Baños y cocinas son estancias especiales. La presencia de vapor de agua condiciona diferentes aspectos como el tipo de pintura que se debe utilizar o las luminarias que se pueden instalar. En este último caso, la Asociación Española de Fabricantes de Iluminación (Anfalum) recomienda emplear lámparas capaces de aguantar la humedad que se acumula en ambos espacios, así como los “vapores de aceites y grasas” habituales en la cocina.
La primera regla para adquirir una luminaria para la cocina o el baño es asegurar que lleva impreso el marcado N de AENOR o la marca única ENEC. Ambos símbolos certifican que el producto está diseñado de acuerdo a unas normas se seguridad que garantizan su calidad y, «como consecuencia, la seguridad en su utilización», recuerda Anfalum. Estas marcas deben aparecer de manera «clara e indeleble» sobre la luminaria, al igual que el marcado CE, que indica el cumplimiento de las directivas de Baja tensión y de Compatibilidad electromagnética.
Respecto a la normativa, los aparatos de luz que se instalen en cocinas y baños han de cumplir diferentes normas UNE, según el tipo de luminaria:
- Fijas de uso general. UNE EN 60598-2-1.
- Empotradas. UNE EN 60598-2-2.
- Con transformadores o convertidores incorporados para lámparas con filamento de volframio. UNE EN 60598-2-6.
Si una misma lámpara reúne dos características -es empotrada, con transformadores o convertidores-, ha de cumplir la normativa que se exige para cada una de ellas, ya que estas normas regulan los ensayos que verifican que las luminarias cumplen las reglas de seguridad exigidas.
Tipos
De acuerdo al tipo de luminaria, los requisitos varían. Así, las luminarias fijas para lámparas con filamento de volframio deben llevar marcada la potencia en vatios, un mensaje que exija la sustitución de la pantalla de vidrio (si tiene) en caso de fisuras, datos del fabricante, un borne de conexión para la puesta a tierra (en luminarias de Clase II, con doble aislamiento) y marcado IP relativo al grado de protección, entre otras cosas. Por su parte, las luminarias fijas para tubos fluorescentes han de contener la misma información, aunque, en su caso, el borne de conexión para la conexión a tierra se exige en luminarias de Clase I (para enchufes con toma de tierra).
Por último, cada luminaria ha de llevar unas aclaraciones adicionales, que se presentan por escrito y en un lenguaje «aceptado en el país donde se ha de instalar el producto». Estas aclaraciones indican el tipo de lámpara para el que la luminaria ha sido diseñada, un esquema de cableado -si no está preparada para conectarse directamente a la red-, instrucciones de montaje (cuando sea necesario) y la aptitud para uso interior.
Las luminarias empotradas para lámparas con filamento de volframio, además de cumplir las especificaciones para luminarias fijas, deben llevar un símbolo formado por una F dentro de un triángulo, cuando se puedan montar en superficies inflamables (como madera o tela), o el mismo símbolo con una barra en la parte superior, cuando se puedan recubrir con un material aislante térmico. Si sólo se pueden empotrar en superficies no inflamables (como yeso u hormigón) y se prohíbe cubrirlas con un material aislante, debe especificarse en la información adicional. Estas mismas normas sirven para las luminarias empotradas con transformadores o convertidores.
Las luminarias que se instalan en el cuarto de baño han de cumplir unos requisitos de fabricación aún más exigentes. Estos criterios varían según la zona de la estancia en la que se instalen las lámparas. El objetivo es evitar posibles accidentes debido a las condiciones especiales del baño, que no suelen darse en la cocina o en otras estancias. “En estos espacios (baños), las personas pueden estar con el cuerpo húmedo o mojado y/o descalzas”, precisa Anfalum.
En el baño, el tipo de luminaria y su grado de protección depende del volumen en el que se instale
En concreto, el tipo de luminaria y su grado de protección dependen de los volúmenes en que se divide el baño. Estos volúmenes van del 0 al 3, desde el espacio que ocupa la bañera o ducha -donde se concentra una mayor cantidad de vapor de agua y, por tanto, la luminaria ha de ser completamente estanca- hasta la superficie total de la estancia. Ni los falsos techos ni las mamparas afectan a la delimitación de los volúmenes.
Las luminarias que se colocan en la cocina han de seguir las reglas que, con carácter general, están prescritas para los diferentes tipos. Además, en el caso de que las luces se coloquen en el interior de un armario, éstas deberán accionarse mediante un interruptor conectado a la puerta. De esta manera, cuando la puerta se cierre, la luz se apagará automáticamente y se evitarán temperaturas excesivas en un espacio cerrado.