada de proteínas, para lo que los pescados, las aves y los huevos son una muy buena elección. También es conveniente asegurar la ingesta diaria de lácteos. Además, debemos prestar atención a las preparaciones culinarias, siendo al horno, al vapor, a la parrilla, a la plancha o en papillote las más indicadas, ya que no incrementan el aporte calórico de los alimentos.
En verano, con el calor, ¿cuáles son los alimentos antiinflamatorios?
Creo que no deberíamos etiquetar a los alimentos como antiinflamatorios, sino más bien decir que hay alimentos que contienen compuestos que, ingeridos en determinadas cantidades, pueden tener un efecto antiinflamatorio. Un ejemplo de ello son los pescados azules por su contenido en ácidos grasos omega 3 (DHA y EPA). Algunos de ellos son pescados propios de la temporada de verano como el bonito, las anchoas y las sardinas. Un nutriente que también puede ejercer efectos antiinflamatorios es la vitamina D, que se encuentra fundamentalmente en los pescados azules, así como en la leche entera y sus derivados como yogur y queso.
¿Por qué que debemos desterrar la tradición de la tapa compartida en el centro de la mesa y debemos siempre elegir tapas o pinchos individuales?
En las circunstancias actuales, tomar una ración de manera compartida, metiendo todos los comensales el tenedor en la misma ración después de habérnoslo llevado a la boca, no es lo más seguro. Aunque la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha indicado que no hay pruebas de que los alimentos sean una fuente o una vía de transmisión del SARS-CoV-2, todavía no sabemos mucho acerca de este nuevo virus y es mejor adoptar máximas precauciones para evitar el contagio. Así, se puede optar por el consumo de tapas o pinchos individuales y, en el caso de tomar una ración para compartir, es necesario que siempre tengamos nuestro plato individual y nos lo sirvamos allí con cubiertos independientes, antes de empezar a comer.
¿La práctica del deporte es complemento imprescindible de los hábitos saludables de alimentación?
Como decíamos, para reducir el sobrepeso y sus problemas asociados, lo más importante es tener un conjunto de hábitos saludables, no aislados, que incluyen alimentación y actividad física. Tenemos que evitar el sedentarismo y hacer algo de actividad, siempre adaptada a la situación de cada persona. La práctica regular de ejercicio físico no solo incrementa nuestro gasto energético, ayudándonos por tanto a regular nuestro peso corporal, sino que además ejerce efectos muy beneficiosos en el organismo para mantener una correcta presión arterial y una concentración adecuada de glucosa en sangre.
La gente joven quiere aprender a comer bien. ¿Es un fenómeno nuevo?
Según las encuestas, parece que las nuevas generaciones están preocupadas por seguir una alimentación más saludable, se preocupan por los etiquetados nutricionales, se informan más acerca de la calidad y los aportes nutricionales de los productos. Esto es una buena noticia ya que redundará en una mejor calidad de vida en el futuro, menos problemas de sobrepeso y una reducción del número de personas con enfermedades asociadas, como la diabetes o la hipertensión.
¿Comemos bien los españoles?
Tradicionalmente, nuestro patrón de alimentación ha sido el mediterráneo. Se ha demostrado científicamente que se trata de un patrón muy saludable, asociado a menores tasas de un gran número de patologías. Sin embargo, hay que saber que el patrón mediterráneo está sujeto a una serie de amenazas, como la influencia de patrones dietéticos de otros países —como el patrón norteamericano— o la falta de tiempo en nuestra vida cotidiana, que ejercen efectos negativos sobre él. No obstante, y pese a ello, sí podemos decir que en general en España una buena parte de la población come de manera saludable. De hecho, somos uno de los países más longevos del mundo, y en eso la alimentación tiene mucho que ver. Finalmente, si hablamos de comer bien refiriéndonos a aspectos gastronómicos, es claro que contamos con una gastronomía extraordinaria y variada, que representa uno de los pilares sobre los que se asienta el turismo.
¿Hasta qué punto es conveniente acudir a las conservas?
Lo ideal es incluir en nuestra dieta alimentos frescos y de temporada, ya que presentan una composición óptima en nutrientes y otros compuestos beneficiosos para la salud. No obstante, por diversas razones, esto no siempre es posible. Para esos casos, una opción pueden ser las conservas. En el caso de las personas que padecen hipertensión, hay que tener en cuenta que las conservas suelen aportar cantidades elevadas de sodio por lo que no resultan recomendables, salvo que sean conservas hiposódicas, diseñadas pensando en este colectivo poblacional.
¿Es vital la educación sobre alimentación en la infancia?
Efectivamente, lo es. Por una parte, una correcta educación sobre alimentación en la infancia conseguirá que los niños y niñas estén más sanos, evitando por ejemplo el sobrepeso y la obesidad, que hace unos años eran problemas de la edad adulta, pero que hoy en día afectan también al colectivo infantil. Además, adquirir buenos hábitos de alimentación durante la infancia también ayudará a que la población adulta esté más sana. Lo aprendido en la infancia y los hábitos adquiridos en esa etapa son difíciles de cambiar, por lo que la educación en esos años es vital para conseguir adultos con hábitos más saludables.
¿Por qué hay cosas que nos sientan bien y otras no?
En primer lugar, cuando una persona tiene una determinada enfermedad, hay algunos alimentos que no debe ingerir o que deben estar restringidos porque pueden afectarla de manera negativa. En esos casos es evidente que tomar esos alimentos nos va a sentar mal. Un ejemplo de ello sería tomar alimentos flatulentos, si se padece un problema inflamatorio en el colon, o tomar alimentos muy ricos en grasa, si se padecen problemas biliares. Otras veces, hay alimentos que pueden sentarnos mal sin que padezcamos ninguna enfermedad. Es el caso de alimentos o comidas que requieren de una digestión larga y compleja en personas de avanzada edad que, sin sufrir ninguna enfermedad digestiva, tienen ya, por su edad, una capacidad digestiva reducida.
¿Qué relación hay entre lo que comemos y las enfermedades que desarrollamos?
Existe una muy estrecha relación entre ambas cosas. Podemos decir que nuestra manera de enfermar viene marcada en gran medida por nuestra manera de comer. Son muchas las enfermedades frecuentes en nuestra sociedad que están relacionadas en su origen con malos hábitos de alimentación. Buenos ejemplos de ellos son la obesidad, la diabetes tipo 2 o las dislipemias (valores elevados de lípidos en sangre). También es importante señalar que a través de la dieta podemos ayudar a mejorar muchas enfermedades.
¿El mal aliento, las migrañas o la hinchazón abdominal pueden tener su origen en una mala digestión?
El mal aliento y la hinchazón abdominal, además de otras causas, pueden tener su origen en una mala digestión. La hinchazón abdominal también puede deberse a una intolerancia a ciertos compuestos de los alimentos, como por ejemplo la intolerancia a la lactosa. En cuanto a las migrañas, se sabe que hay alimentos que pueden favorecer su aparición, pero es importante buscar otras causas no dietéticas.