La colitis ulcerosa afecta a la mucosa del intestino grueso. El proceso puede presentarse sólo en la parte final del intestino, llamado recto, o bien a lo largo de todo el intestino grueso. Por lo general, la afectación comienza en el recto y se va extendiendo de forma continua por el resto del intestino grueso. Los principales síntomas son dolor abdominal, diarrea, sangrado intestinal y fiebre.
Riesgo de malnutriciónMuchas de las personas que padecen colitis ulcerosa están malnutridas a causa de la propia enfermedad. La inflamación del tubo digestivo, la fiebre y la medicación, hacen que el gasto energético individual aumente, por lo que deberían incrementarse las calorías de la dieta. Además es importante tener en cuenta que puede haber una pérdida extra de nutrientes como consecuencia de la malabsorción, que dependiendo de la localización y la extensión de la enfermedad puede producir carencias de ciertas vitaminas y minerales. Es posible que surjan complicaciones como infecciones, fístulas (conexiones anormales que en el caso de la colitis ulcerosa se dan entre dos asas intentinales o entre el intestino y la piel), etc., en cuyo caso es imprescindible reponer las pérdidas de energía y nutrientes para conseguir una rápida recuperación.
Asimismo, existen condicionantes personales que aunque son susceptibles de ser modificados, pueden empeorar el estado nutricional del enfermo; como la pérdida de apetito, el consumo insuficiente de alimentos, las intolerancias alimentarias y la negación a consumir ciertos alimentos por temor a que aparezcan síntomas, entre otros.
Objetivos del tratamiento dietéticoEl tratamiento dietético en una persona que sufre colitis ulcerosa es de gran importancia, ya que un buen estado nutritivo hace que mejoren las defensas del organismo, la tolerancia a la medicación (en ciertos casos permite reducir la dosis de corticoides), la cicatrización de las posibles úlceras y heridas quirúrgicas y posibilita que los síntomas de la enfermedad no se agraven, además de restablecer la función del intestino tras un brote agudo.
La importancia de una dieta personalizadaA la hora de elaborar una dieta para una persona que padece una colitis ulcerosa, conviene llevar a cabo una valoración nutricional previa y realizar un planteamiento dietético individualizado, ya que cada persona es diferente y por tanto no se pueden establecer pautas que sirvan para todas las personas que padecen la enfermedad. Además, hay que tener en cuenta la importancia de la educación nutricional, que va a hacer posible que el enfermo pueda confeccionar su propia dieta, de modo que adquiera mayor autonomía a la hora de adecuarla a distintas situaciones.
Ausencia de síntomas En los periodos de latencia de la enfermedad, es decir cuando no hay síntomas manifiestos, el enfermo ha de llevar a cabo una alimentación equilibrada, que incluya variedad de alimentos en unas proporciones adecuadas, con el fin de mantener un buen estado de salud y bienestar. Si bien, pueden existir alimentos que no se toleren bien o que se relacionen con la aparición de síntomas. En este caso se puede seguir bajo asesoramiento dietético, una dieta de exclusión, en la que se eliminen aquellos alimentos que claramente puedan provocar molestias en el enfermo como dolor o diarrea. Para ello es importante no excluir ningún alimento de la dieta sin un ensayo correcto, basado en una valoración de una pequeña cantidad del alimento sospechoso para conocer la tolerancia y probarlo varios días que no sean consecutivos, ya que pueden confluir diversas causas que enmascaren la tolerancia real al alimento.
Si el alimento excluido es indispensable en la dieta, se ha de buscar un sustituto de valor nutritivo semejante, por ejemplo si la leche no se tolera bien se puede cambiar por derivados lácteos (yogur, queso, cuajada….) o batido de soja. Si es un alimento del que se consumen otros de su mismo grupo, no hay por que preocuparse; no es necesario tomar todas las legumbres, ni todas las verduras… No obstante, se recomienda cocinar el alimento de diferentes modos y/o intentar introducirlo de nuevo al cabo de un tiempo para comprobar si persiste la intolerancia.
Tras un brote
La colitis ulcerosa suele cursar en forma de brotes, en los que se presentan diferentes síntomas como eliminación de sangre y/o moco con las heces, diarrea y dolor abdominal. Para que estos síntomas no se agraven conviene llevar a cabo una alimentación en la que se excluyan los alimentos ricos en fibra como cereales integrales, verduras, frutas, frutos secos; y los alimentos flatulentos como es el caso de las legumbres. Es importante también llevar a cabo una dieta pobre en grasa, para lo que habrá que evitar alimentos fritos o rebozados, guisos y estofados grasos, salsas con exceso de grasa, así como productos de pastelería y bollería. Es importante tener en cuenta que la dieta ha de estar exenta de lactosa en aquellos enfermos que presenten intolerancia a este azúcar de la leche, por lo tanto será necesario evitar alimentos como la leche, los helados, el requesón o la mantequilla. A medida que los síntomas del brote vayan remitiendo, se podrán ir introduciendo nuevos alimentos.
Además, conviene no olvidar la importancia de mantener un adecuado equilibrio de líquidos y electrolitos para evitar la deshidratación que puede causar la fiebre o la diarrea, mediante la administración de sueros de hidratación oral, caldos, sopas, infusiones, agua de limón, agua de arroz o zumos colados de frutas no ácidas.
Llevar a cabo una alimentación adecuada, variada dentro de lo posible y gastronómicamente aceptable, no sólo es beneficioso frente a la enfermedad sino que también contribuye al bienestar físico y mental de la persona, es decir, mejora su calidad de vida.