Los radiadores decorativos se caracterizan por diseños vanguardistas alejados de las formas tradicionales. Los acabados curvilíneos y helicoidales crean nuevos aparatos con las mismas cualidades caloríficas que el resto, pero con un valor decorativo inusual en los calefactores. Ya no se buscan lugares discretos para instalar los radiadores, sino que son tratados como auténticas esculturas que se colocan a la vista.
El diseño tradicional de los radiadores ha experimentado una revolucionaria transformación en los últimos años. Las formas se rigen ahora por criterios funcionales, pero también estéticos. Los modelos blancos de líneas rectas compiten con acabados imposibles, curvilíneos o helicoidales, que llegan a camuflarse en las paredes, como un elemento más de la decoración del hogar.
Su valor decorativo los convierte en una pieza de exhibición, que ocupa un lugar preferente en la pared
Estos modelos son capaces de aportar calor, igual que los radiadores tradicionales de gasóleo, electricidad o gas, por lo que su principal virtud radica en el valor decorativo. Ya no se busca ocultarlos detrás de una puerta o en un lugar discreto, sino que ahora se lleva lucirlos. Son piezas de exhibición, firmadas por diseñadores y que ocupan un lugar preferente en la pared.
Hay modelos diseñados para integrarse plenamente en el espacio, como la línea Immagina, de Irsap. Estos radiadores se adaptan a la forma y al contorno de las paredes hasta llegar a mimetizarse gracias a una pintura especial que remata el radiador del mismo color que el entorno. Otros modelos desafían a la gravedad con formas suspendidas en el aire o permiten utilizar el radiador de toallero o estantería, «convirtiéndose en una auténtica escultura en la pared», aseguran en Irsap.
Las formas caprichosas permiten calefactores inspirados en estructuras de doble hélice, con líneas perfectamente pulidas y vanguardistas. Son nuevas propuestas que confieren un estilo muy personal al hogar, sin perder las cualidades caloríficas de los radiadores. Estos diseños son fáciles de limpiar y, gracias a su verticalidad, apenas ocupan espacio. No obstante, aunque algunos modelos están disponibles en diferentes alturas, anchuras y potencias para adaptarse a las necesidades de cada estancia, otros pueden ser modelos únicos. Conviene asegurarse de que las medidas son óptimas para distribuir calor por toda la habitación.
Por otro lado, algunos de estos nuevos modelos funcionan conectados a la corriente eléctrica. Por ello, no está de más interesarse por cuál es su gasto energético para evitar sustos en el recibo de la luz. Sólo algunos calefactores incorporan sistemas con un consumo de energía racional, mediante la programación de temperaturas diferenciadas en horarios y estancias distintas.
El control de temperaturas de los emisores analógicos de Ducasa se realiza manipulando la rueda de selección de temperaturas, mientras que en los emisores digitales se pueden programar diferentes horarios y diferentes temperaturas en cada uno de los emisores térmicos de la vivienda. «Son ideales para viviendas habituales con poco uso diurno, segundas residencias y oficinas con despachos individuales», explican en Ducasa. Esta empresa comercializa la serie EM Plus, que incorpora un ionizador capaz de desprender iones que «producen relajación y reducen el estrés».
El aluminio, el acero inoxidable y el hierro fundido son los materiales preferidos
En cuanto a los materiales, el aluminio, el acero inoxidable y el hierro fundido son los preferidos de los diseñadores. Materiales de gran durabilidad, que resisten el paso del tiempo y combinan con la mayoría de los colores. En el caso del acero, además, se emplea para colocar en forma de paneles con diseños extraplanos que maximizan el espacio. Los radiadores de hierro fundido son ideales para ambientes rústicos y optimizan el consumo de energía al transmitir calor incluso tiempo después de apagarlos.
Para que los radiadores se mantengan en buen estado, es necesario limpiarlos con frecuencia. Hay que eliminar el polvo, la pelusa y la grasa que se acumula sobre ellos y en su interior. En este sentido, resulta muy práctico utilizar un cepillo cilíndrico para limpiar las paredes internas de los elementos del radiador. Si se emplea agua, es preferible pulverizarla sobre el aparato, dejar escurrir y sacar brillo con un paño seco.
Otra opción para que los radiadores mantengan un buen aspecto es pintarlos. En este caso, si los radiadores son de aluminio, hay que utilizar previamente un producto fijador especial para estas superficies, ya que la adherencia es difícil. Además, hay que tener en cuenta que se debe pintar siempre cuando el radiador esté frío.