La lluvia y el sol son los principales enemigos de las ventanas de madera. Provocan que este material se contraiga y expanda, además de favorecer la aparición de moho y otros parásitos como la carcoma. Sin embargo, la madera es muy apreciada en construcciones antiguas o rústicas, por lo que conviene saber cómo asegurar su durabilidad y protegerla de las inclemencias del tiempo.
Sea cual sea el tipo de madera con el que están construidas las ventanas, es importante comprobar regularmente en qué estado se encuentra para garantizar su solidez y asegurar que mantengan estancas las estancias. Sólo así impedirán que pasen corrientes de aire o sonidos procedentes del exterior que los burletes no sean capaces de frenar.
Respecto a la pintura o barniz, además de una función meramente decorativa, ayuda a proteger la madera frente a las agresiones externas. Por ello, ha de renovarse para lograr una mejor protección de este material. No es necesario detectar imperfecciones para repintar la ventana. El mantenimiento ha de ser periódico, aunque cuando se registren fallos o sea necesario realizar cualquier arreglo, se podrán subsanar de manera sencilla.
En función del estado en que se encuentre la ventana, se puede arreglar sin retirarla de su ubicación original o retirándola. Si se opta por la segunda opción, hay que actuar con cuidado para no romper los cristales durante el proceso de restauración. Una vez retiradas las hojas, se comprueba el estado de las bisagras, se limpian y se engrasan, si fuera necesario.
Los trabajos de restauración afectan a las bisagras, los cristales y el marco de la ventana
A continuación, con la ayuda de una esponja se elimina la suciedad del resto de la ventana y, una vez seca, se retira la pintura antigua con una espátula. Esta tarea exige el máximo cuidado para no estropear la madera. Se puede emplear una lija de grano fino para igualar las zonas en las que la pintura esté levantada y aquellas en las que se encuentra en buen estado.
Por último, si la ventana presenta zonas abiertas o podridas habrá que repararlas con pasta de madera o masilla. Para ello, se rasca la zona afectada hasta llegar a la madera sana, se retiran el polvo y los restos que se produzcan durante esta operación, se limpia completamente la zona saneada y se aplica la pasta con una espátula.
Tras este último paso, la ventana estará lista para ser pintada de nuevo. Durante este trabajo, es conveniente colocar cinta de carrocero en las uniones de los cristales y la madera, ya que así se evitarán manchas en los vidrios.