La Universidad de Alicante (UA) ha planteado recientemente un debate sobre la sustitución de productos químicos para el control de plagas y enfermedades en plantas por un control biológico, basado en enemigos naturales de las enfermedades.
Según Luis Vicente López, catedrático del Laboratorio de Fitopatología de la UA, el control biológico es más lento que el químico, y la cuestión de fondo es tratar de convivir con las plagas y enfermedades a niveles que no supongan un problema económico y que no impliquen daño para el medio ambiente.
Barbara Schulz, del Instituto de Microbiología de la Universidad Politécnica de Braunschweig, en Alemania, ofrece ejemplos del uso de hongos para el control de malas hierbas. Éstos colonizan la planta y la protegen del ataque de otros hongos, e incluso la fortalecen para tolerar situaciones extremas, como los suelos pobres.
Por su parte, López investiga en su laboratorio cómo sustituir el bromuro de metilo, aplicado a las plantaciones hortofrutícolas para combatir algunos patógenos, por hongos nematófagos, informa la UA.