Desde hace unos años, la oferta de turrones y otros dulces sin azúcar (mazapanes, bombones, chocolates, etc.) ocupa un lugar destacado en las estanterías de tiendas y mercados. Son muchas las personas que por problemas de salud, diabetes y obesidad, principalmente, recurren a este tipo de productos, al considerarlos más adecuados. La industria alimentaria responde ante esta demanda y año tras año crea nuevas variedades de productos acompañadas del mensaje «con fructosa» o «sin azúcar añadido».
Sin azúcar, pero no «sin calorías»
Muchos de los consumidores que leen en el envase que un producto no lleva azúcar añadido, creen que se trata de un producto que tiene menos calorías. La realidad es que esto no siempre es así, y por ello resulta fundamental leer la lista de ingredientes.
Si el azúcar que se utiliza como ingrediente se sustituye por edulcorantes sin calorías (sacarina, aspartame, ciclamato, acesulfame) o edulcorantes del tipo polioles o azúcares alcohol (sorbitol, maltitol, xilitol…), el producto resultante aporta menos calorías. Esto no ocurre si el producto lleva fructosa en lugar de sacarosa (azúcar común). La fructosa es un edulcorante que ofrece una ventaja para las personas diabéticas, ya que no da lugar a hiperglucemias tan acusadas como las producidas por el azúcar común. Esto explica que quienes tienen diabetes puedan consumir dulces u otros alimentos con fructosa, siempre y cuando moderen la cantidad y no tomen este tipo de productos con frecuencia. No obstante, la fructosa aporta las mismas calorías que la sacarosa, y por tanto, los turrones u otros dulces típicos navideños con fructosa tienen las mismas calorías, o incluso más que si llevaran sacarosa. Esta es la razón por la cual los productos con fructosa no estén aconsejados en caso de exceso de peso.