Los videojuegos, la televisión e Internet ocupan cada día más tiempo del ocio infantil. Pero las horas que los pequeños pasan frente al televisor u ordenador pueden pasarles factura. En el congreso de la Sociedad Valenciana de Pediatría, que se ha venido celebrando estos días en el Centro Municipal de Congresos de Elche (Alicante), se puso de manifiesto que la falta de ejercicio físico y el sedentarismo se están convirtiendo en una de las principales causas de obesidad infantil.
Esta circunstancia, junto a una inadecuada alimentación, en la que predominen las grasas y la bollería industrial, puede ser desencadenante de esta patología, que también cuenta con un componente genético, que influye en el 80% de los casos.
La enfermedad se puede manifestar a partir de los 3 ó 4 años, según el profesor Borrajo, de la Facultad de Medicina de Murcia, quien destacó en su ponencia de ayer que éste es un problema «presente y futuro».
Agregó que si la obesidad infantil tiene casi todas las garantías de perpetuarse en el adulto, la que aparece en la adolescencia es determinante para que se padezca en la edad adulta. Es en este tramo de la vida cuando, en estos casos, aparece el denominado Síndrome X: hipertensión, diabetes, hiperlipemia y la gota.
Borrajo resaltó que es «descorazonador» tener que tratar esta patología en niños, puesto que la única fórmula para erradicarla es imponer una dieta y ejercicio físico. «Poner a un niño a dieta y lograr que deje de comer ciertos alimentos es muy difícil», aseveró. Para prevenir estas enfermedades, el profesor insistió en la importancia de comer sano, tomando como ejemplo la dieta mediterránea, en la que predominen las frutas y verduras, y evitar el sedentarismo.
Sobre el tratamiento farmacológico para los casos de obesidad infantil, apuntó que desde hace unos años se están estudiando nuevas moléculas por parte de la industria del sector para diseñar medicamentos más efectivos. En la actualidad, existen algunos en el mercado, pero sus efectos secundarios llevan a los pediatras a prescribirlos en escasas ocasiones.
Borrajo estimó que la comercialización de nuevos fármacos sin contraindicaciones podría darse en un plazo de ocho años. Recordó que en casos de obesidad mórbida, los más graves, que se dan en adultos, la única solución es pasar por quirófano.
Los tratamientos de control de la pubertad fue otro de los temas que salió a colación durante este congreso, que concluyó ayer. El doctor Pastor, del servicio de Pediatría del Hospital Vega Baja de Alicante, destacó al respecto la importancia de vigilar este desarrollo, sobre todo en las niñas.
Concretó que, por parte médica, cuando este periodo se retrase es preciso ofrecer un tratamiento para evitar que en la edad adulta puedan aparecer problemas de huesos como la osteoporosis o fracturas de cadera. El 50% del calcio de los huesos se forma en la pubertad, según el médico.
La edad de la pubertad se ha estabilizado en la última década, situándose para las niñas en los 12 años. A principios del siglo XX aparecía a los 18, pero la mejora de la alimentación, unido a otros factores ambientales, ha permitido que se llegue a la edad idónea.